Y
dice así: “Te cuento, amigo, que cuando la comisión, representada por
Henry Ramos Allup, Omar Barboza y Ramón Guillermo Aveledo llegó a mi
casa, mi padre los vio por el ojo mágico y se echó para atrás y nos
dijo: “Díganles que no estoy” Pero
después se arrepintió y aceptó que los dejáramos entrar. Ya mi padre
sabía que iban a pedir dinero, pero quiso saber qué nueva locura se les
ocurriría ahora. Y allí fue cuando Ramos Allup tomó la palabra y fue
directo al grano, como es él: “Bueno, viejo, tú sabes que para salir del
tirano es bueno que vayamos a España y Alemania, a reunirnos con
nuestros aliados y para ver qué conseguimos por esos lares”. Mi viejo
soltó la risa y le dijo: “Quién me iba a decir a mí, Henry, que después
de viejo te iba a ver pidiendo dinero no solamente en la Embajada
de Estados Unidos, sino en España y Alemania. Y seguro que vienen a mi
casa para que yo, como siempre, les pague el pasaje a los tres”. Y allí
tomó la palabra Omar Barboza y señaló: “Bueno, siempre es importante
colaborar porque cuando lleguemos al poder, usted sabe que nosotros
siempre pagamos muy bien”. Y otra vez mi viejo soltó la risa, estaba
feliz mi viejo ese día, Roberto, y le dijo: “Mira Omar, yo creo que tú
tienes más dinero que yo, tú tienes años gobernando el Zulia y tú eres
el que menos necesita ese dinero para viajar, pero no importa, yo pago,
porque yo también quiero salir del dictador, pero les digo una vaina,
haciendo turismo político no vamos a salir de este hombre”.
Cinthya
Machado Zuloaga se detuvo justo en el momento en que el mesonero
llegaba a la mesa con la botellita de agua Evian y el café negro. Vio a
Cinthya y suspiró. “Usted, señorita, justifica mi vida, yo quiero
decirle que valió la pena vivir porque conocí a la mujer más bella del
mundo”. Cinthya acepta muerta de la risa el piropo y se toma un poco de
agua, y mira hacia el cielo del Centro Comercial San Ignacio como
buscando un milagro.
Y sigue así: “Y llegaron las fotos de España, amigo, apenas cuatro senadores de 30 que conforman la Comisión Iberoamericana,
los recibieron. Aquello daba pena ajena. Mi padre vio la nota y se le
salió una lágrima. Faltaron 26 senadores, casi la misma ventaja que le
lleva el dictador en las encuestas a nuestro Enriquito”. “Y se fue al
cuarto a llorar”.
Periodista/ Prof. UCV
robertomalaver@gmail.com