La burocratización de la política y el deber del Gran Polo Patriótico

Uno de los grandes errores que se repite en todas las revoluciones han sido la burocratización de la política y los políticos que degeneran en vulgares burócratas del Estado burgués y que terminan aislándose del pueblo y traicionando la revolución. Existen todavía muchos quines aun no encuentran respuestas a la inercia del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) y a su separación de las masas populares. Las masivas inscripciones al Gran Polo Patriótico (GPP) de muchos movimientos formados en el horno de la crítica y la lucha revolucionaria dentro y fuera de las bases del PSUV corroboraron las posiciones que algunos camaradas hemos venido asumiendo con respecto a los problemas del partido, el Estado y la revolución.   

El razonamiento del problema cardial es simple y fácil de conjugar en pocas líneas. El poder y los privilegios que se concentran dentro del Estado burgués, su estructura jerárquica y división del trabajo reproducen, de forma natural, los famosos cogollos o enrosques políticos sectarios dentro del mismo Estado. El cogollo busca cuidar su curul para conservar los privilegios. Si a esto le sumamos que la dirección política del partido de la Revolución Bolivariana (El PSUV) se encuentra conformada por los mismos cuadros quienes poseen responsabilidades de Estado -nos preguntamos: Podríamos esperar que algo distinto suceda dentro del PSUV y el Estado.  

No descubro el agua tibia ni pretendo alarmar a nadie cuando afirmo que el partido terminó subordinado al Estado burgués, en otras palabras: a sus burócratas. Dentro del Estado, el PSUV, como es natural, se encuentra fragmentado, dividido o repartido entre cada cogollo ocupante de un espacio de poder. La política quedó desplazada por la institucionalidad. Esto nos lleva al planteamiento que el PSUV, desde su nacimiento, fue tomado como rehén por los burócratas del Estado, bien sea ministros, gobernadores y alcaldes. La política se burocratizó y por ende el PSUV como partido revolucionario desapareció, o para ser más generoso con los términos, se congeló. Aunque algunos pretendan hablar en su nombre, aquellos quienes se expresan en realidad son los burócratas y no un partido revolucionario de nuevo tipo –como diría Lenin.  

El camarada Presidente Chávez  ha reconocido públicamente el problema y ha manifestado en diferentes ocasiones la necesidad de cambios al respecto. Ayer la revolución rusa y hoy la cubana nos regalan ejemplos claros sobre la necesidad de separar al partido del Estado y de subordinar a éste último al poder y las directrices políticas del primero.  

El GPP tiene la oportunidad histórica de corregir este entuerto. Su deber es salir de su función puramente electoral y hacer verdadera política. Pero primero lo primero. De este debe surgir una nueva dirección colectiva separada de las responsabilidades de Estado, pero fusionada con las masas populares organizadas en movimientos, colectivos, etc. El GPP debe tomar el poder político para controlar a los burócratas del Estado y cumplir junto al pueblo la heroica tarea de hacer la revolución.    

basemtch@gmail.com
 



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Basem Tajeldine (*)

Marxista. Investigador de temas geopolíticos internacionales en el Centro de Saberes Africanos. Moderador del programa VOCES CONTRA EL IMPERIO, RadiodelSur y RNV.

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