La gaita es la creación artística más perfecta del pueblo zuliano. En sus notas orilleras y contagioso ritmo nos hacemos cultura, original y única.
La gaita es nuestro mayor tesoro espiritual, ella amalgama nuestras raíces ancestrales con la melódica andaluza y la percusión africana. Es el sincretismo poético-musical que emerge de la paradoja invasión-resistencia; es la hija mestiza del proceso histórico que nos trajo a esta mixtura multiétnica que somos.
Tenemos razones para sentir orgullo profundo por el gentilicio que creó la gaita, como debemos amar fraternalmente a quienes riegan y cultivan con su arte nuestra insignia musical en el mundo.
La gaita es nuestro lenguaje almático; a través de ella ponemos todos los sentidos en función de un mensaje placentero al cuerpo y al espíritu. Por eso debemos proteger a esta criatura sagrada como a la existencia misma. Sin ella ya no seríamos pueblo.
Protegerla significa apartarla de la mediocridad y aportar a su desarrollo integral, conservándola, enseñándola y difundiéndola.
Nuestras escuelas, liceos y universidades deben establecer cátedras gaiteras para que las nuevas generaciones aprendan la ejecución y la historia de nuestro género musical por excelencia.
Las instituciones y medios de comunicación deben comprometerse con esta tarea patria y darle espacio privilegiado todo el año al talento de hoy y de siempre.
Deben proliferar certámenes de calidad gaitera, premiando moral y materialmente a los cultores en todas sus expresiones, sean compositores, intérpretes, instrumentistas o promotores.
Un área de sensible importancia es la fabricación de instrumentos. Sin lutieres gaiteros no habría gaita. La fabricación de instrumentos como la elaboración de artesanías con motivos gaiteros deben ser industrias protegidas por el pueblo y las instituciones. Cada vez que perdemos un José Ramón Hernández o un Eliseo Ordóñez muere una parte vital de nuestra cultura. Pensar que aún no les ha sido reconocido su inmensurable aporte.
Hay que valorar como joyas vivientes a las nuevas generaciones de lutieres, compositores y gaiteros en general, así como a quienes cultivan nuestros otros géneros como el bambuco playero, la danza, la contradanza y el vals zuliano.
A la clase política hay que exigirle que no manosee al mundo gaitero con propósitos electoreros y menos utilice las situaciones penosas que en lo económico padecen muchos gaiteros para hacer demagogia.
¡Ya basta de ofender nuestra cultura pagando millonadas en dólares a artistas foráneos mientras regatean limosnas a los nuestros!
Como grey digna y orgullosa tenemos que rechazar estos atropellos que esconden obscenos intereses.
Nos resteamos con la gaita, madre, hija y hermana de nuestras penas y alegrías.
La gaita es nuestra vida. Paguémosle con respeto y entrega amorosa.
Yldefonso Finol
caciquenigale@yahoo.es
Con Chávez en ristre y venciendo, por la gloria vivida y las victorias por venir.
Yldefonso Finol
Presidente de la Comisión Nacional de Refugiados
"... los Estados Unidos que parecen destinados por la providencia a plagar la América de miserias en nombre de la libertad..."
Simón Bolívar, El Libertador. Guayaquil 5 de agosto de 1829.