Mercado popular de Creteil. Una gélida mañana dominical de invierno, -10° de temperatura. Los y las camaradas del Partido Comunista Francés y del Frente de Izquierdas, de pié, soportando disciplinadamente el frío glacial que corta la piel como un cuchillo, nos entregan las hojas donde el Partido y el Frente de Izquierda dejan sentada su posición frente a la grave crisis del capitalismo que va destruyendo paulatinamente las bases sociales, económicas y culturales de la Comunidad Europea. Esta crisis debe servir de referencia histórica y política tanto a quienes quieren construir el socialismo en Venezuela como a los que por ignorancia histórica o simple mediocridad quieren destruir lo que ha hecho la revolución bolivariana para lograr ese fin.
El paquete neoliberal impuesto a los pueblos europeos por la dictadura de la Banca tanto nacional como internacional, similar al paquete que nos quiso -y nos quiere aplicar la MUD- con su candidato fantoche a la Presidencia de la República, se fundamenta legalmente en una ley orgánica que obliga al gobierno de Francia y a todos los gobiernos europeos a adoptar presupuestos de austeridad para 2013, recortando principalmente 60.000 millardos de euros del gasto público. Todas las medidas adoptadas por la Comunidad Europea están diseñadas para favorecer la hegemonía política de los mercados y las instituciones financieras en detrimento del bienestar de los pueblos, haciendo creer que ésta es la mejor manera de reducir el déficit que tiene el Estado mientras se aumenta la precarización de la vida de todos los ciudadanos y ciudadanas.
La austeridad reduce la actividad económica, lo cual se traduce en una reducción de los ingresos fiscales del Estado. Puesto que ello aumenta el número de desempleados y desempleadas, aumenta también la cantidad de dinero que el Estado debe disponer para invertir y mantener a los desempleados y desempleadas en un nivel de pobreza o miseria que, acorde con la hipócrita moral burguesa, crea una espiral infernal que solo podrá culminar en una rebelión popular.
La política de austeridad solamente beneficia a la Banca y a los ricos a quienes se les pagan los intereses de la deuda contraída por el Estado y los empresarios que presionan por bajar cada vez más el nivel de los salarios que pagan a sus trabajadores y trabajadoras.
La política de austeridad contribuye a agravar la crisis estructural del capitalismo, ya que significa menos inversiones públicas y una enorme reducción del consumo popular. Ello a su vez incide en la reducción de las actividades empresariales y al aumento del desempleo.
Para los ciudadanos y ciudadanas del común, pagar el alquiler de sus viviendas, la factura del agua, la electricidad, la salud deviene cada día más difícil puesto que los salarios son cada vez menores y aumenta el trabajo precario (mal pagado y sin beneficios sociales) y en consecuencia la precariedad de la vida cotidiana.
Los empresarios y los accionistas de bancos y empresas amasan un máximo de beneficios, despiden trabajadores y trabajadoras, precarizan el trabajo; desmontan las empresas y se las llevan a aquellos países donde puedan pagar salarios más bajos dividiendo entre sí a los trabajadores. El objetivo de los patronos y de la Banca es hacerles pagar a estos su crisis capitalista donde el dinero es rey, culpabilizándolos por la baja competitividad y el alto “costo” del trabajo. El costo de la crisis, sin embargo no se debe al costo del trabajo sino del capital. Después de 10 años de explotación, la parte de la riqueza creada por los trabajadores y trabajadoras que ha ido a inflar los bolsillos de los banqueros y accionistas de bancos y empresas se ha multiplicado por dos.
Los asalariados y asalariadas, los jubilados y jubiladas, los desempleados y desempleadas están obligados por el paquete neoliberal a pagar varias veces la deuda del Estado con los banqueros y los accionistas de la Banca y las empresas privadas. Una de las maneras de hacerlos pagar, es el alza en el impuesto al valor agregado a las ventas (TVA en Francia, IVA en Venezuela).
Los recortes en el presupuesto de los servicios públicos ligados a la política de austeridad hacen más difícil la vida cotidiana. La imposibilidad de acceder a los servicios de salud, a los medicamentos, a la salud dental, al costo exorbitante de los servicios de hospitalización, que se realizan en nombre de la competitividad, del alto “costo” del trabajo tienen como finalidad última destruir los derechos sociales, económicos y culturales de los trabajadores y trabajadoras.
Paquete neoliberal y desigualdad de género
En esta crisis tan profunda, son las mujeres las que pagan el tributo más pesado. Hoy día en Francia la mitad de los trabajadores pobres son mujeres; los empleos precarios representan el 17.2% del total, los cuales son ocupados en un 82.4% por mujeres. 30.3% de las mujeres asalariadas trabajan a tiempo parcial. Debido a las llamadas “políticas de flexibilización del mercado de trabajo”, la mano de obra femenina es las más explotada por los patronos. El 51% del total de desempleados son mujeres, y el 54 % de los desempleados que no reciben ninguna indemnización por desempleo, son mujeres. Entre quienes reciben subvención por desempleo, alrededor de 184.700 personas, casi el 50% son familias monoparentales, mientras que 90% de las mismas se compone de mujeres solas con sus hijos. La desigualdad de género también repercute en los trabajadores y trabajadoras jubiladas. La jubilación de las mujeres es 40% inferior a las de los hombres. Entre los jubilados pobres, 8 de cada 10 son mujeres.
Propuestas del Partido Comunista Francés y del Frente de Izquierdas
Frente a la crisis, el Partido Comunista Francés y el Frente de Izquierda (Front de Gauche), proponen una política de solidaridad y movilización de todas las comunas, asociaciones o movimientos sociales que promuevan el compartir, el intercambio y la solidaridad:
Compartir la riqueza creada por el trabajo de los asalariados.
Aumento del salario mínimo.
Reforma fiscal que obligue a los más ricos y a las grandes empresas, a pagar mayores impuestos.
Auditar la deuda pública para obligar a los empresarios privados a reconocer y pagar sus deudas.
Abolir los privilegios de que goza la banca privada y finalmente nacionalizarla.
Creación de un polo público que conceda financiamiento a la inversión y a la industria.
Reducir el tiempo de trabajo para crear más empleos.
Creación de una seguridad social del trabajo que garantice la continuidad de derechos sociales y los beneficios económicos durante toda la vida del trabajador o trabajadora.
Prohibición de despedir a los trabajadoras y trabajadoras de las empresas que cierren por quiebra real o fraudulenta.
Prohibición del empleo precario (tercerización) y derecho automático al empleo a tiempo completo.
Creación de un estatuto social para los jóvenes que les permita lograr su autonomía laboral.
Derecho a la indemnización por desempleo, desde el primer mes de trabajo.
Promover la transición ecológica como un aspecto esencial de la transición al socialismo.
Los comunistas y el Frente de Izquierda consideran que es necesario promover jornadas de solidaridad, de resistencia y del buen vivir en común, colocando en primer lugar el interés de los pueblos y de los seres humanos.
Cualquier lector o lectora mínimamente informado, sea bolivariano, neutral o antichavista podrá darse cuenta que casi todas si no todas las propuestas de la izquierda francesa para llegar a un estado de justicia social que se acerque al socialismo ya están funcionando en Venezuela desde hace varios años gracias a la revolución bolivariana y a la sabiduría del Comandante Presidente Hugo Chávez. Por eso es que, para muchos analistas europeos la experiencia social de la revolución venezolana constituye un sujeto de estudio en Europa. A pesar de la rabiosa campaña mediática de la derecha internacional en contra de Venezuela, en Francia y en Europa en general la gente está cada día más consciente de la importancia de las enseñanzas históricas que derivan del proceso socialista venezolano para abrir el camino hacia el proceso de liberación de sus pueblos.
La reciente experiencia vivida en Venezuela con la devaluación del bolívar ha provocado airadas respuestas en chavistas, algunos de ellos amigos, que consideran el tipo de cambio como un valor ligado al prestigio nacional. El prestigio de Venezuela, como sostenemos en esta nota, está en las medidas sociales y económicas que están permitiendo la implantación de un régimen de justicia social para todos los venezolanos y venezolanas.
El tipo de cambio de una moneda depende de muchas variables económicas y financieras, endógenas y exógenas, tal como lo ha expuesto el ministro Giordani, aunque muchos solamente lo consideran desde un punto de vista consumista. El “modus operandi” de nuestra burguesía malandra no es nuevo, como bien tratamos de explicarlo en nuestra obra Historia Sociocultural de la Economía Venezolana publicada por el Banco Central de Venezuela.
Viviremos y Venceremos,
Creteil, Val de Marne. 11/02/2013.
mario.sanoja@gmail.com