El desenlace de esta puja interna, no daba lugar a dudas sobre un escenario con alta probabilidades de concretarse. El mecate, como dice el refrán reventó por la parte más delgada. Independientemente de las razones que se ofrecieron para darle el pase al tribunal disciplinario al “Gato Briceño”, hay en una primera instancia, dos que me sonaron fuera de lugar o mejor dicho, propio de un momento ya pasado en el cual era muy usual utilizar el calificativo de “pequeño burgués” y “reformismo” para descalificar lo que no cuadraba con la teoría socialista. Oí varias veces este calificativo en el momento en que se anunciaba el pase del Gato Briceño al tribunal disciplinario.
La insistencia de usar el término “reformismo” en el momento de la declaración que tuvo entre otros puntos, el anuncio del pase del Gato al tribunal, dejó una mala sensación porque si algo caracteriza este proceso en este momento, es precisamente su condición de ser una momento o etapa plena de cierto reformismo, si por ello se entiende la no aplicación en estricto sentido de lo que sugieren los clásicos revolucionarios.
Se entiende que el “Gato Briceño” tenía su pelea casada con algún factor de poder dentro del PSUV, que produjo una especie de solidaridad automática contra el Gato. Lo vieron desde el PSUV con cara de pero y sabemos que así; la puja entre gato y perro terminaría así.
Viéndolas las cosas desde Anzoátegui y con una ligera ignorancia sobre el asunto, creo que el conflicto se agudizó a partir del derrame petrolero y la negativa del “Gato” a permitir el flujo de agua por las tuberías. Tomo desde Anzoátegui algunos de los elementos que se utilizaron como razón para el respectivo pase. En la nota de prensa que se colocó en www.rebelion.org, puede leerse, [Jaua] “Explicó que Briceño violó sistemáticamente los principios organizativos y el código de ética del militante del partido. Además manifestó que el gobernador monaguense también irrespetó los estatutos y lineamientos.
Dos situaciones de este conflicto no sirven para entender algunas cosas. Una, es que en este caso hay o hubo una pelea casada en Monagas por el control y uno de los contrincantes era el Gato. El gato faltando o no, es gobernador pero no tiene el poder o peso del otro contrincante. Dos, se dice que el “Gato” acudió a Globovisión y esto siendo grave, habría preguntarse, si este acudir a Globovisión, sucede porque los medios público le cerraron las puertas. El caso de Müller Rojas es emblemático, era un invitado permanente a los canales públicos y a partir de cierto momento por algunas ideas suyas, que no sonaron muy agradables; la invitación frecuente y casi diaria fue cancelada. Es probable entonces que también se diera una falta por la censura previa y esto complicó más las cosas. Habría que ver, si el proceso de “cooptación” no fue un elemento detonador de ese conflicto y el PSUV no lo observó así. La cooptación parece que fue de un lado cargada y vacía de otro. Un poco de esto sucedió en Anzoátegui, que la cooptación casi deja fuera al gobernador Tarek William Saab.
Es posible que el “Gato” mereciera una expulsión desde antes, pero debió hacerse y no plantearse ahora y darse las razones que se ofrecieron, porque si la ética y la disciplina revolucionaria fuesen una razón o elemento contundente para tomar una decisión como esta, estaríamos frente a un vicio peligroso. El PSUV ve la ética y la disciplina bajo condiciones o la lucha interna. Es decir, la ética y la disciplina sirven para alimentar esas luchas internas y pasar facturas, pero no para convertirnos en una opción política con un desarrollo ético sostenido y estrictamente vigilado.
Viendo esto desde Anzoátegui y teniendo como referencia la ética y la disciplina revolucionaria, algunos líderes municipales y regionales en Anzoátegui deberían ya estar en sumario y con su expediente casi listo para su expulsión. ¿Cuántas veces Inés Sifontes en su condición de Alcaldesa del Municipio Bolívar ha violentado la ética y la disciplina revolucionaria? ¿Cuántas veces la ha violentado el Alcalde de Anaco o el Alcalde de Peñalver? En estos casos, no ha habido código de ética que valga y estos señores y señoras se han dado el lujo de violentar todo, hasta la más elemental norma de convivencia con el PSUV y con las personas.
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ClaudioElcuaco