En la unidad está la fuerza, en el padrinazgo la disolución

 En la declaración de principios del Partido Socialista Unido de Venezuela se puede leer:

  “7.­ La Unidad El Partido nace como expresión de la voluntad revolucionaria del pueblo y representa la síntesis superadora de todas las luchas y fuerzas revolucionarias de Venezuela, de todas las vertientes del pensamiento revolucionario y socialista. Proclama su pertenencia a la clase trabajadora explotada y oprimida, así como a todos los hombres y mujeres que abracen el ideal bolivariano y socialista, producto de la unidad revolucionaria de las mayorías, multifacéticas, abarcadoras de la más amplia diversidad de orígenes étnicos, ideológicos y políticos.

 El partido promoverá en el seno del pueblo la unidad de manera orgánica, política, ideológica y programática como la forma fundamental de la unidad revolucionaria.

 El Partido concibe la unidad como producto de la cohesión en torno a los valores y principios colectivamente aceptados, reflejados en el Programa, sus estatutos, sus fundamentos ideológicos y su accionar político, destinados a erradicar el fraccionamiento de intereses particulares y la anarquía y sustituirlos por el interés colectivo y el bienestar social.

 El partido considera que la unidad fundamental es la unidad del pueblo, no obstante, procurará alianzas con todos los movimientos sociales y organizaciones políticas de la revolución, dentro de los límites establecidos por nuestros principios revolucionarios: un partido motor indispensable en el combate contra las injusticias y las desigualdades entre clases sociales. Un partido respetuoso de la diversidad ideológica, étnica y cultural. Un partido que debata democráticamente y de manera permanente las ideas para hacer la revolución y construir la sociedad socialista. Un partido que vele por el mantenimiento de los valores éticos y morales de los militantes.”

Ahora bien, hemos sido testigos del esfuerzo reciente del Comandante Presidente Hugo Chávez y, tal vez, de la Dirección Nacional del partido, por enmendar la plana, corregir errores que se han repetido en todos los momentos que las fuerzas revolucionarias en nuestro país se han encontrado en situaciones de redefinición.

El planteamiento de contenido y de discusión de las cinco Líneas Estratégicas de Acción Política, obedece según lo que pudimos entender aquel 21 de enero de 2011 y en la lectura de las mismas, a la necesidad de cambiar las situaciones que diagnostican nuestros líderes nacionales, y que todos de algún modo sufrimos, y que han tenido como consecuencia la desafección de la militancia, y cierta desmovilización.

En las discusiones y reflexiones que se dieron con las cinco líneas quedó claro que la militancia está molesta por las prácticas de élite y el tipo de decisiones que causan. Esperábamos con mucho optimismo, que el reconocimiento en público por parte del Comandante Presidente y de la Dirección Nacional del partido implicara un necesario cambio de estilo. Pero no fue así. Es más, antes de la plenaria anunciada por el Comandante Presidente Chávez para el 4 de marzo, se decide quiénes harán parte del nuevo Equipo Político Estadal. Y en el caso de Mérida, la militancia no se siente plenamente identificada con la elección.

Al escribir esto no pensamos en quienes por responsabilidad institucional, trayectoria histórica en la militancia de la izquierda y otros atributos entran al equipo estadal, sino a la intuición que nos causan ciertos nombres asociables sólo con el entorno de quienes ya están en el poder. Estamos hablando de lo mismo de siempre. De exclusión de los liderazgos originarios del pueblo. Exclusión que es contradictoria con la declaración de principios y más específicamente con el punto siete que citamos entero al abrir esta nota.

Ante la falta de liderazgo genuino de los que ahora tendrán la dirección del Equipo Político Estadal, no por problemas de simpatía o antipatía personal, sino por disconformidad en la militancia debido a la comprensión de que quienes decidan no están en las mejores condiciones, por su falta de entendimiento de la realidad que les circunda, cosa que se puede probar repetidamente en sus comportamientos, orientados por el interés de grupo. Seguramente, lo que habrá es idas y venidas de influencias en las decisiones y utilización de los recursos disponibles del Estado con un desgaste supremo, mucho costo en todo lo que se intente y abulia negligencia por montón. Y más derrotas históricas para la causa del pueblo, de la clase dominada.

Además ¿ante quiénes son responsables los que han sido designados con criterios de grupo de poder?

¡Ante los mismos! Entonces, ¿a qué responderán? A los intereses de los grupos de poder de los que hacen parte. Estas son expresiones de las contradicciones sociales que nos han hecho víctimas, por siglos, de la dominación y la explotación. En semejante situación de desigualdad y ventajismo ¿se puede esperar la confianza del pueblo? Sabemos que no. Y la desconfianza trae lejanía y esto derrotas electorales. Algunos de los argumentadores de oficio de la élite dirán “¡...pero eso es un chantaje...!”.

No es un chantaje: Es una situación objetiva. La gente está arrecha porque los que dirigen se ensoberbecen y se olvidan de los sacrificios históricos del pueblo. Porque siguen en la movida con los dueños de los medios de producción, porque el sistema judicial sigue siendo un reducto reaccionario y no hace justicia y en definitiva, porque después de 12 años con el Comandante Presidente en el poder, pese a todo su esfuerzo y entrega, sigue habiendo miedo al hambre, al golpe físico y moral y el poder sigue efectivamente en quienes tienen más.

La élite no acepta debates ideológicos ni éticos. Los banaliza, los abandona. Y lo hace porque no entiende, porque no estudia, porque no conversa con los pobres y los trabajadores y trabajadoras.

Sólo los “campañiza” cuando los necesita por el voto. Y sigue regalando peroles y negociando con el amor de nuestro pueblo por la vida, la patria y el Comandante Chávez. Porque son de la derecha. Incluso participaron en el asedio a la institucionalidad en 2002 y 2003. La traición a la patria y la causa de los excluidos se puede perdonar, pero al traidor NO. Unos pocos de nuestros cuadros, que han logrado colarse por la insistencia o el cansancio, quienes realmente están identificados con la causa de la liberación de los pueblos se quedan y debaten. Pero “unas pocas golondrinas no hacen verano”.

Los intereses de grupos de poder no se identificarán nunca con los derechos que los pueblos se han ganado a sangre, sudor y dolores. Miles han dejado los huesos voluntaria o involuntariamente en esta lucha y el comportamiento elitesco no honra ese sacrificio. Los intereses de grupo van por el negocio, el cuadre, la triquiñuela y la demora que causa necesidad.

Ante la situación planteada proponemos la revisión y la rectificación por parte de la dirigencia nacional de sus decisiones. Nadie plantea ruptura ni desobediencia, pero el descontento y el pesimismo se hacen incontrolables en situaciones críticas. En un pueblo libre en conciencia y entusiasmo, ver que le negocian la dignidad y la esperanza es motivo de desilusión y olvido.

La unidad está en peligro. La acumulación de fuerzas se desacelera. Sólo la confianza absoluta en el líder nos mantiene en la acción. ¡Patria Socialista o Muerte! ¿Venceremos?



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