Lejos de la patria y de la posibilidad de formar parte, como todos los
años, de esa marea de pueblo que por 26 años ha acompañado al panita en su
reposo eterno; escribimos para hacer acto de presencia simbólico en la
marcha de los claveles rojos, aunque sea con nuestro pensamiento, con
nuestras letras, con nuestra alma.
Al mismo tiempo, aquí en el Ecuador, en la tierra de Manuela, continuamos
con nuestro compromiso de hacer conocer el mensaje y la canción del Padre
Cantor, del Cantor del Pueblo o del Cantor de Semerucos como preferimos
llamarle.
A las emisoras comunitarias, a las organizaciones políticas de avanzada, a
los revolucionarios y a los sensibles del Ecuador hacemos llegar copia de
las canciones de Alí, porque su canción necesaria e inspiradora de sueños
de libertad no debe ser sólo nuestra, tiene que ser de la patria grande.
Ese es el humilde homenaje que intentamos brindarle a quien hizo suyas las
luchas de los pueblos oprimidos de América y las aupó con su canto sin
jamás pedir nada a cambio.
Por siempre y para siempre estará el Cantor de Semerucos en el corazón, en
la memoria y en la conciencia de quienes sueñan con un continente libre de
hambre, de miseria, de niños sin escuela, de explotación... en fin, libre
de capitalismo.
"Llegará el día en que nuestro continente hable con voz de pueblo unido
diciendo:
Madre, déjame luchar, porque no basta rezar y al pueblo manso siempre lo
arrean, pero eso no pasa si es montaraz.
Madre, déjame luchar porque para amanecer no hacen falta gallinas sino
cantar de gallos.
Madre, déjame luchar para no tener que seguir diciendo: Ay que miseria en
tu tierra ancha, quien lo dijera mi Mamá Pancha".
Donde quiera que te encuentres Alí, nuestro agradecimiento infinito y
nuestro compromiso de perseverar en la lucha en la que abriste brecha.
arellanoa@pdvsa.com