La muerte como fetichismo

Como consecuencia de la enfermedad del presidente Chávez, la mayoría de los venezolanos reasumimos la realidad de que los seres vivientes somos mortales. Esta característica es lo único que nos iguala como seres humanos en este mundo, por ahora, porque últimamente con las clonaciones esto puede cambiar.

Durante la celebración de su cumpleaños 57, nuestro presidente y líder de la revolución socialista, asumió de manera filosófica el tema de la muerte, y esta proponiendo un cambio en la consigna política de la revolución. En vez de Patria Socialista o Muerte, propone Patria Socialista y Victoria. Pero no debemos olvidar, que para llegar a esa victoria socialista debemos continuar librando batallas cruentas, las cuales han producidos muchas muertes de mártires en este país y en el mundo. Debemos recordar la canción de Ali Primera, los que luchan por la vida no pueden llamarse muerto.

Desde que el hombre apareció en el planeta tierra, la muerte ha sido objeto de temor y de ritualidad. Las religiones monoteístas, judías, cristianas y musulmanas, comparten la creencia en una supervivencia del alma después de la muerte. En la religión hindú, sus fieles están convencidos de la transmigración de las almas, cuando muere el cuerpo, el alma sigue con vida y encarna en otro mortal, planteando así el dogma de la rueda de reencarnaciones, algo parecido ocurre en el budismo.

Considero que a la muerte no debemos tenerle miedo, es algo normal, un proceso biológico- espiritual que se manifiesta con el cese de las funciones vitales del ser humano. La muerte no debe ser un tema eludido, soslayado, negado por nuestra sociedad, al contrario debemos prepararnos para cuando llegue. Los verdaderos revolucionarios nos diferenciamos del resto de los mortales, porque somos capaces de dar nuestras vidas para alcanzar nuestros objetivos de justicia social. Igual sucede en la cultura árabe, quienes mueren en el ihd (guerra santa) reciben un trato privilegiado en el más allá, siempre serán considerados "vivos" y no "muertos".

Pero en el sistema económico capitalista donde todo se trasforma en mercancía, la muerte no es la excepción. Por tal razones, los gobiernos imperialistas no le importa que mueran todos los días millones de personas por hambre que ellos pudieran evitar si no gastaran sus recursos en armamentos y guerras para fomentar la muerte.


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Germán Saltrón Negretti

Defensor de los Derechos Humanos.

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