Lo que las y los venezolanos hemos visto, por un lado, es cómo la intuición de un pueblo y la enseñanza suministrada durante 12 años por un líder con una poderosa conexión comunicacional con éste, se han amalgamado en un punto crucial para la continuidad del proceso revolucionario, con el consiguiente efecto deseado: el empoderamiento real, o si se quiere un re emerger del poder constituyente; y por el otro lado, la comprobada existencia y renacer del movimiento popular venezolano, con su acumulado histórico.
La insistente arenga de Chávez sobre la necesidad de que el pueblo se organice y transforme su realidad con sus propias manos, ha permitido por tanto que millones de personas a lo largo y ancho del país se hayan activado y constituido en miles de organizaciones sociales de diferente índole e intereses, asociados éstos con aspiraciones de justicia social en su gran mayoría.
Seguramente, muchos estarán a estas horas sorprendidos; más aún, aquellos que creían y aun creen que el prestigio del líder del “Por ahora” les seria transferido automáticamente, y que solo bastaría con ponerse la guayabera roja-rojita para que el pueblo les extendiera un cheque en blanco, como sí ocurrió en el puntofijismo, jugando como siempre a la desmemoria colectiva, y sin percatarse de que precisamente uno de los fundamentos de este proceso se sintetiza en la proposición “prohibido olvidar”.
Por lo que hoy estamos viendo con esta explosión de organizaciones, conduce en una sola dirección: que el movimiento popular venezolano, ha venido construyendo, cual hormiguita, en silencio y sin aspavientos, sus instrumentos de lucha cotidiana, a la vez que su programa de reivindicaciones; y cada vez mas fueron encontrándose entre Iguales y socializando sus experiencias, gracias en parte a la existencia hoy de las nuevas tecnologías de la información, y hoy ha dicho “ahora sí tenemos con qué…”, parafraseando al mismo Chávez.
Un denominador común de estos Iguales, es el contundente rechazo a prácticas partidistas mas emparentadas con el puntofijismo que con el ideario bolivariano, mucho menos con el del socialismo, llámese clientelismo, amiguismo, burocratismo, corrupción, tráfico de influencias e ineficiencia.
Nuevamente, pues, habrá que concluir, sin caer en el culto a la personalidad, que ha sido el presidente Chávez quien ha estado a la altura de las circunstancias históricas; y que mientras una burocracia insensible ha intentado con no poco afán amarrarle las manos para imponerle su agenda, que no es otra que la conservación de sus privilegios de clase pequeño burguesa con aspiraciones de nueva burguesía, él no ha dejado nunca de tener confianza en ese sustrato moral abundante aún en ese pueblo, su pueblo, ese que un día, hace casi dos siglos, salió detrás de la espada de Bolívar a liberar a otros pueblos, y que como estamos viendo y como dijo el Che en la ONU, de nuevo "ha dicho basta y ha echado a andar y su paso de gigante no se detendrá".
*Integrante de la Coordinación Nacional del Movimiento Social de Medios Alternativos y Comunitarios (MoMAC)
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