De verdad da pena ajena, como un supuesto intelectual del rango del escritor, ahora habla-escribe-paja, el español-peruano Vargas Llosa se presta para atacar a los gobiernos soberanos de América Latina. Con él está pasando aquello de que mi peor enemigo, es mi amigo. Él que se supone nació por estas tierras suramericanas (sudacas en España), aparente conocedor de nuestra común idiosincrasia, ahora luce cual europeo, atacando con sus banales escritos y declaraciones a estas naciones que están luchando día y noche, sin descanso, por independizarse de una vez por todas de esos imperios que durante siglos le han chupado la esencia, la savia.
Sin embargo, esta estrategia de los imperios, utilizadas con eficiencias durante las barbáricas acciones de control y dominio, durante sus “conquistas”, controlando a algunos de sus miembros más connotados, todavía le sigue funcionando. Así, revela la historia, fue como los británicos tuvieron éxitos en la India y en China. Igual en México los españoles. Lograron comprar la conciencia de los vende-patrias y utilizaron luego el conocimiento de esos vende-patrias para atacar a su propio pueblo. Lo mismo, en tiempos modernos, pero como la mismísima intención, los europeos están utilizando al Vargas Llosa. Un vende-patria que en la oportunidad que se le necesita le ordenan enfilar contra su propio pueblo, contra sus raíces.
Ya lo hemos visto actuar en numerosas oportunidades, en innumerables foros pagados, lanzando sus sandeces seudo intelectuales en contra de los gobernantes progresistas de América Latina y sus gobiernos. Así por ejemplo, fustigó con furia la decisión de la justicia ecuatoriana a favor del Presidente Correa; en el caso de la demanda contra el rotativo opositor de ese país El Universo. Aprovechó este Premio Nobel, defensor de los poderosos, para señalar en un artículo suyo publicado en el anti latinoamericano periódico español El País (El País, 23.02.2012) que “el presidente de Ecuador, Rafael Correa, acaba de ganar una importante batalla legal contra la libertad de prensa en su país y ha dado un paso más en la conversión de su gobierno en un régimen autoritario”.
En ese mismo artículo, como casi siempre lo repite en todos sus artículos (tal vez por una deficiencia de sapiencia) en contra cualquiera de los presidentes revolucionarios latinoamericanos, aprovecha para ofender a los presidentes Cristina Fernández de Kirchner de Argentina, Daniel Ortega de Nicaragua, Evo Morales de Bolivia y, por supuesto, a Hugo Chávez de Venezuela, de quienes dijo, entre otras cosas que “es un método que todos los dictadores modernos practican —el ejemplo más conspicuo en América Latina, después del caso obvio de Cuba, es el del comandante Hugo Chávez en Venezuela, seguido por su aventajada discípula argentina, la señora Cristina Kirchner”. Destacando con visceralidad, en defensa de los poderosos y de los intereses extranjeros, cito: “Mareado por el poder y la obsesión continuista, peón de brega de los delirios socialistas y bolivarianos del comandante Chávez junto al boliviano Evo Morales y el nicaragüense Daniel Ortega, el gobierno de Rafael Correa, con sus políticas cortoplacistas, de irresponsabilidad fiscal y corrupción multiplicada, su hostilidad hacia la empresa privada, las inversiones extranjeras y su izquierdismo trasnochado, ha empobrecido y desquiciado a la sociedad ecuatoriana, enconándola y crispándola”.
Más reciente aún (El País, 19.04.2012), lo volvieron a utilizar para que defendiera a la española petrolera Repsol YPF, nacionalizada por el gobierno democrático argentino que preside la valiente Cristina Fernández de Kirchner. Además de las amenazas del Presidente español y del parlamento europeo, Vargas Llosa le intenta meter miedo con el coco. Señala el mencionado personaje, que con esta acción la Presidenta de Argentina está llevando a su país "muchos más perjuicios que beneficios y agravado la crisis provocada por una política populista y demagógica que va acercándolo al abismo". De nuevo, no pierde la oportunidad, el contratado para defender de los intereses del Gobierno español, para atacar al Presidente Hugo Chávez, al establecer “semejanzas de lo ocurrido a Repsol en Buenos Aires con los métodos de que se ha valido el comandante Hugo Chávez en Venezuela para nacionalizar empresas”. Lo cual, considera el novelero, causa “un gran daño a América Latina en general”.
Pero no se queda allí el Vargas, si no que se afinca aún más en criticar al gobierno venezolano y a su Presidente al establecer una serie de juicios de valores, o harta de mentiras, cuando indica que “durante algunos años, la opinión pública venezolana se dejó engañar con estas “recuperaciones patrióticas” y “golpes al capitalismo” mediante los cuales se iba construyendo el socialismo del siglo XXI, hasta que vino el amargo despertar y descubrió las consecuencias de esos desafueros: un empobrecimiento generalizado, una caída brutal de los niveles de vida, la más alta inflación del continente, una corrupción vertiginosa y una violencia que ha convertido a Caracas en la ciudad con el más alto índice de criminalidad de todo el planeta”.
Tiene el descaro este ex latinoamericano, de insinuar, entre otras tantas de sus genuflexiones pro europeas, que el colonialismo británico fue una de las mejores cosas que le pudo ocurrir a la Argentina, tal como en efecto lo destaca en su escrito al indicar que “en verdad, los males que padece ese gran país que fue Argentina —el más próspero y el más culto del continente desde fines del siglo XIX hasta mediados del XX— no se deben a la prensa libre y crítica, ni al colonialismo británico, ni a las empresas extranjeras que trajeron sus capitales y su tecnología al país creyendo ingenuamente que éste respetaría la legalidad y cumpliría con los contratos que firmaba su gobierno, sino al peronismo, que, con su confusa ideología donde se mezclan las más contradictorias aportaciones, el nacionalismo, el marxismo, el fascismo, el populismo, el caudillismo, y prácticamente todos los ismos que han hecho de América Latina el continente pobre y atrasado que es”.
Finalmente queda la duda si la Repsol y Rajoy le pagaron por escribir estas pajas o, si sencillamente, le están cobrando por la nacionalidad de ciudadano español que le dieron como espejito a este aborigen sudaca, para que se jodiera en su propio pueblo. Perdido en su intelectualidad, ahora europea, olvida que quien le pega a su familia, se arruina.
(*) Profesor Titular ULA
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