Identidad nacional
una y múltiple: Indianidad, anticonquista y descolonización
por la equidad intercultural y la
integración continental bolivariana contra el imperialismo.
Saúl Rivas-Rivas
º Investigador social militante. Coordinador del Proyecto ¡Patria para los indios! Guaicaipuro al Panteón Nacional (2001)
(Especial para la revista “Así Somos los venezolanos”. Nº 5)
NOTA DEL AUTOR
El presente artículo fue escrito hace más de un año para la Revista Así Somos. Me fue devuelto con una serie de observaciones y por eso no fue publicado en el debido momento.
De todas maneras
agradezco mucho la solicitud. En verdad no tuve tiempo para reunirme
con los compañeros de la Revista Así
Somos en cuanto a las observaciones que se le hacían a este artículo
para ser incluido. Uno de los argumentos fue que estaba hecho en un
estilo poco comprensible para quienes la revista dirigía
su mensaje en unos términos más didácticos. Entonces opto ahora
por enviarla a Aporrea y Ensartaos.com. que se han
convertido en mi libro virtual con más de un centenar de artículos.
En estos momentos tomo esta decisión por cuanto estoy viendo un cruce de cartas por Internet entre Luis Britto García y Luis Fuenmayor Toro. Así, lo amplié en algunas cosas.
El
racismo anti afrodescendiente de Luis Fuenmayor, recibe el beneplácito
de Luis Britto, aclarándole que el supuesto peligro indígena
para la seguridad del Estado es mucho mayor que el de los afros dada
su conducta reiteradamente secesionista. Esto sin ocultar sus coincidencias
con Fuenmayor Toro en su anti-afrodescendencia. Ahora, como es
común a todos los hispanocentrismos y la ideología de
la raza cósmica vasconceliana, en su larguísimo artículo contra
los pueblos y comunidades indígenas trata de
“dorarle la píldora” a los afros, pretendiendo convencerlos de
que los derechos originarios, históricos y específicos de los pueblos
indígenas a la tierra y hábitat, también conculca los derechos de
los afrodescendientes, entre otros venezolanos. Bueno la conducta típica
de los conquistadores, encomenderos y misioneros fue siempre muy parecida
a esta que asume Luis Britto García como continuo formador
de estereotipos nazi-fascistas contra los
pueblos y movimientos indios. De la misma manera, trata de sacarle
punta a las diferencias entre movimientos indios y el gobierno
progresista del camarada Rafael Correa, cuando el deber
de todo revolucionario auténtico es trabajar para que estas lamentables
diferencias se resuelvan en el marco de los procesos de revolución
y de cambio. Y particularmente dentro de los mecanismos del ALBA. A
menos que Luis Britto proponga llevar a los pueblos indígenas
a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos. Cosa
que es muy común a las derechas.
Agradezco de todas maneras a los camaradas de Aporrea y de Ensartaos. Com, el amparo que me han dado para no quedar mudo en este país ante la posición asumida en materia de identidad, diversidad cultural y de interculturalidad, cuya revolución cultural es intrínseca a la revolución bolivariana y al socialismo del siglo XXI.
Altos de Guaicaipuro,
20 de junio de 2011
CONTRA LAS NUEVAS
FORMAS DE APARTHEID y PALESTINIZACIÓN A LOS 200 AÑOS DE LA INDEPENDENCIA
Simón: ¿para qué hicimos una Independencia si todavía tenemos a los indios con la mano extendida para pedir limosna?.
Manuela Sáenz
De indígenas, los hemos transformado en indigentes
Eduardo Galeano
Apartados ayer en la colonia, excluidos hoy, invisibilizados, expulsados
a las fronteras, los pueblos indígenas, palestinizados en todo un continente,
ya no caben ni en las fronteras -ni en ninguna parte-, para convertirlos
en “problemas de seguridad de Estado”. Es risible –y condenable-
oír a quienes afirman que reconocer las tierras al pueblo yukpa y el
derecho a juicio en sus propias leyes e idioma, en sintonía con la
Constitución Bolivariana, es poner a Venezuela a limitar con los yucpas
y no con Colombia. Un señor me pregunta por internet si nosotros estamos
creando una nueva teoría social para justificar lo injustificable.
