En estos días leí en este mismo diario una noticia que no deja de llamar la atención: “El reloj marcaba las nueve y cuarenta y cinco de la mañana y la lista iba por 187 personas anotadas. Como si fuera un artículo de primera necesidad, la gente se agolpó en la entra del Gran Abastos Bicentenario de la Urbina para comprar un televisor de pantalla plana a un precio 100% por debajo del mercado capitalista.
Un hombre que se identificó como periodista mexicano increpó al reportero gráfico Miguel Romero, sobre la importancia de ese acto: [La gente se organizó para poder comprar un televisor de alta tecnología y compartir con su familia. Dígale al gerente de la tienda que ese colectivo organizado, le están facilitando el trabajo al personal del establecimiento. Es una muestra de conciencia]”
Este pueblo venezolano ha sido sometido por los medios de comunicación (inclusive las vallas publicitarias), durante 50 años, a la más salvaje campaña publicitaria para que consuma sin conciencia, porque definitivamente el consumismo es un acto irracional, que responde a un reflejo condicionado y es la esencia del capitalismo.
Por ello que difícil y desconcertante debe ser para el Líder de la Revolución Bolivariana (que con amor, justicia social y dignidad le ha dado ingresos a quien nunca supo lo que era una ayuda económica, sueldo, salario pensión, etc.) hablarle a un Pueblo en tiempo de aguinaldos y utilidades que hay que tomar conciencia sobre el consumismo, cuando este pueblo estuvo 45 años harto de no consumir.
Hay temas que tienen un tiempo y un espacio, que por su complejidad deben ser abordados por campañas institucionales e impersonales.
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