Aunque
la euforia constitucional ha bajado un poco en las esferas burocráticas,
nuestro pueblo no debe pasar por alto la fecha de entrada en vigencia de la
nueva Carta Magna.
Son muchas
las razones para valorar altamente tal efemérides.
La primera
es que nuestra Constitución Bolivariana nació de un movimiento político social
de profundo contenido democrático. La participación masiva de toda la sociedad
venezolana en la redacción de su Ley Fundamental constituyó un hecho inédito de
nuestra vida republicana.
La segunda
es precisamente la consumación de esa esencia democrática al aprobar por
primera vez, en toda la historia política del país, una Constitución en
referéndum popular.
La legitimidad
de la naciente Constitución de la República Bolivariana de Venezuela fue
realmente abrumadora: más del 80% de la población le dio el sí.
La tercera
poderosa razón es la pertinencia de los cambios planteados en la convocatoria
constituyente. El poder originario del pueblo abrió la compuerta de la
transformación democrática del estado y la sociedad.
Esos
cambios se resumen, básicamente, en cinco asuntos: establecer la democracia
participativa y protagónica, rescatar la ética en la función pública, echar las
bases de una economía productiva independiente, construir una sociedad más
igualitaria y desarrollar una nueva federación basada en transferir poder al
pueblo.
En aquel
momento no habíamos hablado aún de socialismo, pero era innegable que tal
premisa estaba en la médula de todos nuestros esfuerzos.
La lucha
por instaurar pacíficamente el modelo de Estado de la nueva Constitución, trajo
consigo la dialéctica reacción de los poderes fácticos que se niegan a perder su
vieja hegemonía, de allí la confrontación necesaria que se fue atravesando en
el camino revolucionario.
El pueblo
venezolano debe sentirse orgulloso de los logros alcanzados con la Constitución
del 99. Es cierto que nos falta mucho por andar y hacer, pero la ruta escogida
fue la correcta y la senda por venir seguro será de triunfos colectivos.
La práctica
nos dijo que el llamado apresurado a Reforma fue un error, que luego corregimos
con la salida inteligente de la Enmienda.
Ya llegará
el momento idóneo para reformas revolucionarias que nos ayuden a consolidar el
carácter socialista de nuestra revolución y para ello siempre debemos contar
con una clara mayoría popular. Por ahora los instrumentos legales van allanando
el camino para los cambios mayores.
En el
umbral de un año electoral que definirá el futuro cercano de nuestra nación, miremos
con optimismo las enormes posibilidades que tenemos como país, y seamos dignos
de nuestra herencia patria mejorando las actitudes productivas y ciudadanas, y
afilando la conciencia para el asalto de las utopías.
Aquél
chispazo detonador del despegue revolucionario que fue la victoria de Chávez el
6 de diciembre de 1998, tendrá en 2012 la ocasión de revalidarse con opción de
ser más acertados y eficaces en la tarea de ser una potencia para la paz y el
buen vivir. ¡Viva la Constitución Bolivariana!
(*)Constituyente de 1999
Presidente de la Comisión Nacional de Refugiados
Con Chávez en ristre y venciendo, por la gloria vivida y las victorias por venir.
"... los Estados Unidos que parecen destinados por la providencia a plagar la América de miserias en nombre de la libertad..."
Simón Bolívar, El Libertador. Guayaquil 5 de agosto de 1829.
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