Los venezolanos en general hemos estado siendo espectadores de cómo se extienden cada día con un “éxito” sorprendente los conocidos centros de estética, a los que, en algunos casos, le agregan la palabra “médicos” y en donde a cambio de algunos cuantos millones de bolívares le inyectan a las féminas en los senos o en los glúteos para agrandárselos, productos no autorizados, al parecer polímeros sintéticos e inclusive muchos otros que como esos tienen expresas prohibiciones de uso y de venta en muchos países del mundo, según agregan las noticias que a diario nos llegan sobre el tema, los cuales no solamente ocasionan lesiones graves a las pacientes, sino que durante los últimos 15 días ya han fallecido en nuestra ciudad capital por esos implantes, tres damas, como hoy lo divulga el diario Últimas Noticias en su primera página.
Adicionalmente a esa fatal noticia, nos informa el mismo tabloide que la Dirección de Materiales, Equipos, Establecimientos y Profesionales del Ministerio del Poder Popular para la Salud dispone de un equipo de inspectores para el área de Caracas que solamente está integrado por 10 profesionales, cuando funcionan en la ciudad, agrega la nota, algo más de 1.200 de esos centros de estética, por lo que el panorama que se nos pinta sobre tan dramático asunto, es de tal magnitud que nos genera inmensa preocupación.
Como simples observadores que nada conocemos de cirugía, pero que por ese tipo de noticias que recibimos ya sabemos los graves riesgos que corren nuestras mujeres cuando deciden someterse a este tipo de eventos, para agrandarse sus mamas y pompis, se nos ocurre hacerle un llamado urgente al gobierno nacional para que de inmediato y mientras refuerza con un batallón de fiscales un plan audaz de inspecciones a todos los esos consultorios que funcionan en el país ofreciendo dizque “la belleza total” a cambio de cifras millonarias, acuerde por órgano del Ministerio del Poder Popular para la Salud, una Resolución que prohíba a los medios de comunicación, sin excepción alguna, publicar o divulgar avisos ofreciendo esos servicios, mientras concluye ese plan de inspecciones y se definan, con la mayor rigurosidad, los requisitos médicos y deontológicos que sean imprescindibles para abrir ese tipo de consultorios, de manera que se pueda garantizar así que los servicios que ofrecen, se presten con arreglo a los estándares internacionales de última generación sobre el tema e igualmente que sus responsables sean profesionales de la medicina graduados y especializados en universidades acreditadas y debidamente inscritos en sus respectivos organismos gremiales, conforme lo dispone la ley.
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