Debo confesar que aún disfruto las películas de Cantinflas; en estos días vi "El Señor Doctor", altamente recomendable para reírse a montón reflexionando sobre los geniales diálogos del Dr. Cantinflas y sus pacientes y especialmente su visión y métodos en la medicina.
Ya en el hospital, el Dr. Cantinflas, va a almorzar al comedor y llega una camarera con el menú y le ofrece en voz alta los platos: “tengo riñones encebollados, hígado al mojo de ajo, sesos a la vinagreta y patas de puerco” e inmediatamente Cantinflas responde: “mire señorita no nos platique sus dolencias ¡que venimos a descansar! y tráiganos el plato del día”.
Esta película debería ser materia obligada para todos los médicos venezolanos, sobre todo para los accionistas de la medicina, aquellos que no ven al ser humano como humano-paciente, si no como: un cliente.
El Dr. Cantinflas nos dice “hay que ver el diagnóstico y el mundo que lo rodea”. El presidente Hugo Chávez, con humildad ha suplicado a los pequeños grupos médicos opositores que hacen política con la salud ¡que abandonen el mercantilismo! Que vean y reflexionen sobre el mundo que los rodea.
Los accionistas de la medicina “montan” una clínica y venden las acciones en dólares (algunos son especialistas y otros financistas) y nos encontramos con casos de clínicas que han sido cerradas por: medicinas y productos vencidos y desechos patológicos depositados en espacios inadecuados.
Nuestras universidades y hospitales no deben seguir graduando especialistas-accionistas de la medicina.
La estructura curricular de los centros de formación (universidades-hospitales) deben tener una profunda valoración de la ética y la bioética, principios y valores sobre la base de la justicia e igualdad de los seres humanos, un quiebre de la visión capitalista.
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