Esa es una de las más grandes incógnitas que han surgido desde tu llegada - captura en Venezuela e inmediata deportación a Colombia (sin ser ciudadano colombiano)
¿Quién te invitó Joaquín?
¿Acaso una organización comunitaria, revolucionaria?, ¿algún gremio progresista?, ¿alguien cercano o integrante del gobierno?, ¿alguna organización o movimiento revolucionario?...dinos, ¿Quién? Esa respuesta es clave, según nuestro líder presidente, para desentrañar el entramado que llevó a tu captura y entrega.
¿Quién te invitó Joaquín?
¿Acaso no sabían, tus convocantes, que en Venezuela se desarrollaba en esos días una reunión importantísima que apunta a la anfictionía de la que hablaba nuestro Libertador?
¿Quién te invitó Joaquín?
¿No sospecharon que, a pesar de haber venido en otras oportunidades al país, las circunstancias cambian y hay razones de Estado (hasta ahora desconocidas) que privan para tomar decisiones contrarias a la solidaridad y el internacionalismo?
¿Quién te invitó Joaquín?
Seguramente movimientos o personas que ni siquiera se imaginaron que pudieran estar infiltrados. Tan ingenuos. Tan irresponsables. Tan culpables, quizá, como los caídos en Cantaura y Yumare, por no haber detectado a sus delatores o infiltrados.
¿Quién te invitó Joaquín?
Se pregunta el presidente y nos preguntamos muchos(as). Quizá no por las mismas razones ni con las mismas prevenciones.
Pero, desde este lado también surgen muchas preguntas, esto claro obedeciendo a una máxima, propuesta por Simón Rodríguez, una de las tres raíces filosóficas de nuestro proceso, quien nos plantea: «Enseñen los niños a ser preguntones, para que, pidiendo el por qué de las cosas; se acostumbren a obedecer a la razón, no a la autoridad como los limitados, no a la costumbre como los estúpidos»
Extrapolando su mandato y por las mismas razones que alude en su discurso el maestro Robinson, nos atrevemos a preguntarnos:
¿Quién sabía de la invitación a Joaquín?, ¿Disentir, criticar y no estar de acuerdo, son actos contrarrevolucionarios?, ¿Es preferible callar ante la injusticia?, ¿Ya pasaron de moda, ya no tienen validez social y política los postulados del Che Guevara, Fidel Castro, Fabricio Ojeda, etc., etc.?, ¿Debemos convertirnos en focas u ovejas de un rebaño acrítico, insensible, no-solidario, amorfo y sin sueños?, ¿Quién tendió la trampa?, ¿Quién quería poner a nuestro presidente en el trance que vivió?...
¿Alguien aconsejó al presidente?, ¿Quién lo hizo?, ¿Quién se beneficia en este asunto?, ¿Dónde quedaron la prudencia, el estudio y el cuidado que deben sustentar las decisiones de tal envergadura?, ¿Cambiaron nuestra constitución y nuestras leyes y ahora se presume culpable a cualquiera hasta que demuestre lo contrario?, ¿los convenios internacionales acerca de refugiados tienen vencimiento?, ¿Validaremos el lenguaje reaccionario de la derecha internacional tildando de terroristas a quienes se enfrenten a ella?, ¿Es Joaquín el primero de otros u otras que, aún respaldando y promoviendo nuestro proceso, serán entregados por su labor revolucionaria?...
¿Por qué el Estado Venezolano desapareció, se desvaneció, durante las horas de permanencia de Joaquín en nuestro territorio?, ¿Por qué nadie, en nuestras instituciones revolucionarias, salió a recibir a quienes demandaban respuestas o explicaciones?, ¿Por qué la policía sigue siendo tan eficiente cuando se trata de los pobres?, ¿Se justifica la represión a la protesta pacífica?, ¿Si hubieran ido con las manitos pintadas de blanco, les habrían agredido?, ¿Por qué se silenciaron nuestros medios, salvo contadas y honrosas excepciones, lo que ocurría con la protesta?, ¿Criminalización?
¿No eran parte del pueblo al que supuestamente se debe este proceso?, ¿Sigue siendo la voz del pueblo, la voz de Dios?, ¿Qué pasó con el poder obediencial?, ¿Por qué descalificar la protesta asimilándola a las acciones arteras, payasescas y manipuladoras de miembros de la derecha venezolana y amenazar con recordar posturas o hechos del pasado cuarto-republicano?, ¿No está preparada la revolución (y su líder) para aceptar, reflexionar y responder a la crítica de sus camaradas?, ¿Es esa la mejor defensa que tiene el presidente para su decisión?, ¿Acaso no ha cambiado cualitativamente él mismo, siendo hoy muy diferente a quien comenzó el proceso en 1999?...
¿Se olvida el presidente que esos mismos “ultra izquierdistas”, “radicales” conforman los grupos que han jugado (y juegan) posición cerrada con la revolución y la han defendido (y defienden) en cualquier terreno que corresponda, incluso con su vida?, ¿por qué ridiculizar la protesta y a sus participantes, mofándose de sus discursos y posturas?, ¿cuáles son esas razones que no terminan de salir a la luz y que justifican la entrega de un revolucionario y la cachetada al rostro de quienes le defienden?...
¿Será que preguntar, indagar, es malo?
Así como éstas, supongo que habrá muchísimas más preguntas que responder de un lado y otro. Quizá unas más válidas que otras, pero lo importante es que se mantenga la mirada fija en el objetivo central y definitivo de nuestro compromiso revolucionario: lograr una patria grande, socialista, emancipada y soberana. Para ello se requiere la unidad de los movimientos revolucionarios, fomentada en la honestidad, el respeto y la coherencia del discurso y los hechos. De otra manera, será muy difícil la tarea.
Presidente, seguimos rodilla en tierra…la esperanza viva y la confianza en ristre!
Los pueblos sabemos pa’ donde vamos…
(*) Frente de Izquierda Revolucionaria Alberto Müller Rojas
Movimiento Continental Bolivariano-Capítulo Aragua
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