El Capitalismo Mundial es un inmenso proceso histórico, que evolucionó y se desarrolló a través de los milenios en espacios bien definidos y en tiempos muy específicos en el planeta Tierra. La acumulación de capital hacia un modo de producción predominantemente industrial y tecnológico ocurrió en un hábitat natural y en un marco social científicamente bien identificable.
Con sus raíces en otras regiones, su existencia comenzó en Europa. Progresivamente salió de Europa y se globalizó como Revolución Francesa, para cambiar más adelante radicalmente todos los modos de producción anteriores a nivel mundial y también sus bases energéticas, especialmente sus relaciones y medios de producción económicos, políticos, militares, morales y sociales (Como refresco teórico véase: Marx y Engels, “El Manifiesto Comunista” y “El Capital”).
Varios científicos y filósofos como John Stuart Mill, Adam Smith, David Ricardo, Thomas Malthus, Charles Darwin, Galileo Galilei, Isaac Newton, Rosa Luxemburg, Lenin, Ernst Bloch, Kwame Nkrumah, Eduardo Galeano, André Gunder Frank, Heinz Dieterich, los pensadores latinoamericanos de la corriente de la “Dependencia”, etc., todos han estudiado y criticado al capitalismo y al imperialismo en su verdadero contexto histórico, como lo fue generado por parte de los países metropolitanos y diseminado alrededor del globo.
No hace falta que uno sea un “Marxista”, “Socialista”, “Comunista” o “Terrorista” para estudiar científico y filosóficamente al capitalismo. Esto no tiene nada que ver con los pensadores o el pensamiento euro centrista, más bien involucra al estudio de las realidades revolucionarias y emancipatorias en su verdadero contexto continental y global.
El Capitalismo Mundial no se originó en el Océano Antártico; tampoco su verdadera negación histórica, el Socialismo, fue producto por ejemplo de los conflictos sociales de los pueblos BaThwa o Khoisan en el desierto Calahari de Sudáfrica.
El Socialismo o Comunismo que al fin y al cabo son prácticamente dos conceptos sinónimos, se utilizan a nivel teórico para indicar la Negación interna dialéctica dentro del proceso de producción capitalista global, dentro de nuestro actual sistema mundial. Estos conceptos no piensan por nosotros y tampoco son paja ideológica solamente inventada por casualidad y que Reuters utiliza como eslóganes en la guerra de información. Como términos simplemente son palabras filosóficas y herramientas para el pensar o para el lenguaje todavía muy ineficientes que connotan verdaderos procesos en desarrollo dentro de la historia mundial. Son aproximaciones intelectuales a realidades concretas y a verdades globales. En pocas palabras, nosotros mismos hacemos el Socialismo, lo pensamos y lo superamos de, por y para nosotros mismos.
Qué palabra o qué término usamos o aplicamos, inventamos o reinventamos en la actualidad, es de menor importancia, como dijo Julieta: “no importa qué nombre le des a una rosa, va a oler igual de dulce”; así que podríamos llamar al Socialismo Ujamaa, democracia revolucionaria, Estalinismo, Marxismo, Bolchevismo, terrorismo, democracia dictatorial, desarrollo endógeno o incluso Chavismo.
El asunto es que el Socialismo es la Negación dialéctica de un verdadero y definido proceso mundial y de un sistema, que en todas partes refleja varias formas de una apariencia explotadora y dominadora, que siempre son apariencias de una misma cosa, del Capitalismo. Su nexo global es el dinero, son las relaciones de dinero, las relaciones de cosas y la alienación. Esto es lo que la Revolución Bolivariana como Socialismo tiene que negar: el Capitalismo en Venezuela, América Latina e incluso en el Universo.
Esto vincula a los esfuerzos emancipatorios transhistóricos internacionales de todos nuestros héroes revolucionarios como Bolívar, Ché, Lumumba, Fanon, Tito, Ho Chi Minh, etc. El Socialismo es el llamado del clarín global para todas las masas hambrientas en la India y en otras partes a través del planeta, que saludan a Chávez. Esto es el Socialismo Mundial, Nuestro Socialismo, que está relacionado íntimamente con la Revolución Bolivariana.
