Una breve pincelada de la Comuna de París i la realidad política de siempre

“Male parta, male dilabuntur”

         Cicerón (Filípicas II)

      En mi costumbre o rutina de años, especialmente ya jubilado de la Universidad i del ejercicio profesional de la medicina, como es el leer casi siempre tres libros al mismo tiempo, alternándolos, como la gente cambia de canales i, peor, como decía Eric Fromm, lo que muchos hacen es sentarse ante la televisión como frente a una gran bebedera o tetera que le suministre información o conocimientos ya hechos o elaborados, pues la pereza mental es la enfermedad de muchos; terminé de leer el último libro de Stephen Hawking, en conjunto con Leonard Mlodinow, de la Editorial Crítica de Barcelona i reeditado en Venezuela por la Edit. Arte S.A., titulado EL GRAN DISEÑO (The Grand Desing), i continúo leyendo LA COUMNA DE PARÍS, de H. Prosper-Olivier Lissagaray que tiene más de 700 páginas, editado por Monte Avila i adquirido a un precios sumamente barato para su calidad, en la Librería del Sur, donde el gobierno revolucionario pone estas obras al alcance de todos. Completo siempre, la tríada, con algún texto literario, especialmente poesía o cuento (los hai maravillosos), libros de más distinguidos autores que me esperan en la biblioteca, para embellecer la vida i regocijar alma. Me motivó entonces este artículo, unos detalles de aquellos tiempos terribles de la Comuna, que se parecen mucho a lo que sucede hoi en nuestra revolución bolivariana i socialista, en la actuación de ciertos personeros que deberían quedar fuera de la historia, aunque no es posible exiliarlos de ella, porque es biografía del mundo. La verdad histórica i su objetividad, no admite exclusiones, especialmente en los hechos reales, observando, además, el papel terrible i anticristiano de la iglesia católica. Tengo en espera para leer, el libro de un gran escritor colombiano, Fernando Vallejo, LA PUTA DE BABILONIA  –como llamaban los albigenses a la Iglesia de Roma− siendo el autor ganador del Premio Rómulo Gallegos en el 2003, i con una extensa producción, incluyendo hasta ensayos científicos i traducciones a otros idiomas..

     El tema de la Comuna de París, siempre me ha fascinado i donde consigo información, la asimilo o guardo, como algunos artículos interesantes e ilustrados, aparecidos en Historia y Vida. Puede decirse que aunque de escasa extensión en el tiempo, unos sesenta días  (del 18 de marzo al 28 de mayo de 1871)  fue en realidad la Primera República Francesa, cuando muchas de las ideas políticas de entonces, venían de la propia Revolución Francesa e ideas socialistas marxistas, luego desvirtuada por la época napoleónica, la Dictadura i el Imperio. Aquí, se trataba de hacer de cierto modo una especie de dictadura del proletariado, cuando la madurez no estaba al alcance de muchos de sus protagonistas o los traidores i sicarios o vende patrias, ya existían. Otra fascinación en mi vida , es el estudio de la Segunda Guerra Mundial, algunos misterios de gabinete  o de táctica militar, como la incomprensible actitud de Hitler, tan inexplicable que se ha argumentado o recurrido, hasta ideas de misterios fetichistas o esotéricos; ese misterio propició  la gran hazaña aliada de la evacuación de Dunkerque, que por cierto salvó definitivamente a Inglaterra de ser invadida, logrando tener en su suelo más de 400.000 hombres en pie de guerra, restos del ejército aliado a la caída de Francia, mientras la Alemania de Hitler, reuniendo toda su flota mercante i de guerra en el mar, más la fluvial, no podía hacer un desembarco de tropas más allá de 60.000 hombres. Por estas cosas, la historia hace que tengamos conocimiento del pasado, que es “nunca jamás” para el poeta Antonio Machado, cuando el amor humano se va o se pierde; pero los hechos históricos no se van, quedan tatuados en la piel del planeta. I eso es lo que ahora estamos reviviendo con la primera Década Histórica, del golpe militar del 11 de abril del 2002, el paro petrolero seguido, el daño económico i moral, más la conspiración latente o permanente, de la oligarquía i sus intereses de poder, por la furia capitalista  de burguesía derrotada. Para ellos no hai patria; hai solamente dinero que buscar i acumular, hasta sin saberlo disfrutar ni hacer el bien a los pueblos. Es a lo que se refiere el pensamiento de Cicerón: “los bienes mal adquiridos, se desvanecen de mala manera”. “Mal se derrocha, lo que mal se ha adquirido” (me lo recordó Internet), apropiado para el candidato Capriles Raroski; para él i para sus financistas de la campaña mediocre i ridícula que desarrolla, aunque teniendo mucho dinero i maldad por detrás.

      El autor que leo sobre la Comuna de París, H- Prosper-Olivier Lissagaray, “fue escrita por alguien que la vivió en carne propia y participó en ella” según se aclara en el prefacio de Ximena González Broquen, i las citas del propio texto, según la introducción de Francesc Bonamusa, para esta edición.  Por esos detalles, que no están en otros relatos, veremos qué clase de personajes valiosos intervinieron en esa lucha por la igualdad con libertad (Louis Blanc, Víctor Hugo, León Gambetta i Giuseppe Garibaldi, para señalar pocos) i los crápulas que no piensan en la patria sino es sus vanos intereses, como M.  Adolphe Thiers, quien con sus maniobras e intrigas, i la falta de diplomáticos como Talleyrand, propició su escogencia para presidente a este hombrecito. Empero, me voi a referir solamente a un aparte del capítulo III,  titulado El Odio a París.

