Nuestros Judas

Se necesitan unas cuantas plazas para quemar a los Judas que rondan por
estos lares. Tenemos una gran variedad de ellos, algunos disimulados hasta
con sotana, y varios coleados en la mesa esperando por el postre. A unos les
pagan más de tres denarios.

Otros, los tontos útiles que nunca faltan, si acaso obtienen una fotico en
la prensa. Pero todos merecen el juicio final.

Por ejemplo, Judas son los miserables que se visten de bandera venezolana y
se disfrazan literalmente de patriotas, pero que nada más escuchan un joropo
en la radio porque la Ley Resorte los obliga, se retuercen de indignación.
En el fondo lo criollo les parece ridículo.

El nacionalismo les llega sólo hasta la marcha que le da la vuelta al Parque
Cristal. De allí en adelante, el único himno que veneran tiene su letra en
inglés.

Judas son también los mercachifles de la noticia que agachan la cabeza y
venden la honra del país ante cualquier extranjero, sin ningún sentido de
pertenencia ni amor de patria.

Son unos tristes asalariados a quienes los amos de los medios no dudarían en
dejar con el micrófono colgado al cuello, en la primera oportunidad que
tengan para salir de ellos porque ya no los necesitan.

Los Judas más notorios y al mismo tiempo los más patéticos, son todos esos
ex dirigentes de la izquierda que en un tiempo cargaron un fusil al hombro,
subieron montaña con un morral de ideales a cuestas, y ahora que el sueño
dejó de ser utopía siguen cayéndole a pedradas a la realidad.

No se percatan de que el futuro es ya, que éste debería ser su tiempo.

El tren de la historia les pasó al lado y ellos se quedaron en la estación.
El estigma del fracaso no los dejó subirse en él.

Esos en realidad dan pena. Pero a ellos no se les puede perdonar porque se
les metió de lleno la traición en el alma.


También esta nueva República tiene que cuidarse de unos que no parecen pero
son.Me refiero a mucho derechista devenido repentinamente en revolucionario
sólo por oportunismo, porque huelen el poder y les fascina. Y por ese poder
son capaces de todo. Verdaderamente no tienen ideales y son los más
peligrosos porque engañan con facilidad y cualquiera les cree. No todo el que
está inscrito en partido es militante.

Tenemos otro tipo de Judas, más comunes pero igualmente dañinos. Son todas
esas personas que no sienten el más mínimo respeto por el derecho ajeno; que
tiran basura en la calle para que otro la recoja porque no les duele el
ambiente; que a la más pequeña se saltan una ley, una ordenanza. Son los
que se colean, se comen la luz del semáforo, pican cauchos, son turistas aun estando de policías, sobornan y se dejan sobornar, se creen más que los demás, manejan por el hombrillo, no pagan, se roban la lencería de los hospitales y pare usted contar.

Para colmo nos sentimos orgullosos de ese judacito que llevamos dentro: somos “vivos” y no nos importa cuál es el costo que el país paga por tanta
viveza.

Dejo de último a los que hay que seguir más de cerca:

Los corruptos. Alerta con ellos.

A esos tenemos que cazarlos donde quiera que estén, porque esa plaga tenemos que quitárnosla de encima. Candela con ellos antes de que acaben con la esperanza.

(*)Periodista

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Mariadela Linares(*)


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