Le respondo que el derecho de las etnias-naciones dentro de los
Estados Nacionales a tener sus tierras y hábitat y a ejercer su propio
derecho en sintonía con la integridad territorial de los Estados, es
algo que consagra tanto la Constitución Nacional, como el Convenio
169 de la OIT. Le pregunto al señor de la pregunta ¿Por
qué cuando un Estado Nacional contrata con una transnacional
usted no se pregunta si ese Estado limita con la Exxon o con las
Misiones norteamericanas Nuevas Tribus o con el Instituto Lingüístico
de Verano? ¿Será que transnacionales y misiones extranjeras son más
venezolanas, peruanas o colombianas que los pueblos indígenas? ¿O
está usted junto con Luis Fuenmayor Toro creando una “nueva teoría”
colonial? ¿Las bases norteamericanas en Colombia son más confiables
que los pueblos indígenas, guardianes tradicionales de esas fronteras?
¿Los Estados-más allá de lo ideológico- que se entienden y
hacen acuerdos bilaterales y multilaterales son siempre más confiables
que los propios pueblos históricamente arraigados en las fronteras
y en especial, los originarios?
EN LOS 200 AÑOS DE
NUESTRAS INDEPENDENCIAS, FRONTERAS POLÍTICO-TERRITORIALES Y
FRONTERAS SIMBÓLICAS
Entendamos de una vez para siempre, que si negamos y devaluamos a los pueblos y culturas indígenas, aceptamos nuestra propia negación y devaluación, perdiendo además el amor por la Madre Tierra, aceptando su empobrecimiento y destrucción. Sea en Tierra Firme o en el Caribe. Por eso apuntó a tiempo José Martí : “Que América no caminará sin el indio”. Esto explica por qué todos los libertadores de las Antillas, coinciden en retomar su identidad indígena, la herencia cultural arahuaca- taína y caribe. De allí que pongamos el énfasis en lo indígena por ser lo más invisibilizado y excluido.
Lo que se muestra a simple vista, no es la realidad: existe una Venezuela y una América Profunda que debemos develar.
Incluso es posible revitalizar
el imaginario indígena venezolano en toda la población a través de
su literatura oral, sus mitos, leyendas,
filosofías y etnociencias para comprender a la Madre Tierra y la continuidad
de la vida, hoy seriamente amenazada por el desarrollismo del
capitalismo y la hegemonía excluyente de la
cultura occidental.
SIN DIVERSIDAD CULTURAL
E INTERCULTURALIDAD NO HAY IDENTIDAD NACIONAL, CONTINENTAL Y CARIBEÑA
¿Por qué tenemos grandes dificultades para construir nuestra
identidad nacional y cultural? Sabemos que el país/ nación nos identifica,
pero esa identificación político-territorial pasa por la identificación
con la cultura propia y la cultura común (fundamentalmente indohispánica,
como se ve hoy con más nitidez en todos los Andes) y por los pueblos
y culturas particulares, hasta las comunidades y localidades. Incluso
por sus regiones internas y otras regionalidades geohistórico-culturales,
que desbordan nuestras fronteras y nos vinculan -ayer y hoy-
a todo el continente en su esplendor indoamericano y caribeño, lo afroamericano,
lo hispanoamericano, lo iberoamericano, lo latinoamericano. Sólo que
lo indígena sigue siendo lo más tapiado, lo más oculto y despreciado
por la dirigencia en lo étnico-territorial y lingüístico (indio
yo?,.. no joda: estoy “mezcladito”
y además, “soy ingeniero”. .ja,ja,ja) y luego lo afrovenezolano
en el antagonismo racial blanco-negro (“salto atrás”,
“tente en el aire”, “mejorar la raza”). Endorracismo, vergüenza
étnica, vergüenza materna, culto a padrastros o madrastras europeos
y vergüenza de clase, culto al “modo americano de vida”, caracterizan
nuestra dominación y obstaculizan la construcción participativa de
nuestra identidad y liberación nacional y continental reforzando
la recolonización imperial e imperialista. Y el colonialismo
interno. Entendiendo que el imperialismo que niega la vigencia de
Estado Nacional, que niega nuestros países y el colonialismo interno
que niega a los pueblos originarios y otras diversidades internas, son
caras de la misma medalla y discurren en la misma matriz
ideológica de la dominación occidental
¿Podrá ser casual que los grandes
“divisionistas” para la ideología imperial
sean Bolívar y los pueblos indígenas? Vale decir, los que atentan
contra la unidad del imperio. (Ver: en Aporrea: Rivas-Rivas,
Saúl. Matriz ideológica de la dominación occidental)
ORÍGENES VENEZOLANOS
