A despecho de algunos “ideólogos” y personeros de la reacción (tanto dentro como fuera de Venezuela), el ideario de Simón Bolívar El Libertador es, hoy por hoy, el patrimonio moral más significativo de las luchas emancipadoras emprendidas en la actualidad por la mayoría de los pueblos latinoamericanos.
Esta feliz circunstancia le ha dado un rumbo definido al creciente auge de masas suscitado a nivel continental gracias, en gran medida, al proceso revolucionario impulsado en Venezuela por el Presidente Chávez. Es revelador que dicha insurgencia haya comenzado por denunciar y enfrentar las tentativas adelantadas por el gobierno estadounidense por imponer el ALCA, como primer paso para evitar una dominación territorial más real e inmediata por parte de las grandes corporaciones transnacionales norteamericanas. Ello preocupa sobremanera al régimen imperialista de Estados Unidos, ya que sus repercusiones echarían abajo dicha propuesta neocolonialista y sería el comienzo del fin de su dominación política, militar, económica y tecnológica sobre nuestra América mestiza.
Lo que pudo ser inicialmente una simple remembranza romántica y desfasada, en momentos en los cuales se proclamó el fin de la historia, una vez que eclosionara el bloque socialista soviético y se irguiera el imperialismo yanqui como único poder en el mundo, ha terminado por ser la avanzada de un vasto y trascendental proceso de luchas sociales y transformaciones sociales, políticas y económicas. Sin duda, la amenaza que se cierne sobre el imperialismo yanqui parte de lo que se haga en nuestro país. De ahí que la propuesta unificadora, republicana y pluripolar de Bolívar, retomada con ímpetu y claridad ideológica por parte del Presidente venezolano, sea una alternativa suficientemente valedera para muchos de los sectores de la sociedad latinoamericana y caribeña que luchan día a día por conquistar un mundo mejor para todos y que se anticipa revolucionaria en muchos de los casos.
Por eso, cuando los pueblos latinoamericanos repudian el ALCA, por ejemplo, lo hacen bajo la sospecha de que nada bueno se derivará de su aprobación y aplicación, dada la nefasta experiencia conocida en países como Argentina o México, en donde el gobierno firmara un Tratado de Libre Comercio con Canadá y Estados Unidos bajo el señuelo de que los mexicanos disfrutarían de una era de prosperidad descollante que, al término de cierto de tiempo, se demostró totalmente falsa. Si a ello añadimos la nueva realidad geopolítica impuesta a los cañonazos por George W. Bush, se comprenderá aún más el por qué al imperialismo yanqui y sus socios económicos les alarma que el ideario bolivariano se asiente como su antítesis más preclara en la vasta región americana.-
*Miembro de la Dirección Ejecutiva Estadal del Movimiento por la Democracia Directa (MDD) en el Estado Portuguesa.
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