El emperador norteamericano, George W. Bush. hizo pública una maniobra ingerencista contra Venezuela y el gobierno constitucional de Hugo Chávez Frías, recibió en la Casa Blanca a una representante de la oligarquía y miembro de la CIA, Mary Corina Machado, jefa en Venezuela del grupo político Sumate, que se asume como organización civil.
Sin dudas que una primera intención del presidente norteamericano parecería ser el levantarle el brazo a la damisela, solicitada judicialmente por la Fiscalía de la República, para su prematuro lanzamiento a la contienda electoral de diciembre del 2006. En ese encuentro se percibe claramente, además, la identidad de clase del oligarca presidente con la oligarca golpista, más no sólo eso, naturalmente, porque en todos estos años eso es lo que han hecho los dos últimos gobiernos norteamericanos, tratar de ayudar y financiar a la oligarquía venezolana en su bancarrota política y en sus reiteradas revanchas golpistas.
Pero Mary Corina Machado es un peón en el ajedrez político del imperio yanqui que cuenta con una organización, Sumate, seudo Ong al servicio de la agencia central de inteligencia norteamericana –que la financia en sus aventuras golpistas– y que adquiere, con ese recibimiento de altísimo jerarca político dado a la Machado –que políticamente no es nadie, ni tiene trayectoria ni peso alguno– una dimensión de relevancia inusitada en el marco de la estrategia yanqui a implementar desde la OEA, en donde el gobierno de Bush intentará legitimar, con la mayoría de los países miembros, arrinconar a “aquellos gobiernos elegidos democráticamente, pero que no gobiernan de manera democrática”, es decir, una política que alude a Venezuela de manera directa, y en donde las ONGs, sobre todos las “venezolanas” –y a Sumate le asignaron un papel estelar en el monitoreo y participación de esta ingerencia con evidentísimos visos golpistas– pero a escala continental.
Lo nuevo en esa estrategia de los gobernantes norteamericanos, es elevar el status de las ONGs y una fulana sociedad civil de la clase media al servicio de las oligarquías a nivel continental, particularmente las venezolanas, y para ello cuentan con las oligarquías de muchos países latinoamericanos –México, Colombia, El Salvador, etc. – que legitimarán en la OEA esa presencia, para lanzarlas contra gobiernos como el venezolano, el ecuatoriano... en un monitoreo –léase ingerencia– que hará la CIA y las embajadas yanquis en nuestros países, lo que puede preceder a invasiones rápidas.
Mary Corina Fernández no es nadie en Venezuela, una vulgar golpista que firmó el decreto de Carmona que disolvía los poderes públicos venezolanos y anulaba la Constitución. Ese es su mayor logro político, su más acabada obra para presentárselo a su jefe, Bush, porque de hecho ella renunció a su nacionalidad venezolana para asimilarse no a la norteamericana, sino a la mercenaria, a la de aquellas y aquellos que se venden por dólares y venden y destruyen la tierra que los vio nacer.
Como Carmona, como los militares gorilas de la plaza Altamira, como Fernández, Ortega y otros tantos, que dejaron de ser, que nadie se acuerda de ellos, que se quemaron por sus errores, torpezas y traiciones a la patria, lo mismo le va a pasar a esta damisela que se está metiendo a la candela sin darse cuenta que tiene un rabo de paja muy grande y pronto veremos el humero de la política incinerándola. (5-06-05)