A raíz de la develación del primer plan golpista contra el presidente Nicolás Maduro hecha por este mismo el pasado 12 de febrero, día en que debía ser activado, muchas son las inquietudes e interrogantes que surgen entre quienes se dedican al seguimiento de la política venezolana, en especial la que tiene que ver con la gobernabilidad y la seguridad de Estado.
Y es que esta nueva evidencia confirmaría con mayor fuerza que ciertamente el sistema democrático Venezolano enfrenta desde hace 16 años quizá una de las estrategias de desestabilización más intensas y de largo aliento por parte de la primera potencia militar de mundo.
Pero también, y bueno es recalcarlo, en manejo de sus servicios de inteligencia, y de cuya efectividad se jacta a la hora de ordenar su "quo vadis" definitivo contra quien desafíe este sin duda alguna destructivo poder que aun así ha sufrido estrepitosas derrotas como la que sufrió en Vietnam en 1975, gracias a la voluntad de su heroico pueblo de ser libre y soberano en sus decisiones al precio que fuese necesario.
Van probando
Lo destacable en este sentido es que como dice el analista José Vicente Rangel en un artículo reciente, las autoridades estadounidenses de turno en el Pentágono van aprobando, y también probando, uno a uno todo plan de golpe de estado que le vayan presentando sus lacayos venezolanos, y una vez que todos estos fracasan como también sucede desde hace tres lustros, éstas deciden poner en práctica el método que nunca les ha fallado, y que no es otro que la intervención militar directa, lo cual el pueblo chavista movilizado permanentemente y en las calles debe impedir a toda costa.
Claro que lo primero que harán los agentes desestabilizadores a su servicio es montar una operación de bandera falsa, en este tipo de operaciones encubiertas, es de esperar que aparezcan involucradas supuestas fuerzas militares del gobierno bolivariano disparando contra una "pacífica" marcha de opositores, para inmediatamente intervenir con sus fuerzas militares.
El argumento ya harto conocido: "Actuamos en defensa de nuestros nacionales y de nuestros intereses estratégicos", estos últimos, como también es harto sabido, consistentes en recuperar el control sobre nuestra riqueza petrolera para ponerla de nuevo al servicio de su maltrecha economía.
Lo otro, es argüir que "es necesario un corredor aéreo humanitario", que no es más que el despliegue de buques de guerra equipados con misiles antiaéreos, pero también mar-tierra, para inmovilizar la aviación bolivariana en su labor de defensa de la institucionalidad y la soberanía nacional
No con otro objetivo es que han creado con antelación toda una matriz de opinión satanizando la resolución 8.610 recientemente aprobada que permitiría la participación de las FANB cuando se compruebe que el dispositivo policial de control del orden público -que no puede usar armas de fuego letales y de alto poder, como pistolas y fusiles automáticos- ha sido rebasado por el uso de éstas por parte de los supuestos manifestantes pacíficos, como ocurrió durante la guarimba de 2014, con saldo de 43 personas muertas y más de 800 heridas por disparos.
Tamaña orquestación
Ello con el agravante de que a nivel de la opinión pública internacional la imagen que prevalece en el imaginario de millones de personas es que estas muertes fueron provocadas por la acción represiva del gobierno bolivariano, y que es consecuencia de una también nunca vista antes orquestación de medios de comunicación privados del mundo en contra de un gobierno y de un país.
De allí la supuesta y reciente advertencia recientemente formulada por el general Vincent Stewart ante el comité de Seguridad del Congreso estadounidense acerca de que vendrán futuras manifestaciones opositoras contra el gobierno del presidente Nicolás Maduro en el marco de la campaña para las elecciones parlamentarias previstas para finales de 2015, y que parecen favorecer nuevamente al chavismo,las cuales dejan flotando en el ambiente en qué consiste ahora el plan contra Venezuela.
Al igual que una infidencia hecha por el vicepresidente Jhon Biden sobre la inminencia de la caída del gobierno del presidente Nicolás Maduro a los cancilleres de varios países caribeños de habla inglesa en el marco de una reunión para tratar el tema de un nuevo esquema de suministro petroleros ante el que aseguró será el fin de la alianza Petro-Caribe.
Y como ya lo advertido el presidente Maduro, sería la verdadera causa de que se produzca una decisión norteamericana, y que además arroja luces acerca de en qué dirección pudiesen venir los tiros de una para nada descartable intervención militar estadounidense directa en Venezuela.
Ahora bien, si algo preocupa a los analistas, toda vez que las autoridades pentagonistas no cuentan con suficientes militares venezolanos traidores y con capacidad de mando y de fuego, ni con guerrillas contra bolivarianas activas asestando golpes sorpresas al gobierno bolivariano en objetivos claves, ni con un pueblo opositor masivo y movilizado en la calle, que den al traste con el gobierno legítimo de Nicolás Maduro, es saber de dónde sacarán las fuerzas con capacidad de fuego suficiente para desestabilizar y derrocar al gobierno bolivariano.
Habla la experiencia
En este sentido, veamos lo que nos dice la experiencia histórica -sobre todo la más reciente y que ha surgido del Medio Oriente. Y es que ya es voz populis que tanto en Libia como en Siria el Pentágono y sus socios europeos de la Otan se valieron de mercenarios disfrazados de efectivos de ambos ejércitos que una vez recibieron las órdenes iniciaron su carnicería contra la población indefensa.
Así sucedió primero en la ciudad libia de Bengasi, supuesto bastión opositor al líder Muammar Gaddafi, y luego en la ciudad siria de Ohm, bastión opositor al presidente Bashar Al Assad.
Y si la entrada de mercenarios en cantidad suficiente -aunque hay quienes presumen que ya están aquí desde hace tiempo- no fuese posible dada la intensa campaña de inteligencia y contrainteligencia del gobierno de bolivariano para impedir su ingreso, no nos debe quedar la menor duda que lo intentarán por la vía que sea, por ejemplo, utilizando a bandas de policías corruptos y a sus mandos, tal y como ocurrió en Ecuador en octubre de 2010 contra el presidente Rafael Correa.
En este sentido, recientemente el periodista José Vicente Rangel califico como un peligroso precedente el que un sub director del Cuerpo de Investigaciones Penales y Criminalísticas (Cicpc) saliera en defensa de un grupo de funcionarios que actuaron con abuso de autoridad en un operativo en el que fueron ultimadas 5 personas en el sector de Quinta Crespo en Caracas. ¿Sería este un mensaje a García?