El 26 septiembre de 2010 fueron las elecciones parlamentarias. La oposición venezolana creía que tomaría el cielo por asalto. De allí al 5 de enero de este año fueron días agónicos para ellos. Entre tanto disparate, sus voceros decían que la Asamblea Nacional no podía seguir funcionando porque había perdido legitimidad. Solicitaron con desesperación incorporarse de inmediato, ¡la historia había cambiado! ¡De ahora en adelante la oposición asumía el poder!
Durante los terribles días del paro sabotaje petrolero de 2002-2003, los golpistas anunciaban con bombos y platillos todos los días a las seis de la tarde, con su parafernalia mediática, como partes de guerra, el itinerario del paro, sin medir en las gravísimas consecuencias para el país de tales hechos. Esa pesadilla continuó hasta que el irresponsable de la CTV anunció: "El paro se nos fue de las manos".
Desde 2001, todas las peripecias, inventos y "grandes hazañas" que hace la oposición para combatir al gobierno bolivariano y sacar al presidente Chávez del poder se convierten en un búmeran en su contra. La penúltima travesía que emprendieron fue la de la foto y hasta sus propios seguidores chotearon el asunto. Estoy segura de que los creativos de ARS Publicidad, tras bastidores, son los responsables de esos desaguisados actos o propuestas opositoras.
Empezó el 2011. Llegó el 5 de enero. ¿Qué ha hecho la oposición? ¿Cuál ha sido su gesta heroica en la Asamblea? ¿Los cartelitos con la mención del 52%? Ahora todos los lunes al mediodía dan una rueda de prensa. Esta semana, cual talk show, montaron un escenario con 12 pasteles y carteles alusivos: expropiaciones, pobreza, desempleo, vivienda, etc., etc. Todo ese trabajo virtual hace creer a pies juntillas a los opositores que este gobierno está rendido y contra la pared.
Entre gritos (Ismael García) y susurros (María Corina), la oposición argumenta que "Chávez tiene techo, no sube más". Atiplados voceros (Guanipa) apuntan: "Nosotros tenemos que encender a las mayorías". Sí, de eso se trata, pero pueblo no tienen. Agregan: "Somos la luz al final del túnel". Hay una construcción absolutamente virtual de los hechos y la política. Pero la política no es un show. La torta la está poniendo la oposición. No cabe duda.
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