Hemos dicho
reiteradamente que para ocupar un cargo público no puede ser requisito
estar afiliado a los partidos o agrupaciones políticas de quienes
gobiernan. En absoluto podemos estar de acuerdo con ello y esa posición
la hemos sostenido desde siempre, pero, ¡ojo…!, igualmente hemos
agregado que hacemos un excepción con aquellos cargos sobre los cuales
descansa la rectoría de las políticas públicas, en cuanto respecta a la
planificación, programación y ejecución de las mismas, los cuales
consideramos que si deben y tienen que estar ocupados por venezolanos
que se identifiquen de manera plena con las más altas instancias
gubernamentales, tanto en lo ideológico, como en lo político, pues de lo
contrario aparecerían de inmediato los cortocircuitos y las miles de
trabas y obstáculos que afectarían en mucho la marcha de sus iniciativas
y propuestas.
Vale recordar que
durante la Cuarta República quienes no tenían el carné de AD o de Copey,
si es verdad que no lograban ingresar a cargo alguno en la
administración del Estado, por bajo que fuese. Por supuesto, aquellos
que eran recomendados de los llamados “chivos” de esos partidos, eran
quienes tenían mucho mejor asegurado el acceso.
De manera que hemos
abordado de nuevo el tema porque no es un secreto para nadie que en el
actual gobierno, muchas de sus gerencias medias y hasta altas están en
manos de gente que para nada comulga con sus políticas de corte
socialista y es por ello que una importante cantidad de ejecutorias se
adelantan con lentitud, se hacen mal o simplemente se sabotean hasta
paralizarlas y generar caos y sosiego. Los cortes eléctricos, por
ejemplo, fueron y han sido una buena demostración de que el sabotaje
ocurre, pues el propio gobierno frente a muchos de esos casos eso es lo
que le ha informado al país. Y así por el estilo hay otros muchos más
que no vale la pena relacionarlos…
Sujetos de esa condición
hay que sustituirlos de inmediato por gente que le duela el país y
comparta los principios de la revolución. Es inconcebible que el
gobierno siga permitiendo que en sus propias entrañas se siga
consolidando una importante fuerza opositora que lo desprestigia sin
pausa y que sólo busca su derrocamiento.
La opción de las
reestructuraciones, recordemos, facilitan sin mayores complicaciones la
implementación de medidas de ese tipo y lo que ha hecho falta no es otra
cosa que las decisiones. ¿Qué se espera para adoptarlas?
oliverr@cantv.net