Hace unos años sostuvimos una conversación política con Mario Isea, quien
para entonces era diputado a la Asamblea nacional por el Partido Patria
Para Todos (PPT). Mario, conocedor de nuestra trayectoria política y de la
amistad que sostenemos con quienes para entonces formaban parte de la
dirigencia nacional de su partido (obviamente incluyéndolo a él), nos
invitaba a tomar las riendas del PPT en nuestra ciudad natal. Eran tiempos
en los cuales no había nacido aún el PSUV, aunque ya se hablaba de la
necesidad del mismo.
En torno al tema discutimos y le expresamos que preferíamos trabajar por la
creación de la nueva organización política que más tarde habría de nacer.
De igual manera especulamos sobre la posibilidad de que los dirigentes del
PPT pasaran a formar parte de esa nueva organización.
Fue allí donde encontramos diferencias. Mario no tenía dudas sobre el papel
de su partido, pues confiaba en la condición revolucionaria de dirigentes
como Rodríguez Araque, María, Cristian Iglesias, Bernardo Álvarez y otros
que coincidían en la necesidad de crear el partido de la revolución; pero
nosotros teníamos la certeza de que un llamado a desactivar las
organizaciones que apoyaban la Revolución Bolivariana, en beneficio del
PSUV, era justo el argumento que José Albornoz (secretario general del
partido) esperaba para correr a los brazos de la derecha venezolana, donde
siempre debió haber estado.
Afirmamos, al calor de una discusión donde Isea describía a Albornoz como
un revolucionario comprometido y un cuadro inalienable, que el sujeto no se
había ido con la derecha durante los sucesos de abril de 2002, por la
actitud valiente asumida por otros líderes de su organización, que lo
habrían sacado a patadas de la misma y porque no era el mejor momento para
deslindarse de Chávez, sobre todo por el odio con el cual actuaban los
líderes del golpe de Estado.
Agregamos que para nosotros no estaba claro como un partido nacido bajo las
ideas de Alfredo Maneiro y que contaba con dirigentes como los ya
mencionados, podía ser dirigido por un reformista imbécil y sin claridad
política, como Albornoz. Le expusimos a Mario que siempre habíamos sabido
de la incompetencia política y la inconsistencia ideológica de Albornoz y
que teníamos la certeza de que era un farsante, que lo más lejos que podía
llegar como “revolucionario”, era a aspirar un gobierno con una buena dosis
de carga social, pero que nada tuviese que ver con el socialismo y la lucha
de clases.
A Albornoz, agregamos, le fascinaba la idea de un gobierno laborista en
alianza con un buen sector del empresariado venezolano. Rechazaba, en
silencio, las prácticas de Hugo Chávez, simulando formar parte de los
aliados del gobierno revolucionario, pero esperando el momento de dar el
zarpazo.
Los ojos de Isea parecían salirse de sus órbitas con nuestras
afirmaciones, sobre todo cuando dijimos que Albornoz terminaría
desempeñando el mismo papel de Gabriel Puerta Aponte, quien se había
convertido en el cargador de maletines de la dirigencia adeca y el
manejador de sus fuerzas de choque.
No, camarada, no, nos respondió. “Albornoz es un hombre de dignidad y
principios que jamás sería aliado de una derecha fascista y traidora del
pueblo venezolano”.
No llegamos a ninguna conclusión sobre el sujeto de marras y dejamos para
la historia las mismas.
Hoy es un buen momento para revisar lo que ha pasado luego de aquella
conversación. Mario, fiel a su convicción de vida, se mantiene en la lucha
revolucionaria militando en el PSUV; Albornoz, por su parte, se fue del
gobierno con cuatro gatos, afirmando que continuaría apoyando la Revolución
Bolivariana.
El 26 de octubre de 2010 pareció darle razón a Mario cuando en un
comunicado público “descartó que la tolda azul se adhiera a la agrupación
de los partidos políticos de la derecha venezolana autodenominada “mesa de
la unidad”.
En la misiva, el secretario general del PPT aseguró que se había orquestado
una campaña que pretendía vincularlos a la mesa de la unidad, para lo cual
se habían manipulado declaraciones de varios dirigentes de lo que quedaba
del PPT.
Ni una coma creímos de las declaraciones de Albornoz. Es cuestión de tiempo
nos dijimos. Ya ese camino lo habían recorrido Miquilena, Ismael García y
muchos otros.
Hoy no creemos que nadie tenga duda sobre la “consistencia ideológica” de
Albornoz. El tiempo terminó confirmando lo que dijimos a Mario en aquella
conversación.
El PPT (dirigido por Albornoz) anuncia que se reunirá nada más y nada menos
que con Capriles Radonzki para posiblemente apoyarlo en sus aspiraciones
presidenciales. Aclaran, sin embargo que no descartan líderes importantes
como Pablo Pérez o Ramos Allúp.
¿Qué les parece ese cuadro combativo, revolucionario, consciente y
socialista? ¿Aspirará Albornoz a construir el socilalismo con el apoyo de
Manuel Rosales?
Créanos, amigo lector, más temprano que tarde a Albornoz le darán su
espacio en Globovisión para que satisfaga su sueño de actuar como el
matacuras.
Pobre Alfredo Maneiro, con pupilos como Andrés Velásquez, Pablo Medina y
este pajarito debe estar revolcándose en la tumba.
arellanoa@pdvsa.com