Cuando se disponía asistir a la Quinta la Esmeralda a regatear un presupuesto solicitado por Manuel Rosales para festejar en la intimidad el cumple atrasado de Pablo Pérez, Petkoff oyó el timbre de la residencia donde había amanecido y un sudor frío le recorrió el espinazo. “Coño”, pensó, “ese debe ser el bolsiclón de Ramón Guillermo que viene a presionarme”.
Se pasó la mano derecha por su cabellera y recordó que no había orinado, pero sonó de nuevo el timbre y esta vez le pareció el silbato del tren del Encanto: la vejiga casi le estalla.
-Ya voy, nojoda! –gritó frente a la poceta muda y sintió algunas gotitas calientes en la pantorrilla derecha. “Maldita sea el coñoesumadre de ese desgraciao”, musitó.
El timbre sonó otra vez cuando Petkoff miraba por el ojo mágico para cerciorarse que Ramón Guillermo estaba allí, pero vio todo borroso y abrió de golpe la puerta. Jadeaba como un camello.
-Buenos días, señor –dijo amablemente el funcionario de INE.
-Qué buenos días del coño, chico, tú no ves que me mié en los pantalones. Quién carajo eres tú?, le gritó al joven del INE que lo miraba con ojos desorbitados: “Verga, es Teochoro”, pensó.
-Señor, buenos días, hoy comenzó el Censo. Lo vengo a empadronar. ¿Usted vive solo, arrejuntado, esta vivienda es suya o de su Madre, tiene hijos, perros, gatos, mascotas, Empresas a su nombre?
-¿Es que tú no sabes quién soy yo, estúpido?, espetó al joven. “Claro, señor!”, respondió el funcionario.
-¡¿Entonces para qué carajo me preguntas esas bolserías?
-Es que debo empadronarlo, señor. Sólo usaré la puntica del lápiz para los datos y en un segundo está listo.
“No opongas resistencia, Teodoro, tus has pasado por torturas terribles y luces de lo más bien”, se escuchó la voz ladina de Ramón Guillermo que salía del ascensor. Petkoff, confundido, le dijo al muchacho: “échele bola pues, pero rápido y sin mariqueras”.
-Lo registro como Teodoro Petkoff o como Teódulo Perdomo? Le preguntó con naturalidad. “Como te salga del forro, pendejo” le contestó extraviado, saludando al Jefe de la MUD.
Y así fue como, sin mayor resistencia, fue empadronado el Attaché de la ultraderecha venezolana.
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