Este 5 de Agosto de 2012 se cumplen 183 años de aquella carta que El Libertador escribió en Guayaquil a su amigo, el Coronel Patricio Campbell, donde afirmó con profunda visión estratégica: “los Estados Unidos que parecen destinados por la providencia a plagar la América de miserias en nombre de la libertad”.
Impresionante cualidad visionaria de Bolívar, adquirida en esa vivencia intensa de sus circunstancias políticas, en el estudio del pensamiento científico de su época y en la apasionada entrega a la causa de la emancipación de nuestros pueblos.
Bolívar fue antes que nada un combatiente antiimperialista. Comandó la lucha continental contra el imperio español, al que derrotó, y logró advertir los rasgos imperialistas que apenas se asomaban desde las fauces de un nuevo poder opresor.
Tras la muerte de Bolívar, el siglo XIX vio los despojos que Estados Unidos causó a la nación mexicana, a la centroamericana y a la región caribeña. Sucesivas intervenciones, complots políticos y guerras amañadas, les sirvieron para adueñarse de ingentes recursos e imponer su modelo de dominación neocolonial a esa geografía.
El siglo XX ha sido testigo del desarrollo acelerado y consolidación de ese poderío imperialista. A donde llegan las facturas de las empresas gringas, allí mismo llegan las botas del aparato militar más descomunal e irracional de la historia humana.
Con la fuerza que acumuló plagando a Nuestra América de miseria en nombre de la libertad, Estados Unidos llegó a ostentar esa hegemonía imperialista mundial que hoy presenta signos de agotamiento físico y ansiedad megalómana agravada.
Pero estemos claros que el imperialismo no se suicida ni se resigna a perder poder. Sólo la lucha consciente de los pueblos hará caer algún día esa fuente de dolor y destrucción.
Porque es una verdad incontrastable, que hoy más que nunca la vía para construir un mundo mejor es la lucha antiimperialista.
El imperialismo es la aberración de la contemporaneidad, la maldición de nuestro tiempo, la plaga que azota al mundo con guerras absurdas, hegemonía del capital voraz, pobreza estructural y amenaza del fin de la existencia humana.
Por eso los continuadores de la gesta independentista, a la luz de la Doctrina Bolivariana y el pensamiento científico revolucionario, tenemos como prioridad la lucha antiimperialista, que no es solo por la liberación de nuestro país, sino que lo es por la liberación de nuestros pueblos hermanos y por la construcción del socialismo como sueño emancipador de la humanidad.
Una vez más invocamos el llamado unitario de El Libertador para asegurarnos los avances necesarios en el camino estratégico. Repetimos lo que hemos afirmado en diversas coyunturas, y que es línea política permanente, la unidad es la madre de todas las victorias, el sectarismo es padre de todas las derrotas.
Exigimos la liberación inmediata de los Cinco Héroes cubanos secuestrados por el Estado terrorista yanqui y el cese del bloqueo y otras acciones hostiles hacia Cuba.
Condenamos enérgicamente la invasión mercenaria a Siria; y la amenaza sionista de emprender una guerra nuclear a nivel mundial con sus falacias antiiraníes. Nos solidarizamos con el valiente pueblo de Irán, y con la causa árabe en Siria y Palestina.
Denunciamos la odiosa presencia de las bases militares imperialistas en territorio de Nuestra América y El Caribe, y la realización de maniobras bélicas, que son una ofensa a nuestra soberanía e infestan de inestabilidad nuestros esfuerzos democráticos por construir una zona de paz perpetua en el continente.
Celebramos los triunfos diplomáticos del liderazgo del Comandante Hugo Chávez, concretados una vez más con nuestro ingreso a MERCOSUR.
Los esfuerzos del Gobierno Bolivariano de Venezuela inspiran a los pueblos a seguir soñando con un mundo justo, multipolar y pluricéntrico, que sea garantía de paz perdurable y equilibrio universal. Es Objetivo Histórico de nuestra Nación Bolivariana.
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