      Naturalmente no puedo narrar casi nada de la Comuna, pero espero que muchos buenos lectores, tengan conocimiento de esta etapa breve pero valiosa, como lo expresó Karl Marx, en cita de cabecera, Francec Bonamusa: “La Comuna era, esencialmente, un gobierno de clase obrera, fruto de la lucha de la clase productora, la forma política al fin descubierta para llevar a cabo dentro de ella la emancipación económica del trabajo”. Mas, lo que yo quiero destacar no es eso, sino el comportamiento humano, i eso es ética. La ética no es teórica, sino práctica, acción, hacer. Por eso la ética kantiana se llama CRÍTICA DE LA RAZÓN PRÁCTICA, constituyendo un milagro el hecho, que hombres como Petkoff, Ramos Allup, Ismael García, Julio Borges, Leopoldo López i muchos carcamanes o bacalaos más, como los identifica Alberto Nolia, hayan leído esa obra o hasta lo referente a la Comuna de París.

     El Odio a París se da entre franceses mismos, cuando la ciudad estaba sitiada i el país, la France, derrotada por los prusianos, en la guerra Franco-Prusiana (1870-71), teniendo a la cabeza del ejército enemigo, nada menos que al Canciller Otto von Bismarck. Lamentablemente, la Comuna (gobierno del Ayuntamiento i clases populares) coincide con esta situación. En el odio a París (como aquí, el odio a Caracas o a Venezuela, demostrado por la burguesía criolla capitalista) era así de parecido. Léase con cuidado. Dice así el aparte: “Cuando los escapados de París, todavía estremecidos de patriotismo, con los ojos hundidos pero brillantes de fe republicana, llegaron al Gran Teatro de Burdeos donde se reunía la Asamblea, se encontraron delante de cuarenta años de odios hambrientos. Notoriedades de villorrio, castellanos obtusos, mosqueteros de cabeza de chorlitos, <dandies> clericales y reducidos para expresar ideas de 1815 a los terceros papeles de 1849, todo el mundo de cuya existencia no sospechaban las ciudades, alineado en orden de batalla contra el París ateo, contra el país revolucionario que había hecho tres Repúblicas y arrollado tantos dioses. Desde la primera sesión reventó su hiel. Al fondo de la sala, un viejo, solo en su banco se levanta y pide la palabra. Bajo su amplia capa, flamea una camisa roja, es Garibaldi que ha querido responder al oír su nombre”. Así siguieron las cosas, su voz la acallaron los aullidos. Es la locura política de ciertos momentos. Thiers, termina pactando con el enemigo, i en conjunto con los soldados prusianos, dan al traste con la Comuna, mientras el huye a Versalles, robándose todo el dinero del banco de Francia. Algo parecido le sucede a Gambetta, de quien dice el mismo hombrecito Thiers, “que es un loco furioso”, i aunque situación i tiempo son distintos i distantes, lo único que no pudo hacer Pedro “Thiers” Carmona, fue llevarse todo el dinero que hubiese deseado, pero dejó instrucciones para destruirnos  a PDVSA con el Paro Petrolero i de paso todas las misiones, progresos a la vista; aunque amargándose a comprobar la dignidad i lealtad del pueblo venezolano, para su líder Hugo Chávez Frías, i fundamentalmente para su patria i el Libertador Simón Bolívar. Siempre, existirán los hombres egoístas i avaros en el pensar i actuar, i los que tienen amor al prójimos, i sobre todo conciencia de que la vida pasa. No hai inmortalidad alguna, a no ser la postergación del olvido como decía Unamuno, pero el poeta Mario Benedetti nos dijo poéticamente que, “el olvido está lleno de memoria” i los revolucionario o el pueblo en mayoría, puede perdonar (como ha ofrecido esa gran lección el presidente Chávez, i que los jerarcas de la iglesia no saben hacer) pero no olvidar.

    Finalmente, desde aquellos tiempos, tanto los medios de comunicación social, como la iglesia, o mejor el clero, seguirán siendo conservadores, avaros i malos; i en las guerras, las invasiones, los atropellos i los asesinatos,  se seguirán utilizando igual como les dicta el Imperio del Norte que, ahora ha incluido entre sus torturas, la humillación sexual. La responsabilidad i la justicia, no les interesa. Por eso, presidente de una nación puede ser perfectamente un loco, ¡Pero que deje libremente matar i robar! Mas, en la inolvidable Comuna de París, como dijera el gran Víctor Hugo, exiliado, el de LOS MISERABLES, ¡El cadáver está en tierra, y la idea en pie!  

       Nuestra revolución triunfante es un ejemplo del inmenso valor de las ideas i lo reafirmaremos el próximo siete de octubre. ¡Venceremos!  

robertojjm@hotmail.com

 


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Roberto Jiménez Maggiolo


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