El pasajero del autobús de Capriles y los 8.250 nuevos médicos de Chávez

Ante la presencia de un poderoso financista de Capriles Radonsky, un sindicalista pelabola del estado Bolívar le contaba en Caracas a un ex ex gobernador de Anzoátegui que para venirse de Ciudad Bolívar a La Capi tuvo que echarle bolas cantándole rancheras y vallenatos y echándole cuentos al conductor del autobús durante todo el viaje como pago del boleto porque no tenía ni siquiera un fisco partido por la mitad.

-¡Hermano!, le dije al autobusero, contaba el sindicalista pelabola, no tengo plata para pagarte el pasaje y tengo que estar en Caracas. “Vamos a hacer una cosa: tu me das el “puestito” ese, el del ayudante, y yo te canto rancheras y vallenatos y te cuento cuentos desde aquí de ciudad Bolívar hasta el Nuevo circo. Yo me sé como 5.000 rancheras, incluyendo las de José Alfredo Jiménez; 3.000 vallenatos, incluyendo los mejores del Maestro Escalona y los del “Ciego de Oro”, José Leandro Díaz, compositor de Matilde Lina. Y me sé 2.000 cuentos de camino. Unos largos y otros muy cortos”

-“Campeón. Preguntó el poderoso financista de Capriles Randosky al “incóbrito sindicalista. ¿Y es que los autobuses tienen ese puesto para el ayudante?

Y díjole el sindicalista ¿Y es qué tú nunca te has montado en un autobús?

-“Te confieso que en mi vida he visto un autobús por dentro”. Ripostó el financista del autobusero.

-“Te das cuenta, le espetó el exgobernador, por eso es que Chávez les va a ganar las elecciones presidenciales del 2012 y con suma facilidad. Tu candidato proyecta como símbolo popular de su campaña electoral un autobús, y resulta que tú no sabes como es un autobús por dentro. He allí la hipocresía, la falta de autenticidad del mensaje. Pretender vender un candidato usando como estandarte publicitario un autobús sin nunca haber viajado en esos vehículos es una hipocresía de marca mayor, que el pueblo, sobre todo el pasajero de autobús, la detecta con suma facilidad. Al pueblo hay que hablarle claro”.

El autobús es un medio de transporte colectivo muy humilde, donde viaja gente muy escasa de dinero. Allí convergen gente de los barrios, obreros no clasificados, obreros tercerizados, madres solteras con dos y hasta tres muchachos; ancianos, ancianas, vendedores ambulantes, jóvenes, bellas damas de los barrios ataviadas humildemente. Gente contenta y arrecha con la vida. Algunos resignados con su suerte y otros que viven su vida esperanzados de un mundo mejor. El lenguaje que se oye en esos autobuses es llano, frontal, sincero. Los pasajeros de los buses hablan de todo, de deporte, de trabajo, de cachos, de robos, de atracos, de romances, de divorcios, de Chávez, de bonche, de la rumba del fin de semana. En fin hablan de todo. Y algo curioso, sin ofenderse y sin irse a las manos; aunque a veces hay sus escarceos. Y, por supuesto, ocurren atracos por lo que no es bueno viajar con joyas ni con celulares a la vista, es decir no es recomendable hablar por teléfono cuando eres pasajero de autobús ni llevar joyas costosas. Y tampoco lo es “pararle bola” al alto volumen que el conductor aplica a su equipos de sonido donde sólo suenan vallenato y reguetón.

Para llegarle al pasajero del autobús hay que conocer la sicología de ese tipo de pasajeros, que no es otra que la del pueblo humilde, del que sobrevive o “agoniza” en los cerros, del que cobra el viernes y el lunes está mamando, del que saca fiado para poder vivir, del que le mete doble cartón a los zapatos cuando va a una fiesta para poder lanzar un par de tijeretas sin que se le rompan las medias; del que mueve la cama cuando llueve porque la gotera del techo le moja ja sabana, del que juega un susú todo el año para comprarle la ropa a los chamos en navidad. En fin, de gente que adora a Chávez porque ha sido el único Presidente de Venezuela que en realidad se ha preocupado realmente por ellos.

Una cosa es innegable. El pasajero de autobús de la era chavista es más pilas que el de los gobiernos de la IV República. Muchos ahora saben leer y escribir gracias a Chávez y no es tan fácil de engañar. Ahora leen libros, periódicos y navegan por Internet.

A propósito. 8.250 nuevos médicos revolucionarios están por graduarse en estos días. Me entero porque lo dijo la Ministro Sader en Toda Venezuela y esto tiene que ser motivo de orgullo nacional porque mientras otros jóvenes de otros países protestan indignados porque no tienen oportunidad de estudiar en las universidades porque no tienen como pagar los semestres aquí, en Venezuela, en nuestro bello país, estos jóvenes, en su mayoría provenientes de sectores bien humildes, están presto a graduarse de médicos sin pagar ni una sola puya.

Pero lo más indignante es que La Canalla, aprovechándose del miedo al examen final de un reducido grupo de estos futuros médicos, está tratando de enredarle el volador a los chamos diciéndole que los van a raspar. Hasta en esa vaina se meten estos escuálidos en su afán por enredarle el volador a Chávez. Esa gente no tiene paz con la miseria humana.

Otra cosa. Hay personas que montan ollas fotográficas en los hospitales del Gobierno y la echan a rodar por Internet. Son familiares de pacientes, o trabajadores saboteadores que pretenden con esos actos malear la imagen de todo el trabajo que ha hecho el Presidente Chávez en materia de salud y que ha sido motivo de reconocimiento de organismos internacionales de la salud.

Los 8.250 nuevos médicos revolucionarios de Chávez no caben en el autobús de embuste de Capriles.

TINTERO

Sí con toda la soberana boloña de caca que los medios nacionales e internacionales le han echado al Presidente Chávez todas las encuestas, incluyendo las de sus adversarios, le dan un 59 por ciento de aceptación que coño le pueden inventar o fabricar en el tiempo que queda hasta el 2012 para tumbar esa cuesta. Cuesta que va a subir al cielo cuando el líder del pueblo de Venezuela salga de la cueva a la calle, de la retaguardia a la vanguardia porque a Chávez nadie le gana pateando calles. Uno de los intentos más recientes por perjudicarle su imagen fue el balde de excrementos que echó a rodar un médico apellidado Navarrete. Cosas como estas son típicas de las guerras asimétricas. Es lo mismo que dijo la OTAN cuando inventó el bombardeo de Libia dizque para proteger al pueblo que Gadafi estaba bombardeando. Hecho del que nunca presentaron pruebas fílmicas ni fotográficas y no las presentaron porque simplemente nunca existieron, porque era un vulgar y escuálido “pote de humo” igual que las armas de destrucción masiva de Sadam Husein, que nunca aparecieron porque nunca existieron. Vayan a lavarse ese paltó.

americoarcadio@yahoo.com


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Américo Hernández


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