Es un hecho palmariamente conocido la pésima calidad que tradicionalmente ha prestado la banca privada venezolana a sus clientes del comercio y afines, porque otrora banqueros y comerciantes eran *blancos y como tales se entendían *.
Pero ocurre que de un tiempo para acá la Administración Pública de las IV y V repúblicas de Venezuela fueron objeto de control indirecto por esa poderosa banca, y fue así cómo las cuantiosas partidas presupuestarias de una Nómina Burocrática criolla que transgrede todas las normas de productividad y economicidad se han convertido en el gran filón de los agiotistas de blanco cuello involucrados en el tremendo, descontrolado y jugoso negocio financiero.
Y como *poder monetario mata poder judicial *, sus desafueros, su impune praxis anatocista y pésima calidad de servicios han sido la norma en estas irresponsables y forzosas instituciones contra las cuales todos los gobiernos hasta ahora se han estrellado en sus fallidos intentos para ponerle freno a sus apetencias lucrativas y a su descarada manipulación política y administrativa.
Estos ilustres banqueros de la Banca Privada nacional e internacional le cobran a sus clientes de las nóminas públicas por los servicios prestados para disponer de sus créditos laborales, créditos que a duras penas son hechos efectivos de la manera y en tiempo más inoportunos, y bajo las peores condiciones: en verano, Sol y polvo parejos a la intemperie o sentados hasta en el suelo de sus lujosas instalaciones; y en Invierno reciben agua y barro sin medida ni resguarecimiento alguno.
Es que esa anquilosada banca privada venezolana jamás ha reconocido en estos cuentahorristas a personas dignas de su investidura bancaria, con una gerencia acostumbrada y chapada para servirles a los oligarcas y capitalistas de alto giro. Groseramente, pensamos que esa BP le cobra al Estado duplicadamente por esos mismos servicios, y, como si fuera poco, su capacidad de atención a estos servidores públicos sigue siendo la misma o inferior a la que decimonónica y empíricamente ha privado en dichas instituciones. En esa BP la Informática sólo ha servido para incrementar desmesuradamente sus beneficios sin que ningún cliente haya visto una mejor y/u oportuna atención cuando en desgracia le toca visitar sus puertas y cajeros automáticos.
Pero como quiera que la vigente Constitución tiene como piso político el sacrosanto respeto a la propiedad privada, de esos banqueros, y como quiera que en este país está prohibido pensar en nacionalizaciones para dicha banca, desde nuestra tribuna proponemos que el Estado se muestre más consecuente en su empeño por respetar los derechos civiles y económicos de los ciudadanos, y así como Mercal viene dando cuenta de los especuladores y saboteadores de la alimentación, y así como Barrio Adentro ha venido ajustando los onerosos y especulativos servicios de salud para los pobres, así podría el Estado implementar una RED de OFICINAS PÚBLICAS sitas en alcaldías, en gobernaciones, en ministerios y prefecturas, para que sean estas oficinas, fundidas coordinadamente en una BANCA PÚBLICA NACIONAL, las que asuman finalmente el control el pago de estos *créditos laborales *, en estricto paralelismo con la Banca Privada, que por supuesto libremente le seguiría prestando sus servicios a sus compañeros de clase.