Hugo Chávez, Marta Harnecker y sus Reflexiones (y II)

Por una razón que debe estar muy clara para el Proyecto Bolivariano, la oposición sostiene su esperanza de retornar al poder sobre los lemas: “Chávez vete ya” y “Chávez muérete ya”. El golpe no es una alternativa descartada pero la observan muy cuesta arriba y por eso, gozaron y desearon a través de terceros y usando a sus twitteros, la posibilidad de un salto de talanquera de Chávez para dejar este mundo. Sin Chávez este proyecto entraría en una fase peligrosa y ahí la importancia de desearle muy larga vida, de confiar en su liderazgo y crear espacios para el surgimiento de un liderazgo que acompañe a Chávez. Digo liderazgo y no hablo de dirigencia porque nos confundimos.

¿Qué nexos hay entre la reflexión de Chávez a la cual hicimos alusión en la primera entrega y la reflexión de Marta Harnecker publicada ese mismo día en Aporrea? Estas dos reflexiones tienen mucho en común porque ambas abordan el “es” o la situación del proyecto bolivariano desde perspectivas ligeramente diferentes. Chávez, como pudo verse en la nota anterior, reconoce una debilidad del proceso que se deriva de una fortaleza: su liderazgo o hiperliderazgo, pero se detiene ahí, comunicándonos que debe “aprender a delegar”. Nos comunica esa necesidad y luego en una cadena autoriza a dos de sus ministros para que cumplan tarea administrativas en el alto gobierno y después de leer este nuevo gesto del comandante, uno debería preguntarse: ¿Está  aprendiendo el comandante?

Como lo sostuvimos en la primera entrega1 (parte I); Chávez debe centrar su esfuerzo, inteligencia y capacidad de liderazgo en las tareas estratégicas del Estado y alto gobierno. Desde esta perspectiva, la delegación de tareas administrativa, cubre estas expectativas, pero en otro sentido, no es la delegación de tarea administrativa lo más importante o lo que debe interesarnos en esta coyuntura. La delegación no es la palabra mágica en este caso, más que delegar tareas administrativas, que es una alternativa buena, lo verdaderamente significativo desde mi entendimiento, es crear realmente instancias de participación y transferir a esas instancias, posibilidades concretas de tomar decisiones.

En esto, cobra sentido la reflexión de Marta Harnecker que vuelve a comunicarnos unas ideas que van al fondo de este asunto, porque a partir de los argumentos que expone en su trabajo logra uno explicarse nuevamente, lo que ha estado pasando y los riegos a los cuales se somete el proceso bolivariano. A excepción de lo que uno puede leer en Aporrea, todo lo demás, esta “perfectamente” bien agitado para que el “jarabe ideológico” que nos llega de las instituciones políticas del proceso, esté muy homogenizado y se nos haga ver que hay participación. No hay efectivamente crítica ni autocrítica, aunque a veces uno logra escuchar ciertas cosas que suenan como tales o no las presentan así, pero es simplemente un recurso para hacernos ver que tal cosa existe. Es el “jarabe ideológico” del cual hablo. por favor recordemos a Tascon.

Si observan el desarrollo y posible desenlace de las líneas estratégicas podrá percibirse que van caminos a convertirse en un “jarabe ideológico”, aunque aparentemente, hayamos visto “mucha participación”. Lo importante y medular quedara intacto con un cierto maquillaje. La maquinaria electoral sigue intacta por sobre la propuesta “movimiento-partido”. No hay nadie de los de arriba que se atrevan a cuestionar nada porque muere políticamente. No tienen como sostenerse y se valen de la muleta “Chávez” y frente a esa situación, no están interesados, como lo dice Marta, en practicarse un harakiri. El Hiperliderazgo se sostiene sobre estas conductas y estas conductas alimentan este hirperliderazgo. Estamos en una especie de círculo vicioso

La diferencia entre estas dos reflexiones está, en que Chávez se queda en su función de hiperliderazgo y en la necesidad de delegar. Marta Harnecker aunque no trata en particular el caso venezolano, se fija además en las consecuencias que aguas abajo produce una situación de bajo nivel de participación y autocrítica. Dice Marta, “debemos recordar que la instancia política es el instrumento creado para lograr alcanzar la meta socialista del pleno desarrollo de todas las personas y que por lo tanto, es la gente, el pueblo, y no el partido lo fundamental. Ellas tienen derecho a vigilar que el instrumento que les ayudará a desarrollarse cumpla su papel, que sus cuadros sean realmente facilitadotes del protagonismo popular, que no pretendan ahogar la iniciativa de la gente, irrespetarla, y, mucho menos, usar sus cargos para obtener privilegio o recursos injustificados”. (Subrayado es nuestro)

El Hiperliderazgo y un “instrumento político” creado para alimentar ese hiperliderazgo con muy pocas posibilidades de crítica, es un mal síntoma de esta enfermedad. Veamos este hecho que probablemente no guarde relación con lo que estoy tratando. Van varias leyes habilitante y preguntémonos: ¿Es una falta de trabajo y producción de los diputados del Proceso? ¿Es una falta de creatividad de los diputados para determinar la producción de un ordenamiento legal para darle sustento al proceso? ¿Es una manera de confirmar que hubo en el período legislativo pasado una falta de acompañamiento al presidente? ¿Es que únicamente el comandante es capaz de percibir los movimientos tácticos y estratégicos y los dirigentes funcionan como una especie de jarrón chino?

Veamos otro acontecimiento al que debemos darle una lectura. Este sábado (16/07/2011), antes de salir para Cuba, el presidente se reunió con Diputados, Ministros y miembros de la Dirección Nacional y la reunión fue vista en TV.  ¿Qué aspectos trató el Presidente? Si no oí mal, habló bastante de hacer la s cosas bien y con ética. Volvió a recordarnos la Odisea y el necesidad de amarrarse ante los cantos de sirenas.  Aunque este es un tema recurrente aún no tenemos mayor nivel de información y suponemos que si Chávez lo recuerda con frecuencia, debe haber alguna razón que es muy bien abonada por la manera en que se cuadra el instrumento político: El partido.

Chávez dijo: (…) a luchar contra los demonios capitalistas e indicó que “la Revolución Bolivariana no pretende ser como la Revolución Cubana, esta es nuestra, en base a nuestras realidades y circunstancias (…) "Las bases del socialismo tienen que estar entrelazadas con las bases espirituales, porque sino se lo lleva el viento" ¿Hay o no corrupción? ¿No será que esta manera de organizarse el instrumento político alimenta esos demonios capitalistas? ¿Será que no hay capacidad de crítica? ¿Será que la capacidad de crítica y contraloría muere con el “jarabe ideológico” de la participación?

evaristomarcano@cantv.net



1 Véase Parte I, disponible en: http://www.aporrea.org/actualidad/a126833.html



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Evaristo Marcano Marín


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