Recientemente escribí (SUMMA, p 25, junio 2005) que “la educación superior, por su complejidad y su finalidad, no está al alcance de todo el mundo”. Dije que algunos se molestan ante esa afirmación, pues piensan que obedece a posiciones “clasistas” e, inmediatamente, declaran enemigo del pueblo a su autor. Julio Mosquera me critica, a través de “Aporrea”, donde también se publicó el artículo. No me llama contrarrevolucionario, pero sí “segregacionista” de la educación e irresponsable, por escudarme en otros, para ocultar mi creencia. Claramente di mi opinión y se me acusa de esconderla… El eterno cuento de quienes quieren despachar la discusión con unos pocos adjetivos, porque no tienen nada substantivo que decir.
Como todo científico, apoyo mi criterio y mis descubrimientos en el trabajo de otros, que hayan llegado a las mismas conclusiones por la misma o por otras vías. Por eso señalé dos casos que me parecen importantes. Uno, el artículo 103 de la Constitución, que señala la existencia de limitaciones en el ingreso a la educación, como bien lo termina reconociendo y dándome la razón el señor Mosquera. No es una excusa, está allí, en nuestra Constitución aprobada en referéndum. El otro ejemplo que puse para apoyarme tampoco es una excusa. La universidad cubana es elitesca académicamente; no excluye socialmente, ni racialmente, ni por el género, ni por el peso, la talla, la religión; ni por el colegio de proveniencia la región del país de procedencia. Compiten de acuerdo a sus aptitudes, motivaciones y capacidades, e ingresan los intelectualmente mejores. Así debe ser.
Los sistemas universitarios que aceptan a todos los bachilleres, a los cuales se refiere Mosquera, no gradúan a todos los que aceptan, ni siquiera a la mitad de ellos. Un altísimo porcentaje fracasa y no necesariamente por causas sociales, si todos tuvieron acceso a las mismas condiciones. Si las condiciones no fueron las mismas, es decir unos comían bien y otros no, unos tenían libros y otros no, unos trabajaban y otros no, por supuesto que estaríamos en presencia de nuevo de una exclusión social. Se supone que ése no es el caso de Cuba, por ejemplo y no como excusa.
Está demostrado que para la enseñanza universitaria se requiere tener una capacidad matemática que no todos tienen. Los seres humanos somos desiguales biológicamente hablando; lo que no debemos es ser desiguales socialmente. No existe ningún país en el mundo donde todos ingresen y todos se gradúen. Mosquera lo resuelve diciendo que hay que inventarlo…
Con respecto a los excluidos, realicé una investigación en el caso de los 450 mil inscritos en la Misión Sucre y, en ese caso, puedo decir con datos que los excluidos eran sólo unos 137 mil. ¿Son excluidos quienes ya tenían una carrera universitaria o quienes tenían dos? ¿Son excluidos quienes se estaban graduando en ese momento de bachilleres o quienes se habían graduado el año anterior? No, no lo son. Ésos eran la mayoría de los censados: falsos excluidos, aunque el señor Mosquera se moleste y ponga en mi boca cosas que yo no he dicho. ¿Son excluidos quienes tenían beca sin necesitarla? No, son unos sinvergüenzas.