Los hombres no se hacen en el silencio,
sino en la palabra, en el trabajo,
en la acción, en la reflexión.
Pablo Freire (1970)
La Universidad Bolivariana está en un proceso constituyente, es decir nada está acabado, todo la estamos construyendo, con una particularidad: no podemos detenerla. La UBV arrancó por la presión que implicaba darle cumplimiento a la política de inclusión social de los miles de aspirantes a ingresar a la Educación Superior en Venezuela. En tal sentido, existe una inmensa fe en este pueblo de Bolívar. En su poder de hacer y rehacer. De crear y re-crear. Como diría Freire, fe en su vocación de ser más, de transformar al mundo, que no es privilegio de algunos elegidos sino derecho de todos los hombres y mujeres.
Construir una universidad nueva que responda a la dinámica de cambio permanente,
natural de un proceso revolucionario en ebullición, supone una construcción y validación en la acción, producto de la reflexión colectiva. Ésta debe tomar en cuenta la historia y la cultura de donde partimos, sin perder de vista el horizonte. Quizá este sea el mayor reto porque lo tradicional siempre será una fuerza, más allá de las buenas intenciones y voluntades, que atrae y crea obstáculos para avanzar hacia las metas trazadas. La cultura dominante se cuela por todas las rendijas. Llena todos los vacíos que dejemos en nuestras mentes y en nuestra acción. Por lo tanto, no podemos concebir un proceso estático en el diseño de los programas de formación de grado y de la Universidad en su conjunto.
Desde una perspectiva gramsciana asumimos como una realidad ineludible la crisis propia de todo proceso de transformación social, con la finalidad de propiciar una ruptura definitiva con las viejas concepciones y prácticas del pasado. Se avanzó en una propuesta inicial, que superó sin duda lo establecido por cualquier universidad venezolana en materia de educación superior, y se está construyendo sobre la marcha el modelo de universidad revolucionaria que aspiramos.
Para construir nuestra universidad revolucionaria se requiere acabar con el modelo jerárquico de poder. Consolidar la ética de lo colectivo e impulsar la corresponsabilidad participativa de toda la comunidad universitaria en este proceso social. Sin embargo, esto no es un problema de la UBV, es un problema social de Venezuela, de la cultura política dominante, asociada a un modelo económico, basado en la competitividad, en el individualismo y por lo tanto en la exclusión. Acabar con toda forma de discriminación, opresión y explotación es una lucha nacional e internacional que toma forma concreta en cada escenario de la vida social. A la UBV le corresponde asumir su cuota de responsabilidad a lo interno y su articulación con el resto de la sociedad.
La naturaleza constituyente de un proceso revolucionario exige su permanencia en el tiempo. Sin embargo, es necesario aclarar que como resultado de la dinámica sociohistórica y la necesidad de consolidar procesos, siempre encontraremos en el camino revolucionario la oportunidad de asumir conciencia social y permitir que algunos aspectos pasen a un plano constituido. Será necesario institucionalizar, ejercer una nueva cultura, hacer cotidiano lo que hoy resulta novedoso. Posteriormente, se presentará otra ruptura con lo instituido y con ello aparecerá otro proceso constituyente.
Esa es la dialéctica de un verdadero proceso revolucionario, siempre inacabado y dispuesto a enterrar cualquier amenaza con volver a un pasado caracterizado por la barbarie y por la ausencia del diálogo, del encuentro entre colectivos para la tarea común de saber y actuar en la construcción de una sociedad más justa.
En cuanto al aspecto fundamental del proceso constituyente: la participación de la comunidad en la construcción de los cambios, es importante comprender que partimos de un modelo de dominación que controla el conocimiento para beneficio de unos pocos, al costo social que sea. Este sistema basado en la opresión desconoce los derechos del otro; lo utiliza para mantenerse en el poder. Así que no basta con declarar la participación, ésta se debe construir. Debemos aprender a participar con criterio propio. Buscar espacios donde el dominio de los que han tenido mayor oportunidad de crear, no asfixie a los que comienzan a salir del mundo de la exclusión. De hecho, fue necesario partir de una propuesta inicial donde participaron solo algunos, no todos los que estábamos comprometidos, ni todos los que tenían capacidad para ello.
Así como la libertad no se decreta, la participación protagónica tampoco. Por lo general se cree que el problema se reduce a decidirlo todo, en asambleas u otros mecanismos sencillos de presencia colectiva. Pero la UBV no puede arriesgar, con una democracia mal entendida y aún no consolidada, los principios de la revolución bolivariana, expresados en la Constitución y más allá de ella, en la reserva moral del pueblo que ha sido capaz de enfrentar con éxito todos los ataques sistemáticos contra los que pretendemos construir una patria grande como la soñó Bolívar.
Hay sin embargo un campo permanente de participación protagónica de cada uno de los miembros de la comunidad ubvistas. Ahí precisamente en la acción y reflexión durante el proceso de formación. En la validación de los contenidos, de las estrategias, de los materiales didácticos, de las metodologías de acción y de interacción con la comunidad. En la construcción de una nueva ética del trabajo, del compromiso social y en el fortalecimiento de la solidaridad. Partimos de que el currículo es una construcción cultural y por tanto es responsabilidad de todos los actores que participan en él, especialmente de los y las docentes y de los y las estudiantes. De esta manera, los actores se convierten en autores y corresponsables de la práctica y de la generación de nuevas teorías sobre el qué y el para qué aprender, así como el dónde y con quién aprendemos.
La clave del éxito de este proceso constituyente está en los métodos que inventemos para poder investigar colectivamente la realidad, en el mismo momento en que la estemos transformando. No podemos perder detalles de los colectivos comprometidos en esta construcción. Es lo único que garantiza la apropiación real de los saberes que le dan poder al pueblo para su liberación definitiva y la defensa de nuestra soberanía.
Dra. Elizabeth Alves
Secretaria General de la UBV
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