Hay por estos días, todo un alboroto, producto de la desclasificación o liberación de documentos de índole confidencial, relacionados con actividades económicas de cientos de personajes, cuya aparente finalidad es la evasión de impuestos y el ocultamiento de recursos de dudosa procedencia. Panamá papers, les llaman.
Y todo ése revuelo ocurre con la publicación de papeles de un solo bufete. No quiero imaginar si fuesen otras, y más diversas, las fuentes! La tembladera y la miradera pal Norte, en busca de los Miamis, serían de antología.
Pero, como siempre, la derecha queda mal parada en estas revelaciones. Son sus nombres los que salen brincando, cual parapara en cemento, cada vez que se piensa, habla, revelan o denuncian, casos de fuga de capitales, corrupción, evasión de impuestos, etc. Y lo peor, es que son justamente quienes pontifican, dan foros y seminarios, predican y alertan contra la deshonestidad, el dinero mal habido, bla, bla, bla.
Cosa curiosa, en los medios internacionales y nacionales, el escándalo se matiza y casi se justifica, siempre y cuando el descubierto sea parte fundamental del sostenimiento del sistema. Salen apenas, porque sino sería mucho descaro, algunas menciones, especialmente de personajes que, en su momento, tuvieron relación con el chavismo y fueron condenados, al menos moralmente, por nuestro proceso.
Vemos entonces, dónde era que tenían acaparado el papel toalet...y los bachaqueros que faltan! No nos extrañemos si empiezan a escasear velas, cirios y velones. Esta gente, especialmente la que medra en los curules derechosos de la Asamblea Nacional, deben estar rogando, muy contritos, rodillas en banco de iglesia y diez cruces entre manos, para que no ocurra otra liberación de peipers...
Ojalá que si hubiera algún nombre rojo rojito, no ocurran solidaridades inmediatas, ni justificaciones tormentosas. Que haya investigación y condena o absolución, según sea el caso. Obvio, esto es válido para todas y todos. Azules, amarillos, naranjas, blancos o rojos.
Mientras, esperemos a ver qué otras sorpresas se develan en estos papeles. Las papeleras se adivinan rebozadas. Y el camión del aseo, apenas comienza el trabajo.