En las Empolvadas Escrituras, por allá en los tiempos de la iglesia primitiva, en una carta que Pablo le respondía a los habitantes de Roma, quienes habían solicitado una asesoría para mejorar sus caminos e ir cuadrando su cupo en la vida eterna; éste los animaba en su epístola a “vencer con el bien el mal”. (Romanos 12:21). Este mandato ha venido estado incrustado en misma esencia de todos los valores que al rodar de la historia han venido evolucionando en los individuos, en las familias y en las sociedades sencillas y complejas.
En los ámbitos políticos y en la multiplicidad de relaciones sociales, las desviaciones y depravaciones han llevado a que unos pocos siempre estén acumulando las riquezas a expensas de los sacrificios y trabajo de las grandes mayorías. Es por eso que vemos con mucha preocupación cómo los centros de grandes poderes, junto al imperialismo norteamericano, han venido patrocinando una serie de violencias y guerras, vendiendo con misiles y bombas, ocupaciones e invasiones unas falsas democracia que, en su totalidad, relegan a las mayorías de conglomerado a una pobreza extrema y todas las secuelas que ellas arrastran para el individuo.
Es por ello que en este proceso de “transustanciación” que arrancó con la revolución Bolivariana y con la llegada de nuestro comandante y presidente Hugo Chávez, que empezamos a construir una sociedad de mayor justicia social, mediante la hegemonía del poder popular y de la corresponsabilidad de participación y protagonismo, en los roles de control y gestión social que permita cada vez más la inclusión de todos en la edificación de la Patria.
Es brindar un abanico de oportunidades y accesibilidad a los más desposeídos para lograr la igualdad libertaria de los pueblos, gestada hace siglo por nuestros Libertadores. Hacia allá ha apuntado, apunta y apuntará los principios básicos de este proyecto revolucionario que se avecina el próximo 07 de octubre a un nuevo paso por estos caminos de la patria bonita, con el contundente triunfo del comandante Hugo Chávez para otro período presidencial.
Es justamente con Chávez que garantizamos continuidad del proceso y del mandato cada vez más vigente que hicieron los primeros cristianos, en “vencer con el bien el mal”, erradicando todos esos contravalores de egoísmo, mezquindades y maldad que algunas potencias extranjeras han aplicado a la gran mayoría de países del mundo.
Un ejemplo claro ha sido el Africa, un continente rico en todo y que fue saqueado durante siglos, llevando a su población a una dolorosa miseria, plagada de hambre, dolor y muertes.
Nosotros mismos, basta leer “Las venas abiertas de América Latina”, de Eduardo Galeano, para pasearse por una cantidad ilimitada de aberraciones espirituales, genocidios, barbaries, masacres y robos hechos en nombre de la libertad y la democracia por las principales potencias del mundo.
Ahora que el anacrónico y aberrante discurso opositor de Capriles Radonski habla de las limitaciones físicas de nuestro Candidato de la Patria Chávez, quien por cierto está en muy buenas formas físicas, aseguramos que a nuestro proyecto y propuestas nos sobran para regalar argumentos espirituales y humanos para seguir haciendo una sociedad más digna y buena. Todo lo contrario de Capriles Radonski, candidato del imperio y de los sectores que siempre doblegaron y excluyeron al pueblo venezolano al punto de llevarlo a comer perrarina, en algunos sectores de Caracas. Como no tienen proyecto ni ideas ni pueden hilvanar un discurso, damos por asegurado que la agenda opositora es oscura y plenas de maldad, dando una muestra de sus limitaciones espirituales, producto de esa escasa o nada gracia de benignidad, bondad, paz y amor, que a fin de cuenta son frutos del Espíritu Santo, que mora en el corazón de las mayorías de quienes habitamos en esta tierra bendita por Dios.
Diputado AN
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