Ya el comandante habló

“Cuando el infortunio persigue por algún tiempo, todo se conspira contra el infeliz. Pero el hombre de bien y de valor, debe ser indiferente a los choques de la mala suerte. Yo, me hayo armado de constancia y veo con desdén los tiros de la fortuna” El Libertado Simón Bolívar.

¡Palante comandante! Hoy, Jueves 30 de Junio de 2011 a las 9 pm horas. El líder comandante de la revolución bolivariana, y presidente del gobierno venezolano, con una demacrada presencia justificada por la inmensa lucha que está librando contra esa destructora enfermedad a la cual está sometido, pero, que con infinita constancia y fuerza está derrotando en una formidable lid como las que ha librado otrora, ante diferentes peligros. No obstante, aunque cansado, su valor y carismática presencia, emergen resplandecientes cual brillo solar. Esos infortunios no han logrado apagar el fuego patrio, que le ha sido legado por el libertador, para consolidar la independencia de su pueblo y, que es, como una transcendencia inmortal que le acompaña, comandante, desde el 2 de febrero.

Las viudas de la cuarta república junto con los demonios ayudantes de los vampiros imperiales, se retuercen en dolores descuartizantes ante la excelsa y luminosa presencia de ese comandante que salió a hablar a su pueblo, como si estuviera oyendo las dulces y mitigantes palabras llenas de amor que esos niños, ancianos y adultos diversos, que le alientan y desean lo mejor de lo mejor para su salud. Mientras por otro lado el pueblo, recorre todas las calles y caminos de la patria, en caravana constante gritando consignas, arengas, amores y buenos deseos para su líder. ¡Palante comandante! es la consigna y el grito de guerra, todos los venezolanos le necesitan, le esperan, le dan miles de buenos consejos. Los músicos le regalan dulces melodías que hablan de amor y esperanza. Los niños le envían arengas con vocecitas balbuceantes.

El presidente, en su intervención recordó los momentos culminantes que han marcado su vida desde aquella frustrada rebelión del 4 de febrero de 1992. habló del “por ahora”, que se convirtió en una profecía que hoy esta concretándose y es irreversible. Habló del “A quien pueda interesar no he renunciado, a la presidencia de la república…” que desencadenó el triunfo de la verdad ante la maldad de la canalla opositora. Esta vez habló de la enfermedad que lanzó otro reto más en la vida del líder.

Esta vez igual que otras anteriores, el formidable líder se referencia con su pueblo, ese, quien siempre le ha acompañado en todas las lides y adversidades que el infortunio le ha impuesto, desde aquel célebre “Por ahora”. Hoy ante este reto que tenemos que vencer, el comandante nos dice, como diría un padre de familia, en situación similar: Yo cuento con el pueblo y sé, que esa confianza es recíproca y juntos derrotaremos al enemigo que pretende destrozar nuestros sueños, no podrán ganar esta batalla, el líder con su convicción característica y junto a su mejor aliado saldrá triunfador, como en otras.

Ante ese percance, que hoy viene a confirmar la imbricación del comandante con su pueblo, la fuerza para vencer ese ataque es potenciada por el sentimiento de amor y voluntad de los venezolanos.

Ese pueblo que ha estado esperanzado aguardando su regreso, desde todos los rincones de la patria le dice en una sola voz: ¡Palante comandante! Juntos lucharemos hasta triunfar; porque amor con amor se paga; porque éramos excluidos y tu nos incluiste; porque no teníamos acceso a la educación y nos estas dando escuelas liceos tecnológicos y universidades; porque teníamos hambre y tu nos diste casa de alimentación, Mercal, Pedval, Ceval y otros; porque no teníamos tierra para morar y sembrar y, tú destruiste los latifundios y, nos diste tierra, ahora cosechamos; porque no teníamos casa y nos das casa; porque no teníamos esperanza, y no has colmado de logros felices; porque no teníamos Justicia, y nos diste leyes para proveernos justicia; porque hasta cuando la naturaleza nos golpeó, tú nos diste fuerza, valor y armas para hacerla obedecer; porque éramos subestimados y tú nos levantaste la autoestima; por eso y mucho más, te decimos: Aquí está nuestra fuerza, ¡Palante comandante!. Nunca nos dejaste y, nosotros nunca te dejaremos comandante. Tu mensaje no cae en el vacío.

Ante esta situación que pone a prueba la resistencia física del Líder, que no hay que olvidar es humano, justo es detenerse a agradecer al noble pueblo cubano, quien haciendo gala de uno de sus mas altos paradigmas, -“En la necesidad: a nuestros hermanos no damos lo que nos sobra, solo compartimos lo que tenemos”- ofrenda y aplica a nuestro máximo líder toda la ciencia y mejores oficios de la medicina cubana, para restablecer su salud. Sabemos, de la dedicación del Comandante Fidel Castro, como si fuera un medico de cabecera, quien seguro, usó todos sus argumentos para convencer a Chávez para someterse a los chequeos médicos que permitieron el diagnóstico y posterior tratamiento, que ahora nos permite abrigar la seguridad de la sanación del comandante Chávez. La opinión del presidente uruguayo José Mujica confirma la magnitud de la enfermedad del líder, ya que sí el comandante Fidel Castro -como lo dijo Mujica- no detiene a Chávez en la Habana para hacerse exámenes y tratamiento, hoy no tendríamos la esperanza de contar con otro triunfo de nuestro máximo líder ante los embates de la vida.

¡Palante comandante!, recibe este baño de amor de tu pueblo, como la brisa que te arropa en esa patria amiga de Cuba, arrópate con la mejor medicina del mundo sintetizada en el amor de la juventud venezolana que gracias a ti, dejó de ser sólo una promesa, para ser hoy y siempre la autentica y verdadera confirmación del éxito de la patria. Mil gracias comandante, por darnos dignidad, por hacernos sentir, que, si somos un gran pueblo. Gracias, comandante amigo por enterrar con tu excelsa pedagogía, la infame falacia propalada por la cuarta república. Esa que predicaba, que los venezolanos éramos flojos, vagos y mala gente, calumnia que fue hasta como una daga hiriente que nos dañó tantas veces. Para esos detractores otorgamos el perdón de un pueblo noble pero fuerte, gracias a tí mi comandante.

Guarde reposo comandante sánese, acá en su patria, esperamos su retorno, para continuar la lucha, su equipo de trabajo está cumpliendo sus directrices. Como usted lo dice: Escalaremos nuevas cumbres, que hay semerucos allá en el monte y un canto hermoso para cantar.

¡Hasta la victoria siempre!

¡Viviremos y venceremos!

¡Ratificamos el apoyo irrestricto para con nuestro líder!

¡AUNICON PAPAROTO MANTORO! ¡ITOTO MANTO!

¡Pa lante comandante!

¡PATRIA SOCIALISTA O MUERTE! ¡VENCEREMOS!

wiliancastillop@gmail.com


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William Castillo Pérez


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