José Gregorio Rodríguez, miembro de partido comunista de Venezuela en la ciudad de Caracas; trabajando activamente en la clandestinidad por el derrocamiento de la dictadura del general Marcos Pérez Jiménez y el restablecimiento de las libertades democráticas.
Caída la dictadura luego de las gloriosas acciones del 23 de enero de 1958, Rodríguez se destaca como un humilde pero abnegado militante comunista; a pesar de ser un hombre modesto y sencillo ocupaba en el seno del comité regional del entonces Distrito Federal, las más altas responsabilidades en torno a la actividad clandestina y la lucha insurreccional del comité regional clandestino caraqueño.
En horas de la tarde del 26 de abril de 1962 José Gregorio Rodríguez es arrestado junto a su esposa en la Lomas de Urdaneta, llevado rápidamente a la sede de la DIGEPOL (suerte de Gestapo criolla) donde es recibido culatazos golpes y vejámenes delante de Barbarita Blanco , su mujer.
Llevado rápidamente a los calabozos de la Digepol, lugares de triste celebridad; es horriblemente torturado por antiguos funcionarios de la Seguridad Nacional perezjimenistas ahora reciclados por el pacto de Punto Fijo; Mora Contreras y Armando bastidas, juntos a Atahualpa y Montes, salvajemente torturaran a Rodríguez hasta dejarlo en estado de coma, en los calabozos de la policía política adeco-copeyana. Llevado al hospital periférico de Coche, el sábado en la madrugada, en donde falleció a los pocos instantes, los digepoles se negaron a darle al cuerpo médico información de quien era esa persona.
La policía había inventado la asquerosa mentira, según la cual José Gregorio Rodríguez se había lanzado del tercer piso de la sede de la Digepol con el fin de suicidarse, siendo esta última versión la que fue publicada por la prensa burguesa.
Ya habiendo asesinado a su esposo, Barbarita Blanco de Rodríguez es Liberada, y ya habiendo realizados los digepoles su rastrera labor, le entregan el cuerpo de su esposo.
Para colmo y en su saña criminal, el entonces ministro de Relaciones Interiores Carlos Andrés Pérez, le ordena a la prensa no aceptar tarjetas de invitaciones del PCV para el sepelio del camarada José Gregorio Rodríguez.
Llevado a su última morada el lunes 29 de abril, Eduardo Mancera dirigió unas palabras de despedida a este mártir de la clase obrera venezolana e internacional, hombre modesto y de la gran rectitud moral y proletaria la cual fue su gran característica.
Medio siglo nos separa de su martirio, pero su recuerdo y el de miles y millones de comunistas que en Venezuela y el mundo se han sacrificado por la causa de la liberación de los trabajadores, es el faro que nos guía por los campos de batalla de la vida.
¡Honor y gloria a José Gregorio Rodríguez héroe de la clase obrera y del Partido Comunista!
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