Como sugiere Carlos Herrera correctamente: “Por ahora sólo lo llamemos la Revolución Bolivariana. Dejémoslo así”.
http://www.vheadline.com/readnews.asp?id=26428
En este comentario, Carlos Herrera explica y resalta los elementos de la Revolución Bolivariana “del socialismo y del nacionalismo, e incluso aunque Chávez siempre habla del anti-capitalismo, parece que el sector privado no se acabará y las concesiones de petróleo y gas para las multinacionales siguen ser garantizadas, pero dentro de una vuelta, la próxima porción probablemente se le garantizará a compañías brasileras, chinas hindúes e iraníes. ¿Por qué? Simplemente porque las transnacionales petroleras estadounidenses pertenecen a un régimen hegemónico, expansionista e imperialista que históricamente ha chupado el petróleo de Venezuela, como se chupa la sangre de alguien, para más de un siglo. Ya basta”.
Como Negación y como esfuerzo revolucionario socialista mundial, Alfredo Bremont, en otro artículo en Vheadline aclara que “el petróleo es el único arma verdadera. Si se para el petróleo, se para el mundo”.
http://www.vheadline.com/readnews.asp?id=26496
Esto identifica correctamente el problema inmediato de los asuntos prevalentes que están en juego en Venezuela y en otras partes: “Es la Revolución Bolivariana que Washington tiene en la mira, no es el Jefe de Estado”.
Sin embargo, la exigencia de parar los suministros de petróleo al mundo capitalista, imperialista y corporativo, es decir, a los EE.UU. y sus aliados beligerantes, significa “parar el mundo” y es un asunto bastante serio. Un colapso inmediato y desorganizado del mercado mundial y del actual sistema global que se encuentra en agonía, causaría en el instante las muertes dolorosas de centenares de millones de víctimas inocentes.
Claro, por otro lado, completamente por sí solos y estratégicamente contra la intervención estadounidense, los “ciudadanos bolivarianos ahora pueden reclamar democráticamente una reducción de los envíos petroleros a Washington o incluso su suspensión completa”.
Sin embargo, desde Heracleitus la dialéctica nos enseña que “la guerra es el padre de todas las cosas”. El Capitalismo inventó y reinventó su propia revolución, revolución social, luchas de clases y guerras de clases y así las pasó a su verdadera Negación, al Socialismo.
¿De qué manera vamos a hacer y a realizar cualquier revolución social o socialista en cualquier parte sin las luchas de clases modernas y reinventadas? ¿Por qué no aplicamos también un análisis de clase a la misma Revolución Bolivariana? ¿Como clase, qué se espera de la clase media en positivo emergente de Venezuela que haga o que sea? ¿Cómo vamos a lograr la Integración y Unidad Latinoamericana sin una feroz lucha de clases ardiente internacional, sin una “guerra de clases” (Lula)? ¿No “trabajamos” todos? ¿No formamos clases trabajadoras modernas? ¿Qué son los Cisneros, Mendozas y Capriles? ¿Son “Ciudadanos” o son “El Soberano” o son “El Pueblo” o son “Venezolanos”? ¿Acaso que todos ellos aman a Venezuela y a los “recoge-latas”?
Actualmente, de todos los pueblos del mundo, los Venezolanos son el pueblo más politizado del planeta, esto significa que tienen una conciencia de clase. En el 2002 verificaron que incluso poseen una conciencia de clase revolucionaria. ¿Cuándo vamos a analizar científico y filosóficamente esos fenómenos de clase únicos y expresarlos como práxis revolucionaria y teoría emancipatoria? ¿Como paradigmas para la revolución socialista mundial permanente?
Es esta conciencia de clase social y política de la Verdad, como la expresa Hugo Chávez Frías, lo que el “Imperio” estadounidense más teme, porque es su talón de Aquiles.
(English Original: http://www.vheadline.com/readnews.asp?id=26528)