Para quienes escriben, el asunto de la hoja en blanco es serio problema. De Ludovico Silva y José Ignacio Cabrujas, recuerdo haber leído sendos excelentes artículos, iniciados con la “preocupación de no tener idea sobre qué escribir”.
Eso me sucede ahora. Arrancaré con lo que primero se me ocurra. En todo caso, lo peor es no tener nada qué decir. En el camino se enderezan las cargas. Esta conducta es lo que mejor define la cultura nacional. El título apareció al final; hay mucha coherencia.
Al PDN, aquel partido fundado en los años cuarenta, le bautizaron el del Volkswagen. Porque en uno de esos pequeños automóviles alemanes, cabían todos quienes le integraban. Era al mismo tiempo que medio de transporte, oficina de reunión de la directiva y salón que albergaba la militancia toda.
AD, antes y después de la división que originó al MIR, le llamaron el de “los bueyes cansados”. Figuras adormiladas y adocenadas como Betancourt, Raúl Leoni, Gonzalo Barrios, Luis Augusto Dubuc, Malavè Villalba, Carlos D`ascoli y paremos de contar para ahorrar espacio, justificaban aquel apelativo. Aparte que todos se habían entregado a quienes antes combatieron.
Aquel MIR que emergió vigoroso por los espacios que no podían cubrir los “bueyes cansados”, se le llamó el partido de “los cabezas calientes”, cuyos militantes usaron como distintivo una gorra con los colores clásicos de las bolsas de hielo que se colocaban en la cabeza para combatir fiebres o dolores de la misma.
Recién caído Pérez Jiménez, cada vez que hablaba en un mitin, sobre todo en Caracas, Gustavo Machado presentaba lista de personajes que estaban conspirando; por aquello de hablar claro y hasta la editorial Cantaclaro que él mismo administraba, al PCV le llamaron el “partido del gallo rojo” y así se quedó hasta ahora. Tanto, que el gallito es original distintivo sustituto del extraño de la hoz y el martillo.
En el MAS, cada grupo, porque fue una federación de tales, tenía un nombre cada cual más atractivo, como astronautas, perros y araguatos. Pero un amigo en Anzoátegui llegó a definirlo como el partido de las carpetas de manila.
“Mira, cada uno de esos que por aquí pasan, con una carpeta de manila hecha un rollo y metida en el sobaco, es un miembro del MAS”.
Me explicó que desde que empezaron a compartir cuotas de poder, bien en Asambleas Legislativas, Concejos Municipales o gobernaciones, todos se volvieron contratistas.
“Aunque no lo creas o pienses que ironizo contra mis compañeros, esa carpeta es una empresa constructora”.
“Físicamente no tienen lo elemental, como martillo o pala; pero la carpeta les “hace dueños” de compañía y aptos para acometer cualquier obra”.
Militancia y cuadros dirigentes se volvieron empresarios virtuales y uno que otro de verdad y casi todos olvidaron “pà que carajo naciò el MAS”.
Recién llegado Chávez al gobierno, siendo José Vicente Rangel canciller, un viejo compañero, hablando a su compadre en medio de una conversación de palos le preguntó:
“¿Quiere irse de embajador a dónde quiera?”
“¿Cómo es la vaina? ¡Barájemela de nuevo!”
“Lo que escuchó”. “El MAS está con Chávez, Puchi es ministro y otros ocupan cargos importantes. Nosotros apoyamos varias veces a José Vicente, lo que nos avala para pedir nuestra cuota”.
“La pregunta que le he hecho se justifica en ese derecho que tenemos”.
Y eso lo creìan muchos. Chávez lo ha confirmado y dice que no acepta esa práctica. Ahora cuando habla de política de aliados y Polo Patriótico, advierte que no se trata de formar un círculo para repartir la cochina.
“No estoy dispuesto a calarme eso”, pareciera decir Chávez y le sobran razones.
Si se hiciese lo contrario no hablaríamos de Polo de Patriotas, sino comparsa de malones.
Por eso preocupa, por poner un ejemplo tomado “no de la vida misma”, sino de la imaginación pura, que prolifere lo de un grupo urbano, que no quiere dejar de serlo, proponiendo un proyecto para criar iguanas en la Mesa de Guanipa, lo que requiere un crédito “blando pero gordo”.
Tampoco es bueno que en el partido o Polo, todos la demos por hacernos “productores” para que peyorativamente ese calificativo se nos dé. ¿Entonces quién se encargaría de lavar los peretos y cuidar los muchachos?
Página cerrada.
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