Si en verdad existiera un partido político con 7 millones de militantes inscritos y medianamente organizados, lo que tendría que hacer el gobierno revolucionario sería utilizar con eficiencia esa maquinaria para dedicarse a resolver los problemas apremiantes de la población venezolana.
Lamentablemente ese partido, cuyos militantes fueron sumados haciendo cálculos en extremo alegres, no existe sino en las mentes de algunos optimistas y en las cifras que se usan para apantallar con despliegues publicitarios a los más timoratos de la oposición.
Si bien conviene desmoralizar al adversario político, sería un error lamentable que los revolucionarios identificados con el presidente Chávez, y hasta con el mismo Psuv, cometiésemos la inocentada de tragarnos nuestras propias cobas.
Así pues, nuestro primer deber es sacar bien las cuentas y saber, por así decirlo, con cuántos batallones cuenta la revolución socialista en este país.
Tomando mi propio caso como ejemplo, soy militante del Psuv e intenté inútilmente actuar con disciplina dentro de la trama partidista, esperando las instrucciones de dirigentes elegidos de manera diáfana y democrática.
El primer escollo consistió en la falta de claridad para la elección de dirigentes locales, al menos en Pampatar, Isla de Margarita, donde una y otra vez se utilizaron ardides y trácalas propias de la vieja partidocracia.
Además aparecieron jerarcas regionales para tomar la jefatura insular sin más méritos que la imposición a dedo desde Caracas, como si en Nueva Esparta no existieran compatriotas capaces y conocedores de la problemática local.
Para no hacer largo el cuento, el Psuv le luce a muchos como una maquinaria militarizada, parcelada y repartida entre unos cuantos jerarcas que el presidente Chávez usa para diversos enroques, poniendo y quitando en los mismos cargos a los miembros de su entorno.
Lo mismo ocurre en los despachos ministeriales, y ni en el partido ni en el Gobierno hay quien le hable a Chávez para darle malas noticias o llevarle la contraria.
Falta ver si el Polo Patriótico no será el mismo musiú con diferente cachimbo, disfrazado para que siga la farsa.
augusther@cantv.com