Los grandes cambios políticos que ya se están gestando en Colombia se presentan, bien como negros nubarrones que presagian una tormenta de consecuencias impredecibles o bien como un alba luminosa que señala el fin del conflicto social más cruento y sangriento que haya sufrido Nuestra América. Como expuso el historiador colombiano Indalecio Lievano Aguirre, a partir de 1830 la oligarquía colombiana instauro en Colombia un régimen colonial interior basado en la represión física de toda disidencia política ajena al binomio liberal-conservador que era y sigue siendo, el disfraz pesudo-democrático de una de las mas férreas dictaduras de clase que haya visto Suramérica.
Una de las victimas más notoria de dicha dictadura, fue Eliezer Gaitán, asesinado por los poderes oligárquicos colombianos en connivencia con la CIA. Después, con el inicio de la guerra civil, cientos de miles de colombianos han sido masacrados en dicho conflicto. Las FARC canalizan la resistencia popular a esa dictadura desde inicios de la década de los sesenta del pasado siglo. Sus cuadros dirigentes exhiben una sólida formación ideológica unida a una inteligente concepción de la guerra popular, lo cual le ha permitido hacer frente con éxito a la poderosa arremetida militar del ejército colombiano asesorado y apuntalado con armas e inteligencia militar por el ejercito de los Estados Unidos y el MOSAD israelí.
La situación socioeconómica de la sociedad colombiana, es desesperada. Los errores de cálculo cometidos por la oligarquía colombiana dejan pálidos a las torpes barrabasadas (perdonen la redundancia) que comete sistemáticamente la derecha venezolana. La solución o la continuación de la guerra civil colombiana nos afectará igualmente en la social, lo económico y lo político. El gobierno bolivariano, sea (esperemos que así ocurra) bajo el comando del Presidente Chávez o del gobierno colectivo que ya está en gestación, debe poner mucha atención a la formación ideológica e histórica de sus cuadros revolucionarios. Se acabó el pragmatismo político adeco-copeyano, ahora es necesario consolidar la doctrina política del socialismo venezolano, que debe incluir también la formulación de una clara política exterior, particularmente con Colombia.
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