Lamentablemente, estamos presenciando desde hace algún tiempo en el Gobierno Bolivariano el retoñar del policamburismo y del llamado enroque en los cargos, lo cual fue una Política en los regímenes de la IV Republica.
El ejercicio de cargos de Dirección contempla dos principios fundamentales: 1. Autoridad delegada y 2. Responsabilidad asumida.Cuando se delega autoridad para ejercer dos cargos dentro de un mismo orden jerárquico, ello dará lugar a conflictos de competencia y a la consecuente práctica de la colusión para dirimir esos conflictos por parte de una única autoridad (el que esta legalmente investido con dos o más cargos) que se erige como Juez y parte.
El que detenta los o dos más cargos, no asume las responsabilidades plenas, porque siempre va a considerar que la carga de la responsabilidad para una u otro posición jerárquica debería ser asumida también por quien le designó.En conclusión, desde una perspectiva humana, ética, administrativa y legal, no es recomendable designar o que alguien acepte ejercer más de una posición de autoridad en una estructura jerárquica determinada (Poder Ejecutivo, Poder Judicial, Fuerza Armada, etc.), debido a que ello es un caldo de cultivo para anular la efectividad, y potenciar la ineficiencia e ineficacia en la gestión.
En la Cuba contemporánea esta abierto este debate: “Necesario es limitar la permanencia en la ocupación de los cargos políticos y se requiere mayor voluntad política para asegurar la promoción de mujeres, negros, mestizos y jóvenes a cargos principales”. De continuar la Revolución Socialista con la práctica del policamburismo y el enroque, se estará decretando su desaparición progresiva más allá del próximo 7 de Octubre de 2012.