Los responsables
de los gravísimos sucesos de abril del 2002 en Venezuela gozan de una impunidad
que incrimina a toda la sociedad: quien no es culpable es cómplice.
El común
de los involucrados fue premiado. Algunos ascendieron dentro de la estructura
burocrática, otros pasean su cinismo por las narices de las víctimas o nos
hacen sortijas desde un exilio dorado.
La impunidad
es la bofetada con que el Estado fanfarrón responde al pueblo, ese pueblo que
fue el único y verdadero salvador de la democracia en abril del 2002.
Las interrogantes
hilvanan el juicio histórico. ¿Qué les pasó a los encargados de prever e
impedir situaciones como aquella del 11 y 12 de abril? ¿Por qué no actuaron
quienes tenían el poder y la obligación de hacerlo para evitar el golpe? ¿Por
qué no se sancionó a los culpables de la masacre? ¿Por qué no se aplicó la ley
a los protagonistas del crack constitucional? ¿Por qué no se ha hecho justicia
en la década que ya transcurrió desde aquél fatídico golpe fascista?
Esto
es lo que dijo El Libertador: “La impunidad de los delitos hace que éstos se
cometan con más frecuencia, y al fin llega el caso de que el castigo no basta
para reprimirlos”.
Todavía
algunos expertos se preguntan el por qué de la escalada criminal.
Las cárceles
siguen llenas de pobres, de pendejos como uno. Para los padrotes del delito no
hay justicia que no se compre. El entramado policial-judicial lo sabe. No hace
falta ley de costos y precios, allí manda el mercado.
Cualquiera
con reales se le fuga a los bravucones armados con uniforme y carné.
La corrupción
es un gigante invisible.
El altruismo
queda para Chávez y el pueblo humilde que lo sigue sin tener acceso a las
oficinas donde se decide casi todo.
Porque
debe saber el mundo que la mayoría que seguimos a Chávez no hemos recibido
prebendas materiales a cambio; la élite burocrática si, algunos a cántaros, pero
el pueblo llano sólo tiene una esperanza como prenda de su entrega.
Esa esperanza
es la motivación más poderosa que se pueda imaginar. El ideal de un mundo
mejor. La utopía de la igualdad.
Por eso
el poder de convocatoria de Chávez es tan difícil de mermar, porque se basa en
valores intangibles, en llamados de conciencia, huertos por construir
colectivamente.
En la
medida que avancemos en esa labranza, con más odio y astucia nos acecharán
quienes temen perder obscenos privilegios, tanto los viejos poderes fácticos
como los neo burgueses adictos al dólar “bolivariano”.
Vienen
a mi terca memoria musical los versos de Luís Advis que señalan con erguido
índice ¿qué hacer entonces qué, si nadie
escucha?, y con sobrada rabia histórica ¿dónde están los asesinos que mataron por matar?
Hay un
mar de respuestas que el pueblo sabe. El 7 de octubre daremos la primera
ratificando el camino de transformaciones humanistas que hemos emprendido entre
novatadas y tropiezos, de eso no cabe duda. La segunda debemos ir pensándola
muy en serio para comenzar a aplicarla el mismo 8 de octubre.
Sería
un hermoso homenaje al Che que comenzáramos a hacer una Revolución de verdad.
caciquenigale@yahoo.es
Con Chávez en ristre y venciendo, por la gloria vivida y las victorias por venir.
El Socialismo es Vida.
"... los Estados Unidos que parecen destinados por la providencia a plagar la América de miserias en nombre de la libertad..."
Simón Bolívar, El Libertador. Guayaquil 5 de agosto de 1829.