Llegó el 5 de enero de 2011 y se cumplió la Constitución. Una victoria democrática más de la Quinta República. Se instaló la nueva Asamblea Nacional.
La oposición llegó ufana. Sus voceros se mostraron orgullosos. Estrenando elegantes trajes nos retaban insistentemente para la contienda presidencial del 2012. Sus números les insuflan ánimos y el logro de volver al parlamento, plena de gozo a muchos de ellos que ya antes vivieron esas mieles.
Son un menjurje bastante variopinto. Políticamente actúan unidos por el odio antichavista, pero existencialmente muchos de ellos no tienen nada en común. Incluso, me atrevería a decir que ideológicamente esconden grandes contradicciones.
Lo cierto es que aparecen como lo novedoso, después de haberse abstenido en 2005 y habernos dejado todo el coso legislativo, cuando optaban preferencialmente por un asalto violento al poder.
La Asamblea saliente se va un poco maltrecha luego de aprobar a machetazos varias normas, entre ellas una Ley de Educación Universitaria que el Presidente ha vetado. Indistintamente de los elogios públicos obligados, el balance no convence. La mayoría chavista en las internas raspó a la floja rutina y rechazó al 90% de esa tropa, por algo sería.
Ahora no bastarán las consignas manidas, las poses del más revolucionario, la jaladera a la mesa directiva, ni los gritos ensordecedores de la inteligencia. Ahora habrá que discutir con argumentos concretos.
Vemos con gran interés los llamados a la batalla de ideas y la propuesta del pueblo legislador. Esas dos políticas pueden marcar la diferencia con la modorra legislativa de estos cinco años pasados y abrir cauces a debates nacionales fundamentales.
El primer debate debe ser sin duda el modelo productivo que ambos bandos proponen para el país. Ellos que defiendan el neoliberalismo de Bush, el neokeynesianismo del primer gobierno de CAP, el fondomonetarismo de los segundos gobiernos de El Insepulto y el de Caldera-Teodoro, el zigzaguismo de Lusinchi y Herrera, en fin, que defiendan su capitalismo dependiente disfrazado de democracia mayamera.
Nosotros defenderemos a todo gañote, con propuestas creativas, con ideas claras y con realizaciones palpables, nuestro Socialismo Bolivariano del Siglo XXI. En cada pueblo, en cada barrio, en cada centro de trabajo o estudio, abramos los micrófonos a toda la comunidad para debatir qué sociedad queremos construir.
Contamos con un magnífico interlocutor para adelantar la conversa. Él es lo verdaderamente original en esta nueva Asamblea. Un revolucionario setentón, Fernando Soto Rojas, un imprescindible, un bolchevique del Tercer Milenio.
Constituyente de 1999
(*) Presidente de la Comisión Nacional de Refugiados
caciquenigale@yahoo.es
Simón Bolívar, El Libertador. Guayaquil 5 de agosto de 1829.