Muchos camaradas que se definen como revolucionarios, parecen no haberse dado cuenta todavía que la Revolución Bolivariana se encuentra en el medio de una guerra declarada por imperialismo, guerra en la cual participan todos los secuaces de horca y cuchillo, todos los cómplices del imperio por acción u omisión que, al no poder asesinar físicamente al Presidente Chávez, quieren por lo menos liquidarlo políticamente como parte de la contraofensiva desatada por el imperio para liquidar sus enemigos..
El caso de Pérez Becerra, al cual vamos a referirnos, ha sido hasta comparado por ciertos venezolanos que se dicen de izquierda (¡sic!) con la entrega de Miranda a las autoridades españolas, con el fusilamiento de Piar, con la traición a un camarada revolucionario y otras lindezas por el estilo. Hay que cuidarse de camaradas europeos como aquellos que hace semanas deliraban por los rebeldes libios y despotricaban contra el asesino Khadaffi que disparaba contra civiles indefensos- ahora bien armados y apertrechados por las mismas potencias colonialistas- que ahora justifican el bombardeo humanitario que hace la OTAN y los Estados Unidos de la población civil libia que apoya a su patria, así como los ataques con bombas inteligentes para asesinar a Khadaffi: nada más alejado de la resolución del Consejo de Seguridad de la ONU apoyada, entre otros, por el representante de Colombia, que solo tenía como ingenuo propósito, proteger (¡sic¡) a los civiles inocentes.
Desde el siglo XIX, las relaciones políticas de Venezuela con la oligarquía que gobierna a Colombia desde el siglo XVI, siempre han sido tormentosas y marcadas por la perfidia de dichos gobernantes oligarcas. Como hemos escrito en numerosos artículos y capítulos de libro que hemos publicado al respecto, dicha oligarquía no se resigna “a perder” su control sobre el territorio venezolano y las variadas riquezas que este alberga. Para lograr tal fin, ha utilizado y utiliza toda clase de procedimientos, incluido el chantaje militar. Recordemos el robo de nuestra Guajira en 1941 bajo el gobierno del Presidente Eduardo Santos, el intento por apropiarse del islote de Los Monjes en tiempos de Pérez Jiménez , el amago naval de la fragata Caldas en tiempos de Lusinchi para apropiarse del petróleo del Golfo de Venezuela y las recientes agresiones del furibismo, por no mencionar todo lo ocurrido en el siglo XIX con la apropiación por parte de la oligarquía de Colombia de grandes extensiones territoriales que pertenecían legalmente a la Capitanía General de Venezuela desde el siglo XVIII.
Hoy en día el actual gobierno colombiano, al igual que sus predecesores del siglo XIX, sigue siendo un agente delegado de excepcional importancia para el éxito de los planes expansivos del Imperio Usamericano en América Latina, destinados hoy día a recuperar la hegemonía gringa que se estaba perdiendo en nuestro continente. A ello obedece la estrategia conjunta de los gobiernos neocoloniales de México, Colombia, Perú y Chile para crear un área de integración comercial del Pacifico, fundamentada en la política neoliberal promovida por los USA para imponer la política de libre mercado y los TLC y derrotar la política integracionista promovída por Venezuela, Brasil y Argentina. Es notoria la intención de crear un bloque económico antagónico a Mercosur y a la ALBA para -como lo dejó claro el Presidente de México Felipe Calderón- favorecer la recuperación de la economía de los USA.
Para darle una posibilidad de éxito real a dicha iniciativa del TLC del Ärea del Pacifico, a la cual se unirán seguramente Panamá, Salvador, Honduras y Guatemala, era necesario sabotear la reunión de Caracas donde se firmaría el acta de nacimiento de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños, sin la presencia de Estados Unidos y Canadá, hecho que constituye una derrota política para la hegemonía imperial.
¿Qué significaba la presencia de Joaquín Pérez Becerra en Caracas para la misma fecha de la reunión? ¡Quien o quienes lo invitaron, quienes le pusieron ese peine? Todos sabemos que es un sobreviviente del fatídico Baile Rojo con el cual la oligarquía colombiana asesinó a la casi totalidad de los alcaldes y políticos comunistas de la Unión Patriótica Colombiana. Sabemos también que es periodista, director de la ANNCOL, pero también sabemos también que renunció a su nacionalidad colombiana para hacerse súbdito de Suecia donde reside hace 20 años: ¿Qué venia a hacer en Venezuela Pérez Becerra? ¿Quien lo invitó a venir en esta fecha precisa?
Venezuela está negociando con el gobierno de Santos la extradición del narcotraficante Makled, quien ha sido convertido en un héroe de la oposición venezolana y una supuesta víctima de Chávez. ¿Que mejor oportunidad para el presidente Santos de torpedear o descarrilar esta negociación con el Presidente Chávez y sabotear la reunión de Caracas en la víspera de su celebración que solicitar la extradición de Pérez Becerra, esperando que el Presidente Chávez se negase a extraditarlo a Colombia y se levantase el aquelarre mundial de medios imperiales para ponerlo en la picota, acusándolo de cómplice del terrorismo?
Al haber fracasado la jugada, el periodista Pérez Becerra ya no tiene quizás ninguna relevancia para el gobierno de la oligarquía colombiana. Primero que todo, se trata de un súbdito sueco, protegido por las leyes suecas y protegido también por la Comunidad Europea con la cual el Presidente Santos no tendrá interés en enfrentarse. Posiblemente una vez en Colombia, perdida ya su importancia para sabotear la reunión de Caracas y derrotar la propuesta integracionista de Venezuela , Ecuador, Brasil, Ecuador, Bolivia, Cuba y los gobiernos partidarios del ALBA en las Antillas Menores, Pérez Becerra será puesto en libertad y entregado a las autoridades suecas para que regrese a su país adoptivo y a su residencia familiar en Estocolmo.
Al fallar esta jugada de sabotear la creación de la Comunidad de Estados Latinomericanos y Caribeños, el bloque imperial delegado integrado por Colombia, Perú, Chile y Mexico, ¡que coincidencia! crea el Bloque Comercial del Pacifico destinado a combatir a Mercosur y la ALBA. ¿Coincidencias? En la política que practica ese club de capitostes del Imperio, no hay coincidencias ni amigos, solamente intereses.
Me produce profunda tristeza ver como una “izquierda venezolana” que parece haber perdido todo sentido crítico ataca cual furiosa jauría escualida al Comandante Presidente Chávez. Me entristece también ver como camaradas que aprecio -y pensaba yo eran gente experimentada- son capaces de morder acriticamente ese regalo envenenado que tiene sin duda la factura CIA-DAS. Me arrecha profundamente pensar que algún camarada bien colocado en la burocracia bolivariana, hubiese puesto ese peine a Joaquín Pérez Becerra quien, debe finalmente haber comprendido como lo utilizaron para atacar por mampuesto a la Revolución Bolivariana.
Creo que el Presidente Chávez sopesó muy bien los pros y los contras de la situación, los riesgos y las ventajas que implicaba esa decisión política, y tomó serenamente la decisión correcta para Venezuela, para América Latina y para El Caribe: la creación oficial de la CELAC, que tendrá lugar en Caracas el próximo 5 de Julio. ¡De esa madera es que están hechos los verdaderos líderes revolucionarios!
mario.sanoja@gmail.com