Es muy pocos lo que se ha teorizado sobre la esencial relación que debe existir entre partido y gobierno, y menos aún los que se ha aportado en visión crítica y propositiva.
Reiteradamente se señala que el proceso tiene dos brazos, el partido y gobierno. Creo que esa analogía así tan elemental, no contribuye a dilucidar una relación esencial para la construcción del socialismo, ya que equipara a las dos en forma indiscriminada. También hay quienes dicen que son la misma cosa. Yo para variar digo que, ni lo uno ni lo otro, si no todo lo contrario. Partiendo de la lógica más esencial podemos preguntarnos, qué fue primero el huevo o la gallina, es decir, el partido o el gobierno, y la respuesta es obvia, el partido aunque tuviera otro nombre (MVR). También podemos preguntarnos, si el partido tomó el gobierno en 1999, o el gobierno se tomó así mismo, (digo se tomó el gobierno para no entrar en temas más profundos, como si el gobierno es el poder, o si tener el gobierno central es tener todo el poder, u otros temas análogos). Otra pregunta podría ser, si el gobierno es del partido o el partido es del gobierno, y por último, para que no nos duela la cabeza de tanta pregunta, qué es más permanente, el partido o el gobierno, puede existir el uno sin el otro. Entiendo que en parte la confusión se deba, entre quienes no recurren al análisis lógico, en que también en nuestro país instancias de gobierno se insertan o toman partes del partido.
Bueno, apartando tanta filosofía profunda podemos seguir en nuestro tema. Creo que la relación es bastante dialéctica cuando se gana el gobierno, y que esa imagen que gobierno y partido son dos brazos, es una imagen que se plantea para la población no ducha en el tema, Pero también creo, que si se planteara real y cabalmente cumplir esa analogía, como se plantea son dos brazos separados, seguro que buena parte de la alta militancia prefiere estar en el brazo del gobierno que en el brazo del partido.
Ambos brazos se unen por el tronco, pero el tronco los separa por buena distancia. Creo si se asumiera la analogía de los dos brazos, habría que concluir que ambos brazos deben estar unidos no por el tronco, si no por innumerables vasos comunicantes, desde el hombro hasta la punta de los dedos. Asumiendo transitoriamente la analogía de los dos brazos, y los innumerables vasos comunicantes, comunes a ambos brazos, estos vasos comunicantes no pueden ser otros que la militancia revolucionaria, no solamente el Ministro, el Gobernador, el Alcalde o el Presidente del instituto, si no militantes de todos los niveles, que sean verdaderos militantes y no meramente inscritos en el partido, y quienes deberán estar en las responsabilidades de confianza y otras, para que de paso se sea solidario con esas bases que son las que ponen el pecho en las calles, por la nueva sociedad, y que son socialistas de corazón. Esa militancia sería en parte, junto a comunidades cercanas o relacionadas con la actividad del organismo, la responsable de la contraloría social de esa institución, con los respectivos responsables o enlaces del partido en ella. Esta y sólo esta puede ser la forma de combatir la burocratización, la corrupción y la falta de respuesta de las instituciones, así como articular los cambios necesarios para avanzar hacia la construcción de una nueva institucionalidad social. De esta manera estaríamos revolucionando la burocracia.
Pero, en mi opinión, esa desarticulación o contradicción entre un brazo y el otro, al igual que en el cuerpo debe estar solventada por el cerebro. Pero, en esa analogía, quién es el cerebro, acaso no nos enseña la historia que justamente ese cerebro es y debe ser el Partido, como ocurrió en Rusia y la Unión Soviética antes de la degeneración burocrática de Stalin, o en la China de Mao, o en la Cuba de Fidel y Raúl, etc.. Fidel en alguna ocasión expreso: “El partido lo resume todo, en él se sintetizan los sueños de todos los revolucionarios a lo largo de nuestra historia; en él se concretan las ideas, los principios y la fuerza de la revolución; en él desaparecen nuestros individualismos y aprendemos a pensar en términos de colectividad; él es nuestro educador, nuestro maestro, nuestra guía y nuestra conciencia vigilante, cuando nosotros mismos somos incapaces de ver nuestros errores. … … .”. Además, el proceso no puede dirigirse desde uno o ambos brazos, si no desde la cabeza. En esa cabeza Chávez y la dirección nacional deben ser el lóbulo frontal o la corteza cerebral, y el resto del partido el sistema nervioso. Entonces, si ponemos al partido a la cabeza, que pasa con el brazo que queda vacío, bueno ese brazo lo conformaría el Poder Popular y los Movimientos Sociales revolucionarios, en los cuales, lógicamente el partido debe tener presencia, como la tiene en todo el cuerpo el sistema nervioso que emana de la cabeza. Ese sistema nervioso, la militancia del partido, con claridad y conciencia, permitirían debatir en el seno de esa institución, los lineamientos del partido en la correspondiente instancia, no sólo para dar línea, si no para enriquecer y corregir la línea del partido, para que esa línea sea de las masas para las masas, es decir, desde el pueblo y para el pueblo.
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