No vamos a usar estas líneas para hacer lo mismo que esos pobres diablos que festejaron y lanzaron vítores por la muerte de Willìam Lara, Luis Tascón y las gemelas de Andrés Izarra. No, no vamos a restregar en su lodo de miserias, pero tampoco vamos a dejar de emitir nuestra opinión sobre la muerte de Carlos Andrés Pérez, apelando a falsas y moralistas posturas.
En otras circunstancias no habríamos prestado atención al tema… hace ya mucho tiempo que había dejado de interesarnos la vida, la opinión y los berrinches del gocho. Sin embargo, la opinión emitida por una ciudadana mexicana, de visita en nuestro país, sobre sobre el personaje, nos motivó a escribir estas líneas.
“Parece que Carlos Andrés fue muy buen presidente” expresó la amiga, después de haber visto la reseña - homenaje que le hizo Globovisión. Eso, y el suponer que lo mismo podía pensar cualquier joven venezolano despreocupado por la política y la historia, nos condujo a poner algo de nuestra parte para que, por lo menos algunos interesados, conocieran el rostro de Carlos Andrés que en Globovisión olvidaron mostrar.
En el canal de los prófugos se explayaron en detalles sobre el carisma del gocho; las grandes multitudes que movilizó; la habilidad política que lo condujo a la presidencia de la república en par de oportunidades; su papel dentro de la Internacional Socialista; la nacionalización del hierro; la nacionalización del petróleo y el fortalecimiento de Acción Democrática bajo su dirección.
Hasta allí todo bien, pero como de costumbre Globovisión miente o dice medias verdades. En esta oportunidad “olvidaron” algunos pequeños y para ellos “insignificantes” detalles.
Olvidaron, por ejemplo, hacer mención de aquella época en la que Carlos Andrés fue el ejecutor de la política “Betancourista” que ordenó a los cuerpos de seguridad “disparar primero y averiguar después”. Mucho antes de morir, el gocho envió a la tumba a cientos de jóvenes como Livia Gouverner y Eduardo Montesinos; a intelectuales como el pintor Pedro Rojas, a quien le cortaron las manos; el escritor Efraín Labana Cordero; a quien enterraron vivo y a Víctor Ramón Soto Rojas, a quien lanzaron desde un helicóptero. Junto a ellos miles de jóvenes fueron asesinados y torturados por razones políticas… pero para Globovisión eso carece de importancia como para ser reseñado.
Nada, absolutamente nada, dijeron sobre el genocidio ordenado por Carlos Andrés durante aquellos tristes días del 27,28 y 29 de febrero de 1989.
Ese a quien Globovisión muestra como un estadista insuperable, ordenó al ejercito venezolano asesinar a todo aquel que se encontrara protestando en las calles contra su gobierno y como si fuera poco,aprovechó la revuelta pera perseguir y asesinar a decenas de líderes populares. Aún no se conoce el número de víctimas de aquella triste jornada, pero los más optimistas hablan de 600 muertos y el triple de heridos.
A pesar de estar documentado, Globovisión olvidó mencionar el descaro y el cinismo con el cual el gocho anunció al país que se habían producido algunas muertes y decenas de heridos; pero no con los fusiles de los soldados, sino con las vidrieras de los locales saqueados.
Por supuesto, si no hicieron mención alguna a nada de lo anterior, mucho menos iban los pseudoperiodistas de ese canal, a traer a la memoria de su audiencia la vergüenza de las fosas comunas de La Peste. Para ellos eso simplemente no ocurrió.
Sobre la cubanización (con gusanos mayameros) de la policía política venezolana en tiempos de CAP, tampoco hubo comentarios. Nada sobre la contratación de terroristas cubanos como Luis Posada Carriles, Orlando Bosh y Orlando García para dirigir esas policías y adiestrar venezolanos en técnicas de tortura.
Obviamente, tampoco se dijo que esos funcionarios contratados por CAP planificaron y ejecutaron un acto terrorista atroz que conmocionó al mundo entero: volaron un avión que transportaba a setenta y tres muchachos deportistas.
Por último, parece ser que involuntariamente se les olvidó que ese “carismático” personaje llamado CAP, fue destituido de la presidencia de la república, procesado judicialmente y condenado por ladrón, y como si fuera poco se encontraba prófugo de la justicia.
Si, que descanse en paz, no podemos alegrarnos de la muerte de un ser humano; pero que no venga Globovisión a decirnos que fue un prócer y a confundir a las nuevas generaciones mostrándonos una imagen maquillada de un político digno representante de la Cuarta República.
areme@cantv.net