Cuando Mario Sanoja e Iraida Vargas escriben “Orígenes de
Venezuela” (1) como arqueólogos dejaron muy claro que las
áreas del poblamiento prehispánico dan origen a las siete provincias
que en 1777 formaron la Capitanía General de Venezuela. Lo que
significa que el poblamiento originario, formó la base determinante
del mestizaje y como dice E.E. Mosonyi es lo más antiguo, constante
y específico del país y del continente, en
todo su devenir histórico.. Ver:
placa de incorporación del Cacique Guaicaipuro al Panteón Nacional
(8 dic.2002). Sin embargo, destacamos la sostenida tendencia en los
sectores anti-indígenas de invisibilizar la presencia india hasta cuando
se refiere a la sociedad de castas de la colonia:
“españoles peninsulares, criollos blancos ricos, blancos de orilla,
pardos, zambos, mulatos, cuarterones y esclavos”. ¿Y los indios
que ocupaban el último escalón de la sociedad, donde quedan? En las
fronteras, sólo hay “racionales” e “irracionales”, “patriotas
y extranjeros nativos”.. No caben dentro ni fuera de la sociedad colonial
y neocolonial, ni en las fronteras hoy, entonces se les borra
con agresión fascista. No existen. Desaparecieron antes de aparecer,
como dice Galeano. Esto para no hablar de las visiones genéricas de
“pardos, mestizos, campesinos, mezclas, híbridos, sincretismo cultural,
mutaciones étnicas, sociedades implantadas, sociedad criolla de síntesis”;
,”completar la fase inicial de ocupación del territorio que comenzó
el siglo XVI”, etc., para desconocer su existencia histórica
actual y sus especificidades. Ha dicho siempre Guillermo Morón, “que
el indio dueño de estas tierras, desapareció con el intenso mestizaje”.
De paso, desconociendo a los mismos afrodescendientes e indodescendientes
criollos. Hay la marcada intencionalidad patriarcal de buscar
unilateralmente la identidad personal y familiar por el exclusivo apellido
paterno y reprimir o esconder, el apellido y origen materno. Para
situar unilateralmente la identidad en Europa o en Gringolandia.
Colócanse así, diferentes “fronteras” raciales, culturales,
étnicas, lingüísticas contra pueblos
indígenas o afrodescendientes, desde
un imaginario colectivo, desarrollista y colonizado levantando
los nuevos muros simbólicos –psíquicos
y físicos- del capitalismo. Como el
de Estados Unidos frente a México, como el del Estado de Israel frente
al pueblo palestino. Los muros de la opulencia frente a la miseria en
las grandes ciudades. Aparte de los muros o apartheid simbólicos para
consolidar realidades concretas de invisibilización, de racismo-clasista,
machista y de brutal agresión colonial.
Tal fue la dinámica
colonial y del colonialismo interno todavía. Pero es hora de darle
un nuevo rumbo.
No es casual que en la actualidad Venezuela tenga más de 40 pueblos indígenas y Colombia casi 90, que en ambos casos hoy forman parte de la realidad rural y urbana, sin desconocer la presencia de mayorías indodescendientes y sus especificidades afrodescendientes. Como vemos, la indianidad de Venezuela o la de Colombia, no se queda sólo en el indio de los pueblos específicos (hablantes de sus idiomas) y sus comunidades: se prolonga en la descendencia india de la población en su conjunto. De allí que no forman ningún “pueblo nuevo”, como creyó Darcy Ribeiro., casi hasta el final de su vida. Tienen los pueblos específicos fronteras compartidas entre los dos países, ocurre que al desmembrarse la Gran Colombia (1830) y posteriores conflictos limítrofes, que partió la península de La Guajira, los pueblos indígenas fronterizos quedaron entre los dos Estados Nacionales, cada uno de esos espacios con dinámicas distintas. De igual forma lo perijanero, lo llanero, lo andino, lo caribeño, lo amazónico. Se dice que si alguien de Bogotá va a Cúcuta, le parecerán sus integrantes más venezolanos que colombianos y si alguien de Caracas va a San Cristóbal, les parecerán esos tachirenses más colombianos que venezolanos. Las grandes semejanzas no impiden que instantáneamente podamos distinguir un tachirense de un cucuteño en San Cristóbal. Su parecido no es exactamente lo mismo, lo diferente no es exactamente negación de las semejanzas. Semejanzas y diferencias son fundamentales para situar identidades en espacios fronterizos, pero también a lo interno de nuestros países.
