El affaire Purina/Nestle es el típico caso de gerencia de crisis abordado con el típico cinismo de las transnacionales. la Nestle Purina, no ama a las mascotas Purina ama el dinero de los dueños de las mascotas. La empresa ocultó lo que estaba ocurriendo con los animales, con la esperanza que sus dueños no se dieran por enterados.
Aguardaron cautelosamente, hasta que la verdad llegara a la calle y fuese inocultable, entonces reaccionaron ofreciendo el cambio de empaques vacíos por el dinero y ahora hablan de reintegrar los gastos veterinarios a los dueños de las mascotas fallecidas. Siempre, en cada una de sus “etapas de negociación”, han negado los más importante: el tremendo daño que han infringido a las personas que han perdido a un ser tan querido.
A los propietarios de las mascotas se les ha causado un profundo daño moral, les han sido arrebatados sus amigos más incondicionales. Por ello no deben detenerse en sus acciones, porque los errores que ha cometido la empresa han sido tan tremendamente torpes, que en honor a la inteligencia y la justicia, deberán responder a todas las exigencias de los agraviados.
La avaricia, la insensibilidad y la mezquindad impidieron que Nestle-Purina desarrollara un plan de respuesta en el que se considerara, aparte de la indemnización, entre otras, la posible entrega de cachorros como mascotas sustitutas. La incapacidad de condolerse con los clientes delató su falso amor por los animales y eso después de quedar en evidencia ante los ojos de la gente, ya no tiene reparo. Todo niega el sentimiento que la empresa dice sentir por los animales – Amores son acciones…
¿Qué hubiese pasado si la inescrupulosidad de las personas que participaron en el negocio de ese maíz hubiese puesto en peligro la salud de seres humanos?
El Macaurelio