Tiempo de todos, es el tiempo de nuestro Presidente Hugo Chávez Frías al hacernos vibrar de emoción en cada amanecer o madrugonazo. Desde aquel 4 de febrero del 92, en su Por Ahora, que más tarde lo llevó a hacer trizas a un concertado Golpe de Estado un 13 de abril del 2002, o en el crepúsculo de aquella tarde del 2 de junio del 2004, que inspirado en Florentino y el Diablo nos reunió a miles de sus simpatizantes a las puertas del Palacio de Miraflores“ a informarnos su decisión de realizar un referéndum Revocatorio para demostrarle al mundo donde está la mayoría”,hasta el comienzo de este luminoso retorno de su propia vida el 4 de junio de 2011, cuando expresa que vuelve al epicentro de su amor más grande: su Venezuela querida.
Como el Jefe de Estado, de Gobierno y de la Revolución que sí avanza el Presidente Chávez ofrece al país, al país de todos, la información necesaria sobre el mal que lo aqueja, consciente de su papel en el país nuestro país, el de todos.
Tiempo en el que nos sigue incorporando paso a paso, en la nueva prueba que ahora enfrenta y que nos tocó muy hondamente un sentimiento de pesar al enterarnos de los trances andados en estos meses. Circunstancias en las cuales, gracias a su coraje habitual y en su verbo y modos del venezolano de adentro, lo vemos sobreponerse como líder de su talla, de su temple en su empeñada y demostrada historia por la verdad.
Como líder nato en su estilo de hablarle a todo el país, discurrió sobre la importancia del liderazgo en la Revolución Bolivariana en franco dialogo con el periodista Ernesto Villegas en la programación “Toda Venezuela”. A las preguntas del periodista Villegas acerca del reconocimiento de su hiperliderazgo, y si está o no inclinado a considerar la dirección colectiva de los asuntos políticos del país? Respondió el Presidente Chávez convencido, que sí tiene que asumirlo. Es sin duda alguna un líder, sin pacatería ni complejos.
Y siempre gobernando y al frente del proceso revolucionario el cual concibió y fue madurando libremente desde su llano natal, hasta optar por férrea disciplina entre las armas de los cuarteles, y llegado el tiempo que hizo nuestro desde que nos rescato del camino donde cobardes y aventureros perdiéndose entre talanqueras, embarcaron y trampearon a muchos y muchas venezolanos as, también a gobiernos como el de Cuba. Bueno la historia lo tiene registradito.
Arrancamos pues con Chávez en otra historia diametralmente contrapuesta a los cuarenta años de un punto fijismo, que en honor a su nombre, fue un punto fijo, solo en beneficio de los gobernantes y del imperio norteamericano, a quienes les entregaban nuestra soberanía en recursos naturales y dignidad. Hoy sí estamos en camino de una verdadera liberación nacional. A la vista tenemos logros definidos en el plano social Venezuela adentro, y en el plano internacional el proceso de integración que él solo, enrumbo, está ahí de pie. No hay peor ciego que el que no quiere ver Por algo está la política imperial presta a aislar, derrotar la Revolución Bolivariana.
Ese mismo líder carismático de quien en el mundo, se lee, se ve, se oyen millones de letras, videos, ondas hertzianas, en pro y en contra como los absurdos opositores criollos, que acostumbrados a la inercia y dejadez de su democracia representativa, hoy lloriquean, y que, “los dejaron por fuera en todos los actos del Bicentenario”.
Ellos y sus derivados políticos partidistas, jamás podrán entender, menos aceptar a un gobierno que ofrezca un concierto de Dudamel a cielo abierto, ni ver desfilar a soldados y oficiales con verbo de verdaderos hacedores de Patria. Menos aun, a esas crecidas multitudinarias concentraciones de hombres, mujeres, niños celebrando desde su corazón y conocimientos, su verdadera historia de Venezuela. Envueltos en resonante sentimiento de solidaridad y combate: “con trabajo o sin trabajo, con Chávez me resteo.”
Compatriotas, ya volvimos escuchar , sus cantos, su humor ,y su enérgico reclamo ante el pueblo que él rescató por forjar nuestra independencia para siempre; unamos pues, en un solo esfuerzo sentimientos, energías y vamos con él a vencer su batalla que es la nuestra, es la de todos. De esa mayoría que a la vuelta, de su retorno físico creció creció y creció por él con más fe y más confianza en su liderazgo. Vamos con él ¡¡palante comandante!
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