Lo común
y lo diferente en un venezolano y un colombiano. Algo así pasa con
el llanero, de lado y lado. Y por lo guayano/amazónico, poblamiento
que inicialmente viene de los originarios de la cuenca del Orinoco,
prolongándose por todo el rosario de islas de las Antillas hasta La
Florida (EEUU). Los pueblos indígenas constituyen unidades étnico-nacionales
que existen con anterioridad a la formación de los Estados coloniales
hispánico y portugués y de los Estados Nacionales republicanos.
VENEZUELA NO SE QUEDA
EN LO GEODIVERSO Y LO BIODIVERSO
A veces son constantes algunos micros de tv que nos hablan de
lo geodiverso y lo biodiverso, diversidad de paisajes, de animales y
plantas, pero ocultan la diversidad humana, nuestra proteica
geohistoria, la sociodiversidad, la diversidad cultural, étnica
y lingüística, particularmente de los pueblos nativos.
Se quedan en el “medio ambiente”, el ambiente chucuto, amputado
de su diversidad cultural y étnica, tanto de la etnohistoria inicial,
como de su complejidad multi-societaria actual y las modalidades de
sobrevivencia de las regiones geohistóricas y culturales aquí y ahora..
Se trata de un intento ideológico para satisfacer el mito de la “cultura
única mestiza”, del agrado del hispanocentrismo.
Después
de la Independencia se trató de “llanerizar” la cultura nacional,
para negar su diversidad regional,
étnica y local, incluso las diversidades internas a lo llanero.
Otras veces se echa mano de lo caribeño y se pretende identificarnos
sólo por lo caribeño, incluso reprimiendo la misma intra-diversidad
de lo caribeño, que topa con lo indígena y otras realidades. ¿Acaso
en la Guajira, los wayuu, los añú de Sinamaica y de isla de
Toas no son parte de lo caribeño pero irreductibles en su indianidad?
¿Acaso los jivi, los cuiva, pumé, hamorua no son parte del llano
y de esa diversidad macro-llanera? ¿Acaso no hay en el Caribe
una herencia cultural indígena que es reivindicada desde Cuba por
José Martí y por los libertadores de Haití? ¿Y no es parte de la
zulianidad la cultura negra, afrovenezolana del sur del lago?
¿y la cultura barloventeña no forma parte al mismo tiempo de
lo afro-mirandino, lo afrovenezolano y lo caribeño? ( 2)
Después de la independencia se buscó sustituir el nombre genérico de pardos por el nombre genérico de “criollo”, que antes designaba sólo a los hijos de españoles. ¿Con qué propósito? Primero, para los criollos, nueva clase dominante, camuflarse en el pueblo/pueblo. Y luego, con la finalidad de que los indomestizos y los afromestizos no se identificaran con sus ancestros. Ver sólo hacia el blanqueamiento y la europeización por el aparato educativo. Ver hacia “atrás” (vale decir, vernos a nosotros mismos desde el presente)
era exponernos a convertirnos
en “estatuas de sal” como la mujer de Lot. En síntesis contraponer
criollo a indio. Luego el criollo es un no-indio, un anti-indígena.,
como si estuviéramos en Norteamérica (pueblo europeo transplantado).
Punto de unión de hispanocentrismo y apartheid.
DIVERSIDADES
INTERNAS, CONNOTACIONES CONTINENTALES Y CARIBEÑAS.
