Los opositores enfermos de odio tienden a rechazar la historia, el pasado; Capriles sólo quiere hablar del futuro, le tiene un miedo terrible a lo sucedido, a lo ocurrido, ¿por qué?
Cuando revisamos la vida, la realidad, nos damos cuenta de que todo está curtido por la historia. Veamos un ejemplo: cuando vamos al médico nos hacen una “historia médica”, la doctora nos pregunta: ¿Cuál es el motivo de la consulta?, usted le explica lo que tiene: tres días mareado, dolor en el pecho y tensión alta, ¡eso es el presente! Pero, además, la doctora le pide que le cuente con detalles que hizo —hechos ocurridos— antes de que sintiera esos síntomas, la doctora quiere conocer antecedentes, su pasado —a lo largo de su vida— le chequea: ¿Sus padres son hipertensos? ¿Fuma? ¿Qué enfermedades ha sufrido? ¿Toma licor? ¿Ha tomado algún medicamento por largo tiempo? ¿Ha tenido alguna intervención quirúrgica? etc.
Una historia médica profundiza buscando en el pasado del paciente ¡las causas de su enfermedad! y ese es precisamente el gran temor de Capriles y de la oposición enferma de odio; que en la historia, en el pasado, se encuentra que ellos (oligarquía, capitalistas, AD, Copei, derivados, etc.) son la causa de la pobreza en Venezuela.
Quieren que olvidemos que dieron un golpe de Estado y asesinaron a un pueblo, que recibieron dinero doloso de Pdvsa para fundar Primero Justicia, que sus objetivos son privatizar la salud, la educación, los servicios.
La principal promesa de los fascistas de Primero Justicia es el “autobús del retroceso”, eso significa: venderle a extranjeros y testaferros ¿venezolanos? compañías como Pdvsa y Cantv, para así destruir y acabar con las misiones.
Es como si un taxista vendiera su carro con que mantiene a su familia, para comprar gasolina, comprar comida, etc.
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