Llamé a una amiga de derecha para conocer su opinión sobre el documento forjado y guindado en Twitter por su candidato; la respuesta no pudo ser más sorprendente: “no me hables de ese inútil e incapaz –se refería a Capriles– por culpa de ese #$%& tengo una rabia que me consume… pero sigo estando contra Chávez”.
Por unos segundos quedé totalmente desconcertado, y logré decirle: pero amiga, no te parece que… –no me dejó continuar– “Alfredo, ¿tú crees que nosotros no sabemos que ese #&%* no sirve?, yo vivo en Baruta, ¡no te pongas bruto!, nosotros estamos contra Chávez, contra el socialismo”.
La derecha, los laboratorios de psicología y propaganda, del imperialismo y los medios lacayos han logrado “sembrar” y mantener en un sector de la población: lo irracional, el odio, la envidia, el egoísmo y el deseo de venganza.
Estamos en la campaña y elección presidencial más extrañas del mundo, en el que la derecha hace unas elecciones primarias y escoge a un gobernador con la peor gestión; cuya incapacidad intelectual y política lo hace ver liliputiense frente a la gigantesca gestión, producción intelectual y el liderazgo de Hugo Chávez.
Extraña porque al contrastar la incapacidad de Capriles con las destrezas, sagacidad y decoro de Chávez, lejos de neutralizar, disuadir el voto duro antichavista, estos lo han racionalizado como “ventajismo mediático”.
Extraña porque redujo la contienda a un candidato: Hugo Chávez, con una mayoría a su favor y una minoría en contra.
La derecha está realizando la campaña más sucia en la historia de Venezuela, su objetivo es intoxicar y contagiar al electorado de su “contra Chávez”.
Estamos obligados a ser más creativos al visibilizar nuestro socialismo. Hugo Chávez no es sólo corazón, Chávez es misiones, obras, ideas, acciones.
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