Tanto las áreas
iniciales del poblamiento indígena como las actuales áreas geohistórico-culturales
hacen que seamos simultáneamente un país andino, caribeño, guayano-amazónico,
llanero, perijanero, entramado como país en todo el contexto
del continente, el Caribe otras realidades bi-nacionales, de áreas
geohistórico-culturales, diferentes y diversificadas ecobases productivas(3)
La misma frontera político-territorial con Colombia, es un largo recorrido
por lo caribeño, lo perijanero, lo llanero,
lo andino, lo amazónico. Desde la península de La Guajira, habitada
por los wayuu, la sierra de Perijá, habitada por yucpas, japreria,
barí y wayuu nos conecta con una zona que fue un nudo comunicante
de los pueblos indígenas de la sierra de Santa Marta y la cuenca del
Lago de Maracaibo (Sanoja-Vargas: 1999). La frontera andina, nos comunica
con la columna vertebral de la geografía de toda Sudamérica,
que habla quechua, aymara, guaraní, entre otras vertientes lingüísticas:
la etnohistoria y la historia actual encuentran la unidad en la
diversidad, en lo precolombino, la resistencia indígena, en lo colonial
y en la independencia hasta la república, cuyas viejas vías de comunicación
e información indígena fueron caminerías e infraestructuras
que dieron paso a la Campaña Admirable y a toda la Independencia de
Sudamérica y trazados incluso, de sistemas de comunicación actuales.(caminos
de españoles?)
. Dicen que la
frontera entre Táchira y Santander es la frontera más activa del continente
y la única sin pueblos indígenas, pero olvidan que entre la
frontera Apure-Táchira, ha circulado un pueblo de origen chibcha, los
tunebo, que se interna por algún tiempo en la Sierra Nevada del Cocuy
del norte de Santander.(son alrededor de 7000 habitantes dispersos
en su estrategia de ocupación del territorio). Son fronterizos, pero
sin territorio compartido en Venezuela. Desde el milenarismo indígena,
el Departamento de Santander –Táchira, formaban parte de la cuenca
del Lago de Maracaibo, mediante una unidad geohistórica cultural, con
una diversidad de pueblos y culturas. De allí que Bolívar en su tiempo
se detuviera en esa realidad para plantear un régimen de administración
especial. La frontera llanera es una continuidad geohistórica-
cultural desde los tiempos prehispánicos y en la Independencia
un epicentro de la formación del ejército patriótico, que bajo el
genérico de “llaneros”, invisibilizó la presencia de indígenas
(achagua, cuiva, pumé, jivi,) afrodescendientes, zambos
e indomestizos. Así como se invisibilizó la presencia de la juventud
llanera, de conformación multiétnica en la batalla de La Victoria
y no solo de seminaristas (1814) (2)
La frontera
amazónica con Colombia,(cuenca del Orinoco) también es complejísima
en su composición étnica originaria actual: jivi, piaroa, curripaco,
baré, baniva, guarequena, sáliva, sapé, yeral en el momento
actual, sin olvidar otras civilizaciones desaparecidas, arahuacas y
de lenguas independientes.
En la frontera con Brasil se encuentran los yanomami, los yeral, por
Guayana los pemón, ye`cuana, aruaco, pasando por la Guayana Esequiva,
el Delta del Orinoco con los warao y los wuaikerí de la costa
nor-oriental, junto con chaimas y cumanagotos, ahora en revitalización
lingüística y cultural. Los wuaikerí desaparecidos como etnia, pero
no en su legado cultural aunque bastante invisibilizado por la ideología
dominante. Y con algunos autodefinidos como sus descendientes.
Hasta la toponimia indígena de la isla de Margarita la han puesto en
retroceso. Fundarte termina de publicar Oscéneba, obra teatral de César
Rengifo sobre la esclavitud india en Cubagua en el siglo XVI, donde
probablemente ocurrió la primera huelga de América para cambiar el
horario de trabajo, dato que encontró Carlos Edsel en Las perlas de
Cubagua de Enrique Otte. Fundación Boulton.
La resistencia indígena específica, replegada en la fronteras y en realidades binacionales, representan hoy factores traumáticos, dinámicos e irreductibles a la occidentalización unilateral, lo que obliga a los Estados Nacionales y particularmente a un Estado Socialista y Bolivariano a buscar una metodología de equidad intercultural adecuada, que permita la convivencia de estos pueblos con sus especificidades en nuestro país, con el Estado Nacional, la sociedad nacional y en la dinámica de las realidades binaciones y de integración continental, sin detrimento de sus legados ancestrales. Hay que discutir de fondo estas complejísimas realidades en el marco de la revolución bolivariana.
En conclusión:
-Se debe fortalecer
la soberanía e identidad nacional venezolana,
-como la colombiana- y de todos nuestros países en el marco de la
integración por vía del Alba, la especificidad de la integración
binacional con Colombia, y así de Unasur, del Mercosur, entre otras.
