Muchos camaradas se sienten desolados por la derrota del kirchnerismo en Argentina, creyendo que lo sucedido en aquella sociedad es "copia y calco" de lo que sucederá en la venezolana el 6D. El neoperonismo K se derrotó a sí mismo al no convertir su valiosa contribución a la democracia social en el sustento de un bloque hegemónico, dominante en lo político, lo simbólico y lo económico movilizado a través del poder popular. Por otra parte no hay que olvidar que la clase media argentina, por lo general, se sigue creyendo una representación étnica y cultural de Europa y/o los Estados Unidos. Esa alteridad identitaria se nucleó alrededor de la figura blanca, rubia y europea de Macri quien, como han demostrado sus primeras declaraciones públicas, no quiere nada con América del Sur y mucho menos con lo que él considera es esa "merienda de negros" del chavismo venezolano, sentimiento que expresa el prejuicio racista de la derecha venezolana al escoger la desteñida figura rubia, de apariencia oxigenada que exhibe Lilian Tintori, como su símbolo cultural internacional.
Los partidos políticos burgueses actúan de manera jerárquica: una vanguardia o burocracia partidista sirve como correa de transmisión de las consignas políticas hacia la base., la cual está organizada por una multitud de individualidades que solo se reúnen como grupo cuando se les convoca para determinadas actividades públicas de calle.
En Venezuela, el proceso de rebelión popular tiene una vieja data: la lucha contra el poder constituido burgués (mantuano de entonces) comenzó a adoptar un cierto matiz de lucha de clase desde mediados del siglo XVIII. En el siglo XIX la gesta emancipadora fue definiendo más los campos de aquella contradicción social. La creación del actual Estado liberal burgués en 1830 acentuó todavía más la contradicción de intereses de clase hasta culminar con el surgimiento del Chavismo cristalizado finalmente en la Revolución Bolivariana.
Mientras tanto, la derecha en sus diversas representaciones, a falta de un contenido programático que represente los intereses presentes del pueblo venezolano, sigue naufragando en el maesltrom golpista. Creen que como un conjuro mágico el triunfo electoral de la derecha neoliberal argentina surtirá efecto en Venezuela: de allí su deseo de colearse en el triunfo de la derecha macrista. Pero Venezuela no es Argentina. La Revolución, el PSUV y el Polo Patriótico han logrado movilizar y organizar en todos los niveles la mayor parte de la sociedad venezolana en un bloque hegemónico consolidado como Poder Popular, dotándola con un imaginario, con una cultura chavista y antiimperialista que es vivida y aceptada por esa mayoría, a pesar de la fuerte ofensiva mediática de la derecha nacional y la internacional.
Hoy podemos discernir los profundos cambios que ha tenido y sigue teniendo la sociedad venezolana. Los venezolanos quieren vivir mejor y en paz; por lo cual, con base a las actuaciones golpista que han caracterizado la historia reciente, tienen razones para percibir a la oposición como un peligro para el logro de sus fines sociales últimos.
Muchos camaradas piensan, al igual que la dirigencia empresarial y comercial de la derecha, que el pueblo venezolano votará mayoritariamente el 6D, por quienes le dan la comida (Mendoza, Fedecámaras, Consecomercio, MUD y Cía, etc.). Nosotros, por el contrario, vemos las elecciones inscritas en un actual proceso de cambio histórico mundial que tiene en sus expresiones locales, coyunturas importantes como es el caso de Venezuela. Este proceso sin duda ejerce y ejercerá también fuerte influencia sobre otras sociedades que se hallan sumidas en profunda crisis social y económica como es el caso de Colombia, México y España, por decir lo menos. Por eso un eventual triunfo del chavismo en las 160 elecciones que se efectuaran el 6D, despierta tanto pánico en la derecha político-empresarial que domina en aquellos países.
Creemos, con muchos otros camaradas intelectuales, venezolanos, que la Revolución Bolivariana necesita sufrir profundos cambios; necesita particularmente una definición ideológica que vaya más allá de las acciones pragmáticas, definición que le de contenido a las innegables transformaciones sociales y culturales que han producido las Misiones y Grandes Misiones Sociales. El pueblo chavista necesita y exige un liderazgo fuerte e iluminado, que sepa actuar oportunamente cuando las circunstancias lo apremian, que sepa definir con claridad las líneas históricas que marcarán el futuro de nuestra Revolución, tal como lo dejo escrito nuestro Comandante Eterno Hugo Chávez Frías y lo continúa el Presidente Maduro.