Pero rechazando radicalmente cualquier tentativa de identidad y de territorialidad
expansivas sobre otros pueblos hermanos, sean vecinos, limítrofes o
no. Toda identidad expansiva conspira contra lo más
íntimo, cardinal y específico del pensamiento bolivariano y de la
integración continental, emancipatoria e independentista. Y contra
los principios de la equidad intercultural y de igualdad (en la diferencia)
de todos los pueblos y sus culturas específicas. Las integraciones
imperiales e imperialistas niegan el principio de nación y de
la convivencia pacífica de países, pueblos y
naciones en plural. Walt Whitman se rebeló
contra el imperio que lo negaba como pueblo y también como
nación norteamericana y en su rebeldía, llamaba a su pueblo natal
por el nombre indio)
-La cultura propia
–nacional, regional y local- en nuestras fronteras, no opera como
muro de contención y obstáculo a la comunicación y convivencia,
como barreras lingüísticas y culturales, sino como bisagras flexibles
y contextualizadas en diferentes regiones geohistórico-culturales,
diversidad de formas productivas, de comercio,
que pueden buscar formas de complementariedad y apoyo mutuo; con
presencia de etnias específicas dentro de esas realidades, con una
diversidad de redes, de pueblos y culturas, modalidades de organización
comunal, de adaptación a los ecosistemas,
con identidades específicas desde la unidad político-territorial de
cada país. Esto, con el entendido de que el desarrollo
capitalista y la presencia imperial e imperialista, contribuye significativamente
al deterioro de nuestras identidades, de nuestros pueblos, culturas,
lenguas y ecosistemas que han sido conservados milenariamente por las
etnociencias de los pueblos indígenas.
- Los casi 90 pueblos indígenas que ocupan el 25% del territorio colombiano son los más afectados por más de 60 años de la guerra, junto con las poblaciones campesinas y afrodescendientes. Y particularmente, serán los más afectados por las bases militares estadounidenses. Como culturas de paz y de diálogo, estos pueblos pueden jugar un papel importantísimo en la salida del entrampamiento guerrerista y en el restablecimiento de la integración desde los pueblos, la paz y la soberanía, la integración intercultural y la dignificación de ambos países. Véase el caso de los indios awa, fronteras con Ecuador y que están en el epicentro de la guerra. Nos sorprende el gran desconocimiento que tiene la población colombiana sobre su gran diversidad indígena y afrodescendiente, a pesar de la fuerza de sus organizaciones.
-Estamos seguros que en las viejas vías de comunicación e información indígena, podremos encontrar hoy muchas claves para la integración continental y caribeña. Así como lo encontraron los Libertadores para la primera Independencia. Y en una diversidad de lógicas, donde lo cósmico y lo antropológico han construido cosmovivencias integradas y diferenciadas, podemos encontrar las claves para una descolonización de fondo frente a la alienación capitalista, desintegradora y despersonalizante ante una crisis terminal, civilizatoria y ecológica. De allí lo estratégico de reforzar el imaginario indígena, la resistencia indígena planetaria y la ecobase agroalimentaria diversificada de esos pueblos.
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- Sanoja Mario e Iraida Vargas. Orígenes de Venezuela. Comisión Presidencial V Centenario. Caracas. 1999. p. 187. Ver correspondencia de las Regiones Geohistóricas con cada una de las provincias que formaron la Capitanía General de Venezuela. Ubican estas Regiones Geohistóricas del poblamiento originario: 1)Cuenca del Lago de Maracaibo;
- Región Andina;3) El noroeste de Venezuela:4)Los llanos Altos Occidentales;5) La Región Centro-costera, valles de Aragua, cuenca del Lago de Valencia, valle de Los Caracas; La Región Oriental, dividida en dos sub-regiones: a) La Cuenca del Río Orinoco; b) El noreste de Venezuela. Ver mapa Sanoja/Vargas, áreas del poblamiento indígena en el siglo XV. pg..17.
(2) Tiene
el investigador Esteban Emilio Mosonyi unas importantes
“Reflexiones Críticas sobre El Caribe”, publicado por
el Ministerio del poder popular para la Educación. Dirección de
Educación Indígena. Caracas. 2006.
(3) Conversación
personal con el investigador Adolfo Rodríguez.
guaicaipurosrr07